Nos alzaron la canasta… básica
A ti, que te fuiste para jamás volver
A punto de retornar ya casi a la totalidad de la “normalidad” postpandemia, volvemos a las calles, a los mercados, a las plazas y a los centros comerciales con un incremento de precios en la canasta básica. Literalmente nos han alzado la canasta.
Era de esperarse si, un ajuste en todos los precios de los principales productos y servicios de primera necesidad, -a saber, la canasta básica de alimentos está integrada entre 23 y 40 productos de primera necesidad- por causa del cierre parcial de los negocios y la consecuente pérdida en ventas de muchas empresas.
Si nos damos una vuelta por el mercado o supermercado, vemos que algunos de los productos no sólo de la canasta básica han tenido un incremento de entre el veinte y treinta por ciento, sino también en los productos en general; si bien ha habido un incremento salarial, hubo igualmente la pérdida de miles de empleos. Lo que ha dificultado, por un lado, la posibilidad de adquirir la misma cantidad de productos básicos o bienes y servicios y, por otro lado, las empresas productoras y expendedoras requieren volver a equilibrar la producción y ganancias, es decir, la recuperación económica de esta pandemia bianual.
El día de hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un llamado a los campesinos de México, para que sigan sembrando maíz y frijol, es decir, los productos que forman la dieta básica de los mexicanos. Este importante llamado iría de la mano de precios justos o de garantía para el productor y en consecuencia asequibles al consumidor final.
En realidad, tendríamos que “volver al futuro”, en las prácticas del pasado con las que teníamos en el medio rural autosuficiencia alimentaria doméstica e incluso la venta de excedentes. En los ejidos en donde exista producción tendríamos que atraerlos a las ciudades, en determinados puntos de venta de cantidad de espacios públicos y privados que se encuentren abandonados y facilitarles la comercialización directa de los productos a los consumidores; tendríamos que comprar nuestros productos en los expendios que nos queden más cercanos a la redonda, con lo que se consolida y fortalece la economía local.
Existe un desajuste de los productos de la canasta básica a nivel mundial, actualmente es más barato el litro de leche en España, cuyo salario mínimo general oscila en los quince mil pesos moneda nacional al cambio, aproximadamente (v. gr. $16.57 estimado el precio de litro en España).
En otro orden de ideas, también el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló, palabras más palabras menos, que debería haber un límite a las ganancias de las empresas y, en el caso de los grandes almacenes, yo creo que también tendrían que aprovecharse los productos perecederos a punto de caducarse o perderse, ya sea donándolos o venderlos a bajo costo.
Si se logra el acuerdo de ofertar “la canasta del bienestar” contribuiría no sólo a fortalecer la economía doméstica sino la dieta alimenticia, origen de muchos problemas de salud, cuando privilegiamos el precio sobre el producto y la calidad. Comer productos de mala calidad o dañinos para la salud porque es para los que nos alcanza, nos pone en situación de precariedad alimentaria. Que no satisface la seguridad alimentaria, en su triple dimensión: sanos, suficientes y asequibles.
No conviene desde ningún punto de vista, alzarle la canasta básica a un pueblo, pues es la accesibilidad a los productos y servicios básicos lo que garantiza la paz y salud de una sociedad.
No debe lucrarse con los bienes y servicios asociados e indisolubles a los Derechos Humanos.
* El autor es Licenciado en Derecho, Maestro en Desarrollo Rural y en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad. Diplomado en la Unión Europea.
@gogaes