Morir en la emergencia nacional
Ante la ola de asesinatos de periodistas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se desmarca al asegurar que no son crímenes de Estado; "nunca jamás nosotros vamos a mandar a matar a nadie, ya no es el tiempo del ‘mátalos en caliente’".
Nadie ha dicho que él o alguien de su gobierno esté dando la orden para matar periodistas, Pero lo que sí es un hecho es que el 92 por ciento de los asesinatos perpetrados en contra del gremio periodístico mexicano, provienen de servidores públicos, particularmente a nivel municipal. Por eso Obrador no se puede sostener lo declarado por Obrador, al señalar a las bandas delincuenciales como nuestras principales victimarias.
Ese es un dato duro, el mismo que tiene en sus estadísticas Enrique Irazoque, responsable del Mecanismo Federal para la protección de Periodistas, y el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, pero que Obrador no quiere admitir porque sería el reconocimiento de un Estado fallido en cuanto al tema que nos ocupa.
Cierto es que se desató la violencia en el calderonato, pero eso no le justifica para manifestar que "nadie se rasgue las vestiduras", como si se tratara de acciones pertenecientes al pasado, cuando desde sus mañaneras atiza al fuego en contra del periodismo mexicano, como si se tratara de un banderazo de salida para servidores públicos, que son la bazofia de esta nación, estén matando sin ton ni son a cuanto periodista les incomode en sus corruptelas.
Por esa razón ejecutaron de ocho balazos a Armando Linares. Por eso hay indignación del gremio periodístico de Michoacán que ha exigido a la clase política de nuestro país que "se ahorren sus condolencias".
Y cuando el periodista de a pie se ha atrevido a congregarse para hacer un frente común, como lo hicimos más de 100 periodistas el pasado 5 de marzo, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, unos realizaron trayectos largos, como los camaradas de Tijuana, de Coahuila, Nuevo León, Puebla, Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz, Oaxaca…
Pronto brotaron voces para desvirtuar ese encuentro nacional de periodistas, asegurando que el mismo presidente de México dio la orden de orquestarlo, o que se trataba de un acto de sedición, un acto golpista en contra de la Cuarta Transformación, patrocinado por embajadas de otras naciones en nuestro país.
Ni una costa ni la otra. Es la necesidad de unir fuerzas en el periodismo mexicano, como nunca antes había sucedido. La situación lo amerita, estamos en una emergencia nacional y es imperioso revertir esta pesadilla.
Por eso en el Teatro ‘Zebadúa’, ubicado en el corazón de San Cristóbal de las Casas, nos encontramos periodistas de toda la patria. Y este 25 de marzo nos habremos de encontrar más y más periodistas en la Ciudad de México.
Nuestros asesinos ya toparon con pared. Se quiera o no, son servidores públicos, y les van a faltar balas, porque el gremio periodístico se ha levantado, está de pie, y vienen nuevas generaciones empujando fuerte.