Miscelánea, salud y política/Judith Álamo López
Miscelánea, salud y política
El líder carismático
Judith Álamo López
Si deseas tener éxito en el mundo, promételo todo,
no entregues nada. Simón Bolívar
El líder carismático sólo anhelaba luchar para liberar a todos los hombres subyugados. Sus estrategias para el combate lo distrajeron de hacer un equipo de hombres y mujeres con talentos para gobernar y hacer realidad sus sueños.
Encabezó un movimiento centrado en sus virtudes de luchador incansable y en sus ideales libertarios, tenía la confianza plena de quienes lo siguieron en todas sus batallas por el extenso y escarpado territorio de la gran nación que anheló reconstruir.
Como jefe de un ejército de voluntarios tuvo la palabra y el gesto oportunos para reconfortarlos cada vez que, desfallecientes, necesitaban de incentivos para continuar la lucha. Juntos, él y su pueblo, alcanzaron la gloria de la victoria.
La lucha fue incesante. La incapacidad administrativa del nuevo gobierno provocó más pobreza y hambre, crecieron las ambiciones de poder de sus subordinados quienes empezaron a propagar que era un líder autoritario e incompetente.
La gran nación quebró, no pudo el presidente hacer consensos con los empresarios ni con los banqueros, ni alianzas con algún grupo productivo.
Sus victorias épicas comenzaron a ser lejanas y hasta sus más allegados, quienes lucharon hombro a hombro con él, al sufrir desempleo y escasez comenzaron a dudar de su ideal de libertad. El pueblo, antes incondicional, empezó a desconfiar de un presidente débil.
Aunque él creía mantener intactos sus ideales, sus adversarios propagaron la idea de que el prócer revolucionario y patriota se había convertido en un dictador soberbio, autoritario, de naturaleza narcisista.
Hasta aquí lo escrito podría hacer referencia a varios líderes populistas del Siglo XX y XXI en países de América Latina, quienes se autoproclamaron revolucionarios y sublevaron al pueblo de regímenes autoritarios, pero ya en el poder pasaron de líderes carismáticos a dictadores.
Entre estos personajes émulos de Simón Bolívar están Fidel Castro, en Cuba; Daniel Ortega, en Nicaragua; Luiz Ignacio Lula da Silva, en Brasil y Hugo Chávez, en Venezuela. Todos, en su momento, coincidían en ensalzar al Libertador de América.
Incluso, algunas características describen al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se autonombró líder moral de un Movimiento (de Regeneración Nacional), como llamó a su partido político.
Y como si la historia pusiera escribirse al gusto de las ambiciones personales, López Obrador autoproclamó su gobierno como la Cuarta Transformación, aludiendo a que su mandato pasaría a la historia con la dimensión de las grandes transformaciones nacionales: la lndependencia, la Reforma y la Revolución.
El líder carismático que fue durante su larga campaña -de 18 años- se transformó en el poder en un líder autocrático, creyente de que sólo su visión de futuro es válida no ha buscado consensos para sus pretendidas transformaciones -regresiones-, ni ha tenido corazón para elegir dónde aplica los recortes presupuestales por austeridad.
Para sus proyectos no hay límites presupuestales, la Constitución es un dique; las instituciones autónomas encargadas de garantizar a la sociedad el buen ejercicio gubernamental, son para él un gasto innecesario; y ni hablar de las cualidades del inexistente equipo para gobernar ni asesores calificados ni intelectuales.
Hasta ahora, sólo preocupación, inseguridad y mucho dolor han producido en la mayoría de los mexicanos las erróneas acciones de gobierno, durante el primer año ya estábamos en recesión y se había cancelado la aspiración de contar con un aeropuerto internacional del primer mundo.
En el segundo año, la pandemia por Covid y una mala estrategia para enfrentarla, más la desaparición del Seguro Popular, la escasez de medicamentos y la inseguridad enfrentada con "abrazos más que balazos", convirtió a los mexicanos en uno de los principales países del mundo por número de muertes y parte del territorio nacional en cementerio.
Ni siquiera sus promesas de mejorar pensiones a adultos mayores y seguir dando becas a los jóvenes -Sembrando Vida- alcanzarán a paliar el retroceso institucional en que el país ha entrado, y a ello ha influido que la mayoría legislativa en el Congreso la tenga el partido Morena. Es momento de aprovechar la oportunidad de replantear nuestro futuro como nación.
Sobre la serie disponible en Netflix de un héroe genuino, abundo, se trata de la biografía histórica de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios, conocido como Simón Bolívar, el libertador de América.
Vino al caso porque para salir del tema electoral se me ocurrió ver la exitosa serie histórica colombiana titulada Bolívar, escrita por Juana Uribe y producida por Asier Aguilar para Caracol Televisión de Colombia.
Se estrenó en septiembre de 2019, protagonizada por Luis Gerónimo Abreu y José Ramón Barreto quienes personifican al héroe maduro y juvenil. La investigación de la biografía la hicieron los historiadores Camilo Uribe e Isabel Arroyo.
La serie aborda el lado humano del prócer venezolano precursor de la independencia de los países de América y, sin duda, nos hace reflexionar sobre el contexto histórico en que surgió este hombre inspirador y luminoso.
Nació en Caracas, Venezuela, el 24 de julio de 1783, de cuna criolla. Quedó en la orfandad, pero su alma de niño mantuvo intacta la fortaleza de su madre, quien enferma de muerte buscó proteger a sus hijas casándolas, y al hijo le heredó, para cuando se casara, una basta riqueza.
Y como infancia es destino, Simón Bolívar, único varón de su familia, mantuvo lazos afectivos con su nodriza y el hijo que ella tuvo para poder amamantarlo, y a quienes llamaba desde niño hermano y madre, pese a ser sus esclavos de raza negra.
Se muestra a un hombre de espíritu libre, sensible, quien por azares de la vida recibió tempranas enseñanzas de un conspirador independentista, su profesor en la niñez lo motivó a despertar su propia conciencia y a leer a los grandes novelistas y pensadores sociopolíticos europeos.
Viajó a Europa a los 17 años, donde estudió inglés y francés, historia, política, geografía, estrategia militar y literatura. Conoció a la reina de España, en Madrid y al general Napoleón Bonaparte, en París, a quien admiró en la cúspide de su poderío, pero criticó sus excesos al asistir a su coronación como emperador.
Esa fue la formación de Simón Bolívar que alentó su sueño de lograr una América libre del yugo que imponía la corona española. Libró batallas legendarias por montañas y llanos para liberar a Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela.
Una historia emocionante y amorosa de un hombre universal, visionario, carismático, con claroscuros por sus propias necesidades de reconocimiento y trascendencia. Las mujeres patriotas, leales a su causa, son reivindicadas con Manuelita Sáenz, su precoz y liberal pareja.
Bolívar es el héroe épico más inspirador de América Latina, vivió hace más de 200 años, dedicó su vida y su riqueza a luchar por la libertad; fue un hombre universal, auténtico, que logró entender la importancia de la cooperación internacional, de la honestidad y la congruencia.
Decepcionado, sin el apoyo popular se negó a continuar en la presidencia de la República de Colombia, traicionado y enfermo dictó una carta al Congreso para darle a conocer su renuncia con carácter de irrevocable a la presidencia de la República.
Incomprendido, murió en 1930, en Santa Martha, Colombia, a los 47 años de edad, solo, pobre, postrado y triste, esperando su pensión de retiro.
Gran diferencia con quienes a estas alturas del Siglo XXI, en un mundo globalizado son aldeanos, usan dispendiosamente recursos públicos para satisfacer ambiciones personales de trascendencia; desconocen la historia, no leyeron ni a los clásicos, no entienden la necesidad de lograr consensos con quienes piensan diferente, ni hacen relaciones internacionales ni aceptan que hacer demagogia es deshonesto.