Michoacán, los datos del Censo 2020/Elizabeth Juárez Cordero
Michoacán los datos del Censo 2020
El lunes 25 de enero fueron dados a conocer los primeros resultados del evento estadístico y sociodemográfico más importante del país, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI cada 10 años; el Censo de Población y Vivienda 2020, levantado en un año particularmente complejo, que ante la emergencia sanitaria del COVID 19 implicó un esfuerzo aún mayor para concluir su levantamiento entre el 2 y 27 de marzo pasado.
Los datos presentados no sólo son una fotografía numérica de la estructura poblacional en México y las características de las viviendas, sino también son un reflejo de los cambios económicos, sociales y culturales de la población; relacionados con los flujos migratorios, la participación económica, la afinidad religiosa, así como el uso de las tecnologías de información y comunicación, el acceso a la educación, sólo por mencionar algunos temas.
Del mismo modo que a nivel nacional, Michoacán presentó una disminución en su tasa de crecimiento poblacional de .9%, por debajo de la tasa nacional de 1.2%, éste dato se encuentra fuertemente asociado con la migración internacional que hoy nos ubica sólo después de Guanajuato, como la segunda entidad expulsora de migrantes, principalmente hacia Estado Unidos.
Por lo que toca a la edad por grupo poblacional, este Censo da cuenta del proceso de envejecimiento poblacional, por el incremento cada vez con mayor celeridad en la proporción de adultos mayores respecto de la población infantil y joven. Este fenómeno es claramente observable en la edad mediana del michoacano, de 21 años en el año 2000, 25 años en 2010 y 28 años al 2020.
Otro de los fenómenos asociados con el envejecimiento tiene que ver con la disminución en la tasa de fecundidad, que ha pasado de 3 hijas e hijos promedio nacidos vivos en el año 2000 a 2.6 en 2010 y 2.4 en 2020. En este sentido, del total de viviendas registradas en la entidad; 1 millón 284 mil 644, se observa una disminución en el número promedio de ocupantes, que pasó de 4 en 2010 a 3.7 ocupantes por vivienda en 2020.
Esta información evidencia también un cambio en los roles familiares y económicos, de hombres y mujeres principalmente jóvenes, quienes con mayor frecuencia deciden postergar la maternidad, la paternidad, tener menos hijos o bien no tenerlos. El ingreso económico básico al interior de las familias, como una mayor prioridad de los proyectos de vida escolares y profesionales, son otro elemento que impacta en la reducción de la fecundidad como en el avance del envejecimiento.
Proceso, que debe leerse como un último llamado de aprovechamiento del bono demográfico, tal como lo ha señalado el Fondo de Población de las Naciones Unidas, por el número histórico irrepetible, que representa la población joven en Michoacán, tanto por su participación económica como por su contribución social. Pues de no invertir ahora en nuestras juventudes, en la revaloración de sus capacidades y potencialidades, más allá de las cuestiones meramente económicas, muy probablemente estemos condenando la vida los adultos mayores del mañana, cuando el índice de envejecimiento de 46 adultos mayores por cada 100 jóvenes menores de 15 años se equipare o incluso sea mayor, de acuerdo con las proyecciones poblacionales del CONAPO para el año 2050.
En este mismo sentido, destaca un incremento de la participación económica, pues al estrecharse la base de la pirámide poblacional, aumenta el número de personas que se integran al mercado laboral. La tasa de participación económica de la población de 12 años y más en el año 2000 era 44.5, en 50 .8 en 2010 y finalmente en 2020 de 62.1%. Destacando en los últimos 10 años un crecimiento en la participación de las mujeres en la entidad de 18.2 puntos porcentuales, al pasar de 29.2 en 2010 a 47.4%.
Entre los datos de carácter socioeconómico, la población afiliada a una institución de salud prácticamente se mantuvo igual que en 2010 con 62.2%, esto es 2 millones 954 mil 556 personas. Por lo que respecta a la educación, se observa una disminución en la tasa de analfabetismo de 10.2 a 7%, de 2010 a 2020, es decir de 305, 178 a 242, 339 analfabetas. En el grado promedio de escolaridad, se avanzó de 7.4 en 2010 a 8.6 en 2020.
En esta misma lógica, encontramos información relacionada con las características de la vivienda en la entidad, mismas que en los últimos 10 años presentaron avances significativos, por ejemplo la proporción de viviendas con piso de tierra pasaron de 10.3 a 5.2%, sobre los hogares sin disponibilidad de agua entubada de 11.8% a 2.7 % y sobre las viviendas sin drenaje, estas se redujeron de 10.8 a 4.2%.
A propósito de la desconexión física por la que atraviesa buena parte el país, el uso de las tecnologías de la información más que nunca han adquirido un papel protagónico. Por lo que, aun cuando subsiste la brecha digital, destaca el incremento de población en la entidad con acceso a internet de 13.2 a 43.8 %, del mismo modo que aumentó el uso de tecnología celular de 59.3% a 87.6% de 2010 a 2020.
Finalmente un dato relacionado con el cambio cultural de la población en la entidad, tiene que ver con su afinidad religiosa, pues así como está ocurriendo en otras partes de la región latinoamericana, hay una visible diminución de adeptos católicos en oposición al aumento de quienes profesan la religión cristiana evangélica o protestante. De modo que en 2010 91.6% de los michoacanos se identificaban como católicos, en tanto para 2020 ésta se redujo a 88.9%, mientras que la población protestante o cristiana pasó de 3.1 a 5.2% respectivamente.
Concluyo, por lo que toca a los datos de carácter socioeconómico, si bien no son para echar campanas al vuelo, en tanto persisten claros desequilibrios sociales, en particular del 46% de la población, que de acuerdo con la última medición del CONEVAL en la entidad vive en una condición de pobreza. Este Censo nos permite resaltar aquello en lo que se mejoró, y seguir trabajando desde el quehacer gubernamental a fin de generar mejores condiciones de vida para las y los michoacanos.
La información arrojada por el INEGI, los datos provenientes de alta rigurosidad técnica, son siempre necesarios, para saber cómo nos encontramos y hacía donde queremos ir, indispensables en el diseño, evaluación y ajustes de las políticas públicas.
En Michoacán a meses de concluir el sexenio, estos datos deben ser también un insumo para la evaluación sobre lo que se ha hecho bien y aquello en lo que aún implica un reto para la sociedad y los gobiernos. Avances como el aumento en el grado de escolaridad, la reducción del analfabetismo y la mejora en las características de las viviendas, el aumento de ingreso en los hogares y la disminución de la pobreza, si bien no son resultado de un solo esfuerzo, de un solo gobierno, es de destacar que estos han tenido lugar en los últimos 10 años, de los cuales poco más de 5 años correspondieron a la actual administración estatal. Sin olvidar el peligro inminente que puede significar la pandemia para las y los michoacanos presente y futuros.