Matar y morir
La vida no vale nada, dice la popular canción. Eso cantamos todavía y ni siquiera pensamos en que los mantras de José Alfredo podrían hacerse realidad de la manera más cruel que pudiéramos imaginar. Y es que en México arrebatar una vida resulta fácil y barato, si no es que hasta gratuito y sin consecuencia alguna. Hay muchos estudios al respecto que confirman que nuestro país tiene niveles de violencia que lo hacen uno de los más peligrosos del mundo. De todas las naciones, México se encuentra entre los peores en cuanto a homicidios intencionados. En un lapso relativamente corto, digamos cinco años, han muerto asesinadas más personas en cada país en conflicto en la Guerra Rusia-Ucrania. Según cifras oficiales, México registra de finales de 2018 a la fecha cerca de 170 mil asesinatos dolosos, además de alrededor de 50 mil personas desaparecidas que tristemente en su mayoría son víctimas mortales que podrían sumarse a la terrorífica cuenta.
Responsables de los homicidios son muchos, que en su mayoría lo logran con alto grado de impunidad. Responsable de esa impunidad, de la falta de justicia y de no lograr disminuir la violencia que se vive en el país solamente puede ser el Estado, trátese de quien se trate. Por eso resulta hasta ofensivo el discurso oficial de que vamos bien, de que han bajado los delitos, de que son mejores los abrazos que los balazos (a los criminales), de que nuestro país está en paz. Un cinismo institucional con una indolencia terrible a la que tristemente los ciudadanos nos hemos acostumbrado. Tenemos que hacer nuestra vida “normal” en la irracional normalidad en la que vivimos, como si nada pasara.
Recientemente apareció un trabajo de investigación y de recopilación de experiencias que resulta escalofriante. Se llama “Permiso para Matar” y lleva de subtítulo “Asesinatos y desapariciones por agentes federales y estatales”. Esta investigación recolecta testimonios de aquellos crímenes que al parecer fueron directamente cometidos por los cuerpos de seguridad encargados de perseguir el delito y procurar la justicia. Tan solo unos cuantos párrafos bastan para que uno reflexione sobre dónde estamos viviendo, quién nos defiende y qué futuro nos espera. Esta importante recopilación de datos y testimonios muestra lo vulnerables que somos y puede ser consultada en línea en la siguiente dirección: https://permisoparamatar.datacivica.org/
Por otra parte, para tener un parámetro de dónde nos ubicamos en cuanto a homicidios intencionados se refiere, el diario español Expansión comparte unas cifras que también resultan alarmantes y muy reveladoras. Con un comparativo de datos hasta 2021 reflejan que México es el país número 11 en el mundo donde más personas mueren de esta forma, sin contar los desaparecidos y con datos aun no actualizados. Pero lo grave es que los 10 anteriores son países con condiciones de infraestructura y desarrollo mucho menores a México, con poblaciones muy por debajo de la de nuestro país y en su mayoría por hechos específicos que en un momento determinado dispararon la cifra. Los datos pueden consultarse en: https://datosmacro.expansion.com/demografia/homicidios
Si esto no nos hace pensar que como país y sociedad vamos mal, entonces realmente estamos destinados a un abismo de caos en seguridad. Pero sobre todo, si no hacemos nada respecto a quien le corresponde contener y abatir esta grave amenaza contra nuestras familias y contra nuestro futuro, entonces estamos perdidos. No es un tema de pasiones políticas en la coyuntura electoral, más bien tiene que ver con la respuesta que como sociedad podemos dar a un problema que los gobiernos no han podido resolver y que hoy nos está matando.
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