Mandato de la masculinidad/Gerardo A. Herrera Pérez
Mandato de la masculinidad.
Gerardo A. Herrera Pérez
En el marco del proyecto de Rutas dialógicas, que se desarrolla en la Organismo Constitucional de Derechos Humanos de Michoacán, se llevó a cabo el Panel: “El Mandato de la masculinidad hegemónica: una mirada desde el pensamiento artesanal”; al cual fueron invitados diferentes servidores públicos que cubren distintas áreas operativas de la Secretaria de Educación del Estado, de la Dirección de Policía Auxiliar, así como de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.
Al ser formatos sobre tecnologías de la información, se cuenta con una diversidad de perfiles participantes y lugares, que pueden interactuar dialógicamente en un ejercicio de ecología de saberes. Así, estuvieron presentes personas de Apatzingán, Múgica, Pátzcuaro, Uruapan, Morelia, y otros lugares; así como perfiles diversos.
Con disertaciones desde diferentes posiciones artesanales o de la experiencias y el conocimiento tanto Stephen González, Armando Gerardo Ortiz, Sergio Calvillo y Gerardo Herrera, expresaron diferentes líneas de reflexión sobre la temática; Sistema de Género, construcción de mandato, praxis, mercado y construcción de masculinidades, masculinidad y sus estereotipos, positivación de los marcos normativos, y otros temas que permiten evidenciar los formatos de violencia en que vive el hombre y que son expresados por el machismo, la misoginia y la homofobia en sus diferentes expresiones.
Las disertaciones permitieron arribar a las siguientes conclusiones: Desde el marco Constitucional, se reconoce el mismo valor como personas tanto las mujeres y hombres, es decir, la existencia de una igualdad formal; no obstante se requiere igualar la voz, el poder, y el valor de las mujeres.
El mandato de Masculinidad se construye con marcos ideológicos, pero además con la racionalidad instrumental y sobre todo con el ejercicio permanente de legitimar a partir de demostrar ese mandato en el ejercicio de disciplinar, someter y controlar a las mujeres; no obstante, existe una diversidad de masculinidades, que van desde la subordinada, pasando por la hoy llamada masculinidad líquida, apegada al mercado y sus condiciones de interacción.
De esta manera la masculinidad líquida, se construye en el marco del hiperconsumo, en donde se forman los perfiles del hedonismo, narcisismo, individualismo y en la búsqueda del éxito y el lujo.
La masculinidad hegemónica es un concepto cultural, no es una cuestión biológica, de ahí a que nos permita ir observando que el mandato queda intacto, se puede mover el perfil de la masculinidad, como la líquida, en el fondo su mandato sigue, actúa, por eso continuamos observando altos niveles de violencia y los terribles feminicidios.
Desde el poder del Estado es importante fortalecer el diseño de política pública: se debe continuar trabajando en las percepciones de la perspectiva de género y la equidad entre hombres y mujeres, apoyado con un sistema de valores que confronte las ideologías machista, racistas homófobas, misóginas y clasistas.
La masculinidad necesita desmontar los mandatos de violencia, prejuicio y discriminación y sobre todo dejar de pedir tributo a las mujeres; con ello, se podría ir construyendo un modelo que permita un diálogo no en androcentrismo, si no en horizontalidad, donde los dialogantes sean complementarios, generen alteridad, con un amplio reconocimiento de la ecología de saberes.
Finalmente, existe el reconocimiento de avanzar en las esferas privadas de las mujeres, es decir, en trabajar dentro de actividades domésticas al unísono que la mujer para el fortalecimiento de un proyecto de familia sustentado en el equilibrio de las fuerzas, el trabajo, el respeto y la posibilidad de un dialogo horizontal.