Macho, hombre, padre, masculino/Gerardo A. Herrera Pérez
Macho, hombre, padre, masculino.
Gerardo A. Herrera Pérez
De igual manera como existe la ecuación mujer-madre/madre mujer (Fernández Ana María); es decir, culturalmente madre es más, mujer es menos. Sucederá lo mismo con los hombres, cuando acercamos a la formula hombre-padre/padre-hombre, una interrogante que visto desde la reflexión teórica de Giuditta lo Russo, hace apenas dos décadas, plantea la existencia de hombre, padre, masculinidad, pero faltaría un elemento, la cuestión “macho”, es decir un concepto biológico, la contraparte biológica de la hembra.
Macho lo denominados con las siglas XY, pero no todos los machos pueden ser hombres (recordemos que hay un continuum de cuerpos de macho), y es que para ser hombres se requieren de procesos culturales que lo legitimen, es decir, de demostrar ante otros hombres culturalmente que se es hombre. El campo masculino de un grupo, sociedad, o cultura está por lo general compuesto por los machos reconocidos como hombres “lo que los obliga a sus integrantes a respetar una serie de reglas, así como diversas renuncias, entre ellas, las emociones, los sentimientos, el llanto. El masculino debe demostrar a través del poder su violencia, es decir, ser héroe, ganar, lo hará en un proceso de vida, conforme avance su vida, se formará como un auténtico héroe, para que cuando este maduro tomará la patriarcalizacion, o bien la monstruosidad.
El camino correcto es la patriarcalizacion, es decir, la paternidad, pero precisemos, el padre no es lo mismo que el simple genitor. La paternidad implica la asunción y desde luego el derecho a la propiedad sobre las crías de una determinada hembra, o de varias, sobre todo en nuestro sistema mexicano, que en ocasiones simbólicamente se hace referencia a tener hijos de temporal o de riego. La paternidad atenderá las obligaciones y responsabilidades asumidas en determinado contexto cultural.
En sentido estricto, la plena patriarcalización solo ocurre en los sistemas así llamados de patriarcado, donde el padre, es decir, el varón que ha asumido legalmente la paternidad sobre determinadas crías goza de poder tanto sobre ellas como sobre la hembra que las ha gestado. En ocasiones ese poder puede determinar el derecho sobre la vida o la muerte (Eduardo Galeano, la mate porque era mía, nunca dirá que la mato porque le tenía miedo) incluso puede ir al poder político; adicionalmente, se genera un linaje patrilineal. La función paterna se acerca a la de simple genitor, si bien tiene relación con los hijos, no tiene un poder real sobre ellos, lo cual lo asemeja a una figura de padre despatriarcalizado contemporáneo, un gran número de mujeres reconoce que su hombre dejo de atender las necesidades de los hijos, de la familia.
En el campo de lo masculino implica, hacerlo como padre, la pregunta es qué pasa cuando no se llega hacer padre, se deja de ser masculino?; deviene lo que Gil Castro llama Monstruo, o sea, la figura del varón mal logrado, misma que se resuelve positiva o negativamente; positivamente si la sociedad lo acepta y lo justifica y legitima, negativamente, cuando renunciando a la paternidad, y con ella a la patriarcalización, el individuo en cuestión ha renunciado a la hombría (exceptuamos los casos dedicados a la religión, los chamanes, sacerdotes, monjes, entre otros). Aquí tambien nos encontramos a quienes decidieron no seguir el modelo de patriarcalizacion, o bien, no lograron asumir una masculinidad, lo que se negaron.