Los cuidados en crisis
Los cuidados en crisis, en efecto, hoy, la visión con que fueron atendidos los cuidados en familia en la historia de la humanidad, se encuentra en crisis. El modelo económico en que vivimos nos plantea que cuidados y reproducción es un motor invisible de la economía, nadie paga por esos servicios.
La crisis de los cuidados nos plantea la incapacidad social y política de garantizar el bienestar de diversos segmentos de población que viven en pobreza y precariedad, pero adicionalmente la dificultad de estos para cuidarse, cuidar o ser cuidados. En mi intervención frente a distintos perfiles de sujetos sociales, les comentaba la importancia de revisar el tema a través de la complejidad, de manera holística, sistémica e interdependiente.
La crisis de los cuidados se encuentra atada a las alteraciones de los modelos de vida, y a una mayor participación de la mujer en actividades productiva, que han trastocado la responsabilidad sobre los cuidados y la sostenibilidad de la vida y una reestructuración del sistema socioeconómico que vivimos.
Desde la complejidad observamos diferentes formas de apreciar dicha crisis, por un lado, los problemas sociodemográficos, sociolaborales y de política económica, pero además ideologías biologicistas, machismo y clasismo. De esta manera observamos el envejecimiento de la población, pero igualmente la esperanza de vida creció, por lo que se demandan de cuidados. Después de la Segunda Guerra Mundial del siglo XX, la mujer se articulo a procesos laborales, utilizando el tiempo de que disponía para su casa, ahora lo hace para la empresa o fábrica en que trabaja dejando en otras manos (familiares) la estrategia de los cuidados, la crianza y las labores del hogar. Pero igualmente el modelo neoliberal en que vivimos privatizo servicios que se tenían para atender los cuidados, pero adicionalmente genero recortes sociales y recursos públicos para atender las necesidades de las mujeres y los cuidados.
En mis reflexiones precise que la situación estaba acompañada al modelo patriarcal que vivimos, así como a los mandatos de masculinidad que recibe el hombre y de sumisión que vive la mujer, en donde las tareas de cuidado, crianza y labores del hogar lo realiza la mujer. En este sentido, tanto la economía feminista, como el ecofeminismo plantean desplazar del centro al androcentrismo, para incluir al centro el interés de la conservación de una vida humana digna y compatible con la naturaleza.
Para avanzar en la atención de la crisis de los cuidados, se hace necesario impulsar acciones que permitan cambiar prácticas, modelos de producción, reducir el consumo, redistribuir la riqueza, la representación, el reconocimiento, disminuir la pobreza, la desigualdad.
Las disertaciones que comparto, me permiten ir compartiendo contenido de distintos teóricos sobre el tema, en esta ocasión, incluí a Leonardo Boff, quien ha escrito sobre los cuidados, en donde nos plantea que es fundamental hablar de cuidados y sostenibilidad para el proyecto de un nuevo paradigma de sostenibilidad.
Para él los cuidados son reconocidos como una relación amorosa, respetuoso y no agresiva, y por eso no destructiva de la realidad, los seres humanos somos naturaleza e integrantes de la comunidad biótica y cósmica con la responsabilidad de proteger y cuidar y regenerarla. Más que una técnica de cuidado es un arte, la relación de la naturaleza, con el cosmos y los seres vivos, los humanos.
Desde esta posición de los cuidados, el Estado juega un papel preponderante en el cuidado de la población, toda vez que está llamado a proteger y cuidar la vida de quienes integran la colectividad.
No obstante para que se brinden esos cuidados, se requiere que opere, la normalidad en los cuerpos de las personas, es decir, que su comportamiento obedezca a las dinámicas ideológicas del Estado a través de la familia, la iglesia, y la escuela, en tanto que normales los cuerpos, no recibirán mecanismos de control y sometimiento del cuerpo a través de la cárcel, el hospital, el psiquiátrico, así como la opresión social de la invisibilidad, estigma, prejuicio, violencia, exclusión, discriminación y en ocasiones la muerte, pero igualmente, ante la protección de la vida por parte del Estado, los individuos obedecerán de manera normalizada las actividades para su protección de la vida.
El punto fino respecto de la reflexión de los cuidados es justamente lo que nos comparte Judith Butler, cuando nos señala que el deseo del reconocimiento nos permite acceder a los derechos que protege el Estado, al momento de reconocernos como humanos, como personas; pero al no reconocerlos lo que está generando es una tensión sobre las posibilidades de los principios de igualdad y justicia social que debería de asumir cada persona, es decir, de disfrutar de sus diferencias sociales, culturales y sexuales. Siempre un saludo afectuoso a quienes se profesionalizan, pero sobre todo siguen fortaleciendo su conciencia social, su vocación de servicio, un saludo para los disertantes, doctora Elvia Higuera y los y las diplomantes.