Lo único que teníamos era el río; ahora ni eso tenemos
Al momento en que se instaló la reunión se estableció con claridad que el propósito era lograr acuerdos para que el agua llegara para todos. Se dijo, además, que la perspectiva para abordar el problema era conservar la paz social y distribuir con justicia el agua.
Ahí estaban cultivadores de frutillas de La Guardia, Palizada, Llano Grande, Zangarro, Porúas; aguacateros de El Charco, San Pedro y de la zona poniente de Madero. Asistieron los presidentes municipales de Carácuaro, Nocupétaro y Madero, y se contó con el acompañamiento de el Coordinador Regional para la Construcción de la Paz de la Región Pátzcuaro del gobierno del estado, la Comisión Forestal de Michoacán, la Procuraduría Ambiental del Estado, del Centro Nacional de Inteligencia, la Dirección de Seguridad Pública Municipal y la Dirección de Ecología y Medio ambiente del municipio.
Además, la concurrencia de encargados del orden, jefes de tenencia, comisariados ejidales, industriales de la madera, activistas defensores de aguas y bosques, pobladores, y hasta alumnos del Instituto Tecnológico Superior de Pátzcuaro con su catedrático, dieron a la sesión una condición de legitimidad para la construcción de acuerdos por el agua.
Los más se mostraron profundamente preocupados por la disminución o franca inexistencia de agua en los ríos y arroyos de donde llevan agua los pobladores de tierras bajas, hasta Carácuaro y Nocupétaro. Se denunció el saqueo con bombas de los reducidos caudales para desviarlos a hoyas concentradoras para los cultivos. Sólo algunos defendieron su “derecho” a seguirse llevando el agua.
Hubo un llamado dramático del presidente municipal de Carácuaro: “nosotros no queremos agua ni para cultivos ni para ganado, nosotros la queremos solo para beber, ustedes (les dijo a los maderenses) aún tienen agua y pueden hablar de compartirla, pero nosotros ya no tenemos esa opción. Se ha dicho que Carácuaro lo único que tiene es el río, ahora ya ni eso tenemos; con el agua que consume una huerta de buen tamaño se puede abastecer a todo Carácuaro para que no muera de sed, eso no es está bien”. Pidió empatía a los cultivadores para que permitan que el agua siga fluyendo por el río Curucupatzeo que es el que luego toma el nombre de rio Carácuaro.
Entre los pobladores hubo una voz discreta, que no fue pública, que expresó un sentir profundo, si no hay agua nosotros subiremos y tumbaremos lo que se tenga que tumbar para que no se siga reteniendo el agua en las hoyas.
Los servidores públicos fueron enfáticos en la urgencia de tomar acuerdos de manera inmediata porque la sed no admite posposiciones y porque es imprescindible conservar la concordia social.
Nadie habló de estar en contra de las actividades productivas lo que sí se dijo es que hay abuso de algunos por apropiarse ilegalmente el agua que siempre fue de los pueblos. ― ¿Para qué quiere una persona decenas o centenas de hectáreas de aguacate y frutillas? con tanto dinero que están ganando no podrán comprar el agua que ahora están dilapidando y destruyendo con el cambio de uso de suelo de los bosques.
El esquema que se propuso fue que del agua que actualmente consumen dejar correr el 80 % y solo tomar el restante 20 %; o bien si hay bombeo durante 10 horas al día, sólo bombear 2 horas y las restantes tenerla inactiva; o bien, si hay consumo medido por metro cúbico aplicar el criterio de 80/20. Acuerdo que puede tener variantes, pero dentro del criterio general.
La enorme mayoría de cultivadores de frutilla y aguacate aceptaron el acuerdo y expresaron su voluntad de aplicar dicho criterio a partir de ese mismo día. En los días sucesivos y con el apoyo de los encargados del orden o jefes de tenencia se observará su cumplimiento y se irá citando a los productores faltantes para sugerirles el acuerdo.
Se destacó el acuerdo con los dueños de La Pitaya, en donde la población de Santas Marías reclamó el agua. Lo significativo de este acuerdo es que los propietarios ―de su parte―, propusieron que sus hoyas las llenarán en tiempo de lluvias y en época de secas dejarán correr toda el agua para Santas Marías. El acuerdo entró en vigor ese mismo día. Agregaron a su propuesta desmontar al menos una hectárea de huerta de aguacate ―la parte cercana al manantial― y reforestar, con el arbolado adecuado y con la colaboración de la comunidad, para dar más vida a los nacimientos de agua. Y aún más, ofrecerán el material para construir un pequeño almacén que les permita llevarse el agua, sin menoscabo de la que deberá correr para no dejar morir la fauna y la flora.
Se anunció el acuerdo con los propietarios de la huerta de Piedras de Lumbre de San Pedro, en donde los dueños adoptaron el criterio de 80/20 y se mostraron dispuestos a compartir, cuando fuera el caso, el agua de su hoya.
Pero, también se habló de los acuerdos de Joyas de Cancho en donde uno de los huerteros faltó a su palabra de cumplir el esquema 80/20 bajo el argumento de que él no va a dejar que se le sequen sus arbolitos.
Se anunció que el lunes 29, por acuerdo entre la presidencia municipal de Carácuaro y la Secretaría de Gobierno de Michoacán, la Guardia Nacional hará un recorrido por los cauces de los ríos para desactivar el huachicoleo que lleva agua a las hoyas ilegales.
Otros acuerdos relevantes que se tomaron fueron la elaboración de un censo de productores primarios y polígonos de cultivo para conocer con objetividad los consumos de agua; promover el uso de sistemas de riego de alta eficiencia; prohibición de tirar empaques de agroquímicos en el cauce del rio de Llano Grande y otros sitios en donde ocurre esto; generar un sistema de productividad sustentable en Madero que frene el deterioro de sus recursos hídricos y no más cañones o cuetes antigranizo.
Finalmente, con la anuencia de los presidentes municipales de Carácuaro, Nocupétaro y Madero, solicitar el gobierno federal la declaratoria de zona de desastre en la microcuenca Curucupatzeo-Carácuaro.