Lo que el Covid nos dejó/Zaid Mora
Lo que el Covid nos dejó/Zaid Mora
La muerte está tan cerca que ni sentimos su presencia. Pasamos el tiempo pensando en trabajo, problemas, metas y sueños en lugar de vivir el presente en plenitud. El futuro es incierto.
En tiempos difíciles, la cultura es indispensable. Fue un año complejo y difícil, en todos los aspectos, pero en algún momento te preguntaste: ¿cómo le hacen los artistas para sobrevivir?, los músicos sin “tocadas”, los actores sin puestas en escena, los creadores sin vender sus obras de arte, las cocineras tradicionales sin comensales. Muchos colegas tuvieron que improvisar y dejar los instrumentos y los micrófonos, por cuchillos y tortillas para vender alimentos, otros incursionaron en los créditos emergentes para jugarle al emprendedor, amigos cercanos dedicados a las bellas artes se arriesgaban con creativas rifas y mecanismos espontáneos para poder llevar alimento a sus hogares y de esta manera poder pagar los gastos fijos de casa.
Los museos en pausa, los teatros sin público, las salas de conciertos sin notas musicales, los hospitales llenos y las calles repletas de inconscientes. Este virus se llevó al actor mexicano Raymundo Capetillo, a la actriz Cecilia Romo, al cantante mexicano Yoshio, al cantante, actor, compositor, investigador de música, director de teatro y poeta mexicano Óscar Chávez y recientemente al Maestro Armando Manzanero. Después de la crisis los artistas serán fundamentales para reconstruir el mundo, así como lo están siendo en estos momentos los médicos y enfermeras, para ellos todo mi reconocimiento, admiración y respeto.
La Unesco afirma que durante la pandemia se ha evidenciado un gran aumento en el acceso a los contenidos culturales en línea, que pasan por visitas virtuales a museos y galerías, streaming de películas e incluso coros comunitarios a través de redes sociales.
Pero, ¿queda algo bueno de este 2020 que se va?, por supuesto que sí, el valor del tiempo para estar con los nuestros, protegiendo de distintas maneras el núcleo familiar y volviendo, así sea de forma obligada a compartir momentos de verdad con los seres queridos. Perdimos el valor del tiempo en su mejor expresión, con esta crisis lo estamos recuperando.
Tengo la fortuna de poder escribir esta reflexión y agradecer a la vida por dejarme compartirla con ustedes, fui una estadística más de las personas contagiadas, pero las ganas de vivir son más fuertes que cualquier otra cosa. El coronavirus no es invencible, pero si es traicionero, no lo subestimen. Les deseo mucha salud en este año que está por iniciar, pido desde el fondo de mi alma lo mejor para sus familias, que tengan salud, salud y mucha salud en casa, cuidándonos juntos saldremos pronto de esto. ¡FELIZ AÑO 2021!
Manos a la obra, no en las armas.