Licho construye paz en Apatzingán/Gerardo A. Herrera Pérez
Licho, una mujer que promueve la paz, lo hace a partir de preparar las mejores viandas para sus comensales, lo hace al respetar, lo manifiesta en cada sonrisa y en cada platillo que sirve con amor.
Ella prepara la cena, lo hace con la sabiduría que heredó de su madre y el resultado es la sazón que detiene a sus comensales; todos al unísono expresamos el sabor, el olor, la textura, la frescura, las delicias que han de consumirse cada noche.
Licho es de Apatzingán, todos los sabemos, pero yo le digo a Licho que no, que eso no es posible aunque ella lo desee, yo le digo que Licho es para el mundo, es del mundo, quienes probamos una vez, regresamos, no solo por la sazón, sino por la atención, por su calidad y calidez. Esta frase la repito cada vez que la veo, cada vez que estoy en su espacios, cada ocasión que ella nos recibe con un gran plato de morisqueta, cada ocasión que nos proporciona esa agua deliciosa de Jamaica o bien de arroz, ella sabe que es fundamental la atención, y con ello genera la paz, esa paz que se sabe, que se siente, que se admira, que se disfruta cuando a tu lado te expresa su agradecimiento por la visita. “Licho del mundo para el mundo”, Licho por la paz.
Doña Licho hace comunidad, porque desarrolla la confianza, la identidad, los valores comunales como la cooperación y la solidaridad, así como la convivencia; ella genera Paz a través de los alimentos y la cena, ahí llegan las familias, llegan los padres y los hijos; ahí llegamos los amigos, allí están quienes reconocen la buena cena, la plática, y también quienes tienen asuntos que tratar y lo hacen consumiendo sus alimentos y analizando la mejor solución a sus dilemas.
Estar con Licho, es estar en tranquilidad, es estar en convivencia, es saludar a la otredad, es mirar el anochecer en familia. Gracias Licho por tu don de gente, por tu tranquilidad y por la sororidad con que nos regalas en el día a día a todos aquellos que luchamos por los derechos de las mujeres, aquellos hombres que también son feministas, para aquellos hombres que no tenemos problemas en presentar nuestras emociones.
Es fin de semana estuve con Licho, disfrute de la cena y de una conversación generosa con quien fui, hablamos de que los meses de agosto y septiembre son difíciles por los procesos de inicio del año escolar; también hablamos de que septiembre es un mes de buscar la identidad, misma que se configuro en las festividades del día 15 y 16 de este mes; los eventos lucieron por la participación de las personas, del pueblo, de ese pueblo que ha venido una y otra vez a decirle y expresarle que su comida sigue siendo la mejor.
Gracias Licho, miles de gracias por tu atención, y por tu condición de anfitriona, gracias porque tú también desde tu realidad y tu vida generas la Paz en Apatzingán.
La Paz no es solo ausencia de violencia, es la capacidad de poder convivir y resolver conflictos en equidad; hoy como siempre, promover una cultura de la paz nos plantea una mayor convivencia y una forma de comprender la importancia de alteridad, de la horizontalidad, del dialogo, un dialogo sin prejuicios, sin estigmas, por la inclusión.