Libros de texto: la disputa/Horacio Erik Avilés Martínez
Desde una visión muy pragmática de la política, la educación es también un reducto desde el cual se genera, acumula y perpetúa el poder. Quien controla la educación de una nación, además de hacerse de las riendas del futuro de un pueblo, también maneja los recursos a su arbitrio. La disputa vigente entre grupos fácticos, que incluye eventuales intentos de asalto a la escuela pública, en aras de poseerla cual botín, es parte de la realidad cotidiana de nuestro sistema educativo nacional.
Normativamente, la rectoría de la elaboración, edición, impresión y distribución de los libros de texto gratuitos le pertenece al estado mexicano. Cualquier intento de suplantar atribuciones de la autoridad establecida debe ser vista como una irregularidad que merece ser tratada conforme a derecho. Si esta acción proviene de parte de servidores públicos, la legislación en materia de responsabilidades de los funcionarios involucrados debe aplicarse irrestrictamente.
A nivel nacional, tal irregularidad no ha reportado mayor casuística, salvo en Michoacán, donde durante décadas se ha impulsado la elaboración, impresión y fotocopiado de libros de texto a modo de la Sección XVIII de la CNTE. En los años en que se estiló firmar minutas, quedaba señalado por escrito el compromiso del Gobierno del Estado de solventar los millonarios gastos que tales acciones conllevaban. Por supuesto, resta seguirle la pista al dinero y conocer si efectivamente se apegaron a la normatividad las licitaciones respectivas para realizar el proceso editorial y de impresión.
Empero, hasta ahora, no se ha conocido que haya habido un solo extrañamiento, apercibimiento o amonestación para aquellos que han elaborado sus propios materiales y arrumbado los apoyos didácticos que son distribuidos oficialmente para tales efectos, ni tampoco para quienes han destinado recursos públicos para solventar la exigencia de la CNTE.
Ahora, en el marco de la actual repartición de fuerzas políticas, la CNTE buscará explotar todos los resquicios para expander sus redes y aprovechar la cabeza de playa que tienen colocada en el sistema educativo michoacano para impulsar sus libros de texto a nivel nacional.
Es indudable que la CNTE ejercerá al máximo el poder de picaporte que tiene con el gobierno actual, ya que se ha programado una reunión entre AMLO y la CNTE para el próximo 30 de julio, donde se ha deslizado que se presentará el programa alternativo de educación y cultura de la CNTE, el cual incluye sus libros de texto. Entonces, todo pareciera indicar que se abre una ventana para que los libros alternos ingresen por la puerta principal al salón de clases de las escuelas bajo el dominio de la organización gremial mencionada.
Esperemos que no se caiga en la tentación de estrechar una relación con la CNTE soslayando la normatividad y en caso de que la organización gremialista insista en presentar sus documentos, que se aproveche de una buena vez para que los académicos, padres de familia, expertos en los contenidos disciplinares y la opinión pública en general opinen al respecto.
En caso contrario, serán siendo solamente exiguos esfuerzos literarios autopublicados que continuarán careciendo de validación social, académica, metodológica y de legitimación, pero que en caso de contar con fondeo gubernamental, serán materiales empleados para preservar la visión insular y aislacionista de nuestro sistema educativo michoacano. El diagnóstico, la evaluación y la mejora continua de la enseñanza en nuestra entidad continuarán vedados por la bota gremialista que buscará seguir imponiendo encono social, victimización y la sensación de opresión en las conciencias infantiles, en lugar de despertar y formar las facultades humanas más elevadas para alcanzar mayores niveles de desarrollo humano y erradicar la ignorancia, la pobreza, la desigualdad, el egoismo y la inmovilidad social propias de nuestra tierra.
Ni el gobierno ni la sociedad deberían de caer en ese gambito, que en aras de pactar una precaria paz con la CNTE implicaría crear un enorme problema donde hoy hay en gran medida rectoría del estado mexicano. Convertir a los libros de texto oficiales en moneda de cambio con la CNTE sin que el derecho a aprender de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en la nación reciban contraprestaciones será un enorme mal que tendrá una muy dificil solución, ya que impactará en la formación de toda una generación.