Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Gina y la explotación y permanencia del mito
Teresa Gil
Nadie imaginó hace décadas a una Gina Lollobrigida de 95 años, con los que acaba de morir. Lo seres que son estereotipados en el cine o en una fotografía, se convierten en nuestras mentes en imágenes eternas y lo vemos en las fotos que han publicado los medios y reproducidas en televisión de la estrella italiana, bella, joven, con un desplante inmarcesible. El cine no es sino parte de nuestra realidad, filmada. Y las mujeres por lo tanto, la gran mayoría, han sido parte de esa realidad que vive el mundo, expresada de acuerdo a la etapa del cine. Han sido arquetipos de la belleza, pero también de la tragedia, los dramas y las comedias que vivimos a diario, con toda la crudeza o la belleza del tema. En los tiempos en que se consagró Gina, allá por los 50 del siglo pasado, el cine, la radio y la naciente televisión se incrustaban en la vida de la gente como algo fundamental. Mucha gente sabía quienes eran esos seres refulgentes, incluyendo cantantes y actores locales. Recuerdo el escándalo que causó Pedro Infante cuando dio a conocer su canción Despierta. Era la charla de todos. En el caso de las actrices internacionales Gina le disputaba a Sofía Loren, aunque la imagen de ésta se acercaba al fascismo a través de su hermana casada con el hijo de Mussolini.
BUENAS TARDES SEÑORA CAMPBELL, DIFERENCIA SOCIAL Y CRUDO MACHISMO
La palabra arquetipo muy mentada en aquellos años 50, expresaba realmente lo que ocurría en una sociedad convencional, conservadora, recién surgida de la gran guerra. Gina Lollobrigida hizo algunas películas de cierta categoría, Y en la comedia tuvo suerte, como fue el caso de Buona sera Mrs Campbell (1968). No es este filme una comedia satírica, pero lo termina siendo si se examina el tema y las diferentes posturas de los personajes. La vida tras la posguerra en un pueblo italiano donde los pudientes, por lo general con títulos nobles, ejercen una especie de feudalismo con el resto de los habitantes. Y es expresión importante el saludo que les dan a ciertos pueblerinos para alegría de ellos. Ese saludo parece que fue fundamental en ciertas épocas, porque escritores también lo mencionan, uno de ellos Wilkie Collins en La dama de Blanco, como algo trascendental. En este caso, la poderosa condesa del pueblo no saluda a la viuda Campbell, lo que es conocido por el pueblo, como un menoscabo. La viuda es una mujer de mediana edad, representada por Gina Lollobrígida, en el papel de quien tiene un amante y vive bien gracias a que recibe cuatro pensiones de Estados Unidos. Este dinero lo envían cuatro ex soldados que fueron sus amantes durante la ocupación, en la Segunda Guerra Mundial, a los que ha hecho creer que son el padre de su única hija, sin que ninguno sepa del engaño. Pero un día, esos ex soldados anuncian su llegada casi 20 años después, a conmemorar el triunfo. Los cuatro esperan volver a ver a aquella bella mujer y conocer a su hija. Ahí es donde empieza la comedia de las equivocaciones, la sátira que el director Melvin Frank no esperaba en la evidencia de todos los caracteres: engaño, repulsa social, y en el centro una mujer cuestionada. Eso recrudece la actitud de la condesa contra la viuda. Pero un hecho crucial, en la que se salva algo fundamental convierte a la viuda en una heroína. Los cuatro ex combatientes la perdonan y reconocen y no sabemos si seguirán enviando las pensiones. Pero lo singular en el toque final, es que la condesa desciende en su orgullo al saludar afectuosamente a la bella viuda: ¡Buona sera Mrs Campbell!
MELVIN FRANK, EL DIRECTOR DE CINE Y LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL
Son viejas las historias que el neoliberalismo quiere actualizar con los planes conjuntos de países. El cine lo hizo hace mucho tiempo con las famosas coproducciones entre cinematografías destacadas. En el filme mencionado no solo estaba la italiana Gina, sino el inglés Peter Lawford, el estadounidense Telly Zavalas y otros. Fue uno de los filmes en el que director Melvin Frank nacido en Chicago lo hizo solo como director. Antes tuvo colaboraciones. Pero uno de los filmes suyos que realmente dejó huella, fue El prisionero de la segunda avenida con Jack Lemmon, en el papel de un personaje atacado de depresión, recordado para estar a tono con el tema del momento actual. En este filme se vio la incursión primaria de un jovencito Silvester Stallone. Después de una larga carrera en el cine, Melvin Frank murió en 1988 en España.