Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Nuestros reyes migrantes, hacen con su magia de divisas, parte del equilibrio económico de de este país
Libros de ayer y hoy
Reyes migrantes y las remesas que nos mantienen
Teresa Gil
¿Para que queremos Reyes Magos de Oriente? Gracias a reyes migrantes mexicanos, nuestro país ha podido mantener parte de su equilibrio económico. En este momento, a partir de enero de 2021, el envío llega, según expertos, a 50 mil millones de dólares. Solo en noviembre se contabilizaban 46 mil 834 millones de dólares. Las remesas de los migrantes mexicanos, son el principal ingreso de divisas de nuestro país, frente a las exportaciones y la inversión extranjera. Esos millones de migrantes que fueron expulsados por gobiernos que generaron la pobreza durante décadas, ahora dan bien por mal retribuyendo buena parte de su trabajo en el extranjero a un país que los abandonó. Millones a su vez de familiares mexicanos, reciben la dádiva en moneda extranjera a cambio de una separación impuesta. Es paradójico y hay que recalcarlo, que trabajadores en su mayoría pobres, ajenos a una buena educación miles de ellos, contribuyan a la estabilidad de su país, mientras los ex gobernantes se mueven por el mundo con recursos que fueron nuestros, se pasean frívolamente o presionan para seguir viviendo del dinero público. El ejemplo de las remesas migrantes no es solo de México, son muchos los países que reciben esos envíos y de ahí la proliferación de personas que se aventuran a marchar al extranjero. Uno de sus intereses es volver algún día a su país y tener forjado un patrimonio que les cuidó una madre o unos hermanos.
REYES MAGOS MIGRANTES, DE ORIENTE, Y SUS MUCHAS INTERPRETACIONES
Algunos la ven como una extensión de las fiestas decembrinas, pero la festividad de Día de Reyes llamada Epifanía por la iglesia católica, es una de esas celebraciones milenarias que las iglesias se apropiaron como suelen hacerlo con todas las festividades populares. La Biblia la menciona en la epístola de Mateo y hay menciones en otros libros como Números, pero son los evangelios apócrifos, como suele suceder, los que dan mayor información sobre estos tres misteriosos personajes, que para unos eran seis y a veces hasta doce. Como historia, que los grandes pintores imbuidos en el cristianismo hicieron suya, ha sido reproducida por los más relevantes pintores figurativos, Botticelli, Da Vinci, Rubens, El Bosco, Velázquez entre otros; hicieron suya la travesía por el oriente de los tres personajes conocidos, Melchor, Gaspar y Baltazar. En una interpretación se sostiene que son una metáfora que reconocía las tres culturas de esa época, la europea, la oriental y la africana. Incluso las tres dádivas también representan un conocimiento o valor regional, el oro brillante de los blancos, el incienso de los orientales y la mirra como el aporte de mixturas arbóreas, rojo extracto que tenía gran impacto en enfermedades infecciosas, sobre todo de la piel. La leyenda dice que Baltazar la llevaba para verificar la salud del llamado niño dios y comprobar su supervivencia. Lo que menos se menciona es la calidad migrante de los llamados reyes magos, en realidad sacerdotes un poco dados a la magia, que solían leer el mecanismo de las estrellas, de ahí el seguimiento legendario de una estrella la de Belén, que los guiaba para llegar a los pueblos. El cielo y las reacciones de la naturaleza eran formas de orientación en esas épocas.
UN EJEMPLO DE MIGRANTE, SUS ENVÍOS, LA VIDA QUE VIVIÓ Y SU PATRIMONIO
A principios de los ochenta del siglo pasado, se instaló en la consejería de mi condominio, la señora Celia, acompañada de su familia. Por cierto tiempo vivió ahí y trabajó en la limpieza, como una mujer relativamente joven, madre de varios hijos, robusta, platicadora, amante de conocer la vida de los vecinos y mujer de risa fácil. Un día, tras un cambio, decidió irse a vivir y a trabajar a Los Ángeles California, donde vivía uno de sus hijos migrante. Su vida dio un cambio brusco. De las órdenes a veces abusivas en el condominio se topó con un director de cine conocido (nunca me dio su nombre), quien la contrató para que atendiera a su hija una niña que estaba a su cuidado. Ella no solo la atendió, sino que le dio los cuidados que requería una criatura en crecimiento con padre ocupado y madre ausente. Solían llevarla en tremenda limusina a los estudios de Los Ángeles donde filmaba el patrón y era recibida con gran respeto por él y sus trabajadores. Recorría los lugares, veía filmaciones, conoció actores y la invitaban a ver películas. Vivía una vida de ensueño que nunca había imaginado. Vivió allá varios años, pero en ese inter, empezó a enviar sus grandes ganancias a Puebla donde se había quedado su esposo con otros de sus hijos. Cuando regresó visitó a principios de este milenio el condominio donde había trabajado a veces tratada en forma humillante. Era una señora de la misma complexión, pero con otra presencia, elegante, bien vestida, con otro lenguaje y lo más importante, conservaba la misma sencillez y la misma sonrisa que la habían caracterizado. Al verme, casi dos década después, me dio un tremendo abrazo. Ya para entonces habían construido una buena casa en Puebla con sus envíos, los ahorros se habían invertido y ella y su esposo, que había cuidado la hacienda, tenían para terminar sus problemas en su vejez. Este ejemplo lo vi de cerca, pero no se si se repetirá a menudo. Lo que si es cierto es que las divisas que envían los migrantes, como reyes magos mirando a su país, resuelve el problema de millones de personas que se quedaron.