Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
El divino marqués. Más de ciento veinte infundios ha vivido México
Teresa Gil
Los números pierden sentido cuando se repiten, cuando son tantos que olvidamos la cifra completa. La consulta popular del primero de agosto nos llevará a tantas cosas que ha vivido el país, que no creeremos haberlo soportado. De hecho en las últimas semanas, los datos con sus nombres son tan copiosos, que aunque imaginados no podemos creerlo. Y eso es todos los días. Ex presidentes, hijos de ex presidentes, secretarios de estado, funcionarios de todo tipo, hermanos, esposas, madres, y toda la runfla genealógica. Más los amigos. Quizá por ello en otro contexto, el marqués de Sade, a quien algunos llaman El divino marqués, le dio vuelta a tanto número al grado de que los analistas de sus obras, plantean una formula matemática solo creada por él, para llegar quizá sin desearlo, a lo que teóricos han considerado “precursor de la sexología”. El tema parece distinto y sale a colación por menciones en estos días de la adquisición por parte de la Biblioteca Nacional de Francia, del manuscrito de Las 120 jornadas de Sodoma o La escuela del libertinaje. Pero no lo es aunque para algunos es considerado un pedestre tema pornográfico que no tiene nada que ver con lo que pasa en un país como México. En ese libro, un hombre culto como Sade, vuelca en las profundidades de un revoltoso apareamiento sexual, la crítica a una clase, exhibida ahí por las altas élites francesas, representantes del alto clero en su más baja expresión y jóvenes sometidos al sacrificio como actualmente lo hacen algunos de esos sectores, para llegar a la agresión, al despojo y al uso, ese si pornográfico, de la vida de miles de jóvenes en el mundo. Los participantes, cada uno con su respectiva culpa, son expuestos y condenados al final ¿Habrá condena en la consulta?
SADE ESCRIBIÓ LAS 120 JORNADAS EN 37 DÍAS CON 44 PERSONAJES
Ahora se menciona que el manuscrito de Las 120 jornadas de Sodoma escrito mientras Sade estaba en la cárcel es de rollo de papel y mide 12 metros de largo, pero según su biógrafo mejor informado Gilbert Lély, se trató de “una banda de más de dos metros de largo y 12 centímetros de ancho, compuesta a base de pegar una a una pequeñas hojas”. No tuvo la suerte de Jack Kerouac cuando escribió En el camino y algunos de sus otros libros, volcados en aquellos rollos largos de papel revolución que usábamos en las redacciones, en el que el estadounidense volcó su obra clásica. Yo guardo aún algunas notas escritas en aquel papel. El marqués de Sade escribió su obra más conocida según César Santos Fontenla, traductor de Akal Editor (Madrid 1978) en 37 días, del 22 de octubre de 1785 al 28 de noviembre del mismo año. Pero para el experto Lévy, fueron 140 jornadas. Si se cuenta bien. El manuscrito que ahora exhibe la biblioteca francesa, pasó por muchas manos. El noble utilizó letra microscópica y ocultó el manuscrito lo más posible con la intención de enviarlo clandestinamente al exterior. Pese a los prejuicios, y las muchas manos que lo tuvieron logró sobrevivir. Autores como Guillaume Apollinaire, Georges Bataille, Simone de Beauvoir y Jacques Lacan entre otros escribieron sobre Sade desde 1909, hasta llegar a Lély en 1967, que ha dado la pauta principal de su obra.
DE CÁRCEL EN CÁRCEL Y CENSURAS, SADE DEMOSTRÓ SU GENIO
El marqués de Sade nació en 1740 y fue registrado como Donatien-Alfhonse Francois, hijo de nobles, cuyo padre era diplomático y su madre había sido dama de princesas. A los 23 años ya había sufrido prisión, “por exceso de desenfreno”; a los 28 años vuelve a caer en prisión por lo mismo. Y así sigue de prisión en prisión, por desenfreno y por deudas. Es incluso condenado a muerte, la que se conmuta y casi siempre interviene el rey. En todos esos años va escribiendo sus libros, Justine o las desgracias de la virtud. El prevaricador, El marido descreído, Las 120 jornadas de Sodoma o La escuela del libertinaje, entre muchas. Cae en la Bastilla. Y por insurrección lo encarcelan con tanta suerte que al estallar la Revolución en 1789, el pueblo invade esa prisión y él logra estar fuera. Se enfrenta a grupos revolucionarios e incursiona en la política. Siete años antes de su muerte todavía está en prisión, pero sigue escribiendo. Las 120 jornadas de Sodoma es una larga narración de las que considera las 600 pasiones que se van consumando a la par que, fijado un reglamento de penas y sanciones, los participantes en las jornadas, 44 personas, van siendo eliminados hasta llegar al final. Las expresiones sexuales más diversas está ahí y han sido reproducidas en libros, películas y obras de teatro. Freud y otros expertos del tema penetraron en la vida de este singular genio, pero los defensores del marqués, dicen que Freud no estuvo a la altura. Sade murió en 1814.