Libros de ayer y hoy
PJF. El derecho a la protesta y su ilegitimidad
Los jueces en paro no deben recibir salario, señaló la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Y es que está claro que el paro de los trabajadores y funcionarios del Poder Judicial de la Federación, es ilegal. No hay nada que justifique legalmente la suspensión de actividades que han iniciado y al que el sindicato federal de ese poder, no se ha sumado. Los trabajadores tienen derecho a manifestarse ha dicho el presidente, pero esa manifestación debe de tener cauces legales y en este caso no los tiene. Si se levantan actas a los paristas que han dejado sus labores, tipificarían el despido. El derecho a la protesta se nutre mucho de la libertad de expresión, pero igual que ésta tiene sus límites. La principal es la ausencia de legitimidad. Hay casos claro, que la situación desboca el más elemental derecho que es la vida y los límites ya no sirven de nada. Es el caso de las revoluciones. Pero en la vida cotidiana hay muchos problemas que ameritan protestas y obligatoriamente tienen que tener un caso justo. El derecho plantea que toda manifestación o expresión pública de la ciudadanía, cualquiera que sea el caso, debe ser pacífica. De ahí el temor que causaba el anuncio de marchas feministas, porque muchas de ellas llevaban instrumentos destructores que podían afectar la vida o la salud, como fue el caso de varias policías que fueron heridas con martillos y e instrumentos punzocortantes. Se entiende que las protestas contenían casos gravísimos como el feminicidio, pero la respuesta también era violenta.
EL NÚMERO DE PROTESTAS TIENE MUCHO QUE VER CON LOS GOBIERNOS
La apertura de los gobiernos tiene mucho que ver con las protestas. La gente pierde el miedo y se lanza la calle a veces a mentar madres. La llegada de este gobierno federal, produjo desde luego tantas protestas por su apertura, que a diario las sufrimos o las vemos anunciadas por todos lados. Los datos que se daban en comparación, asustaron a la ciudadanía con el cambio del pasado gobierno a éste. En solo tres años del gobierno de Enrique Peña Nieto hubo más de 10 mil protestas solo en la capital del país. Los años 2015, 2016 y 2017, fueron, según lo señalaba El Universal de entonces, “de marchas, bloqueos y plantones”. Solo en 2015 hubo 3 mil 722, en la ciudad México. Lo que se aseveraba en su aumento con este gobierno, no fue desmentido y los vemos ahora con esas expresiones en casi todos los días. Se argumenta que la presencia del gobierno federal en la capital, que es el que reúne más protestas, afecta mucho a la gran ciudad. Pero ésta también tiene su coranzocito y las marchas y plantones contra conflictos capitalinos, se producen por un quítame estas pajas.
PROBLEMAS FORÁNEOS RECULAN A LA CAPITAL, Y ENTORPECEN A DIARIO
Las protestas son un fenómeno mundial y se dice que Sudáfrica rompe el récord en ese mundo. En este momento las protestas contra la agresión asesina de Netanyahu en Israel son las que más se expanden en las ciudades. En México escalan marchas y plantones muy diversos de acuerdo al problema que surge. Pero el abuso del género causa muchos problemas a la ciudadanía, otro aspecto que debe tomarse en cuenta cuando se plantea una protesta. Hay ocasiones en las que por un problema que se puede resolver de otras maneras se ocupan calles y carreteras y afectan la circulación. Indudablemente la intención primordial es esa, generar en la población una molestia que obligue a resolver el problema. Pero a veces ese problema no amerita el obstáculo. En la capital a veces se ven a tres o cuatro personas que exigen una solución, obstruyendo con su presencia un amplio boulevard muy transitado. Ese es el otro aspecto de la protesta. No solo que sea legítima sino que debe medir el alcance del daño que causa. A veces es dispar.