Libros de ayer y hoy
PAN y curas incentivan la quema del LTG en Chiapas
La quema del Libro de Texto Gratuito en el poblado San Antonio del Monte, de San Cristobal de las Casas, en Chiapas, rebasa el grave delito federal con todas las agravantes que se cometió, porque el fondo es mucho más grave y peligroso. Está cundiendo el oscurantismo, el fascismo que diseminan algunos curas y personajes de la derecha y ultraderecha que puede llegar a situaciones más graves. Los orígenes de La Cristiada en México tenían un contexto similar y generó una guerra sangrienta que duró varios años. La ignorancia, lo oscuro de una campaña cuando es exacerbada, producen efectos nocivos de gran trascendencia. En el mencionado pueblo juntaron firmas y anuncian que seguirán quemando más libros. En ese contexto deben ser analizada la intervención de gobiernos panistas que están incentivando estas campañas, llamando a la vulneración de la ley y a los curas, que desde los púlpitos que son propiedad de la nación, llaman a rechazar los libros mencionados. Pero la quema ya rebasa ese rechazo porque está de por medio un enfrentamiento ideológico ya que los incineradores se refieren a un comunismo que no está en juego y del cual ni siquiera saben que es.
REPUDIAR LIBROS SIN HABERLOS LEÍDO Y LA QUEMA FASCISTA, SON LO MISMO
El símil de la campaña contra los libros de texto con la mencionada quema de libros, es parte de la historia negra de la humanidad y la lista es larga a través de los siglos, hasta llegar a la quema de 8 mil libros hecha por el estado islámico, en pleno 2015. Una de las más famosas e impresionantes, es la realizada en decenas de plazas el 10 de mayo de 1933, con el repunte del nazismo en Alemania. Fueron quemados miles de libros entre cuyos autores estaban Brecht, Marx, Remarque, Hemingway, Gorki, dos de los Mann, Jack London y hasta los libros del mítico Bruno Traven, entre muchos. La hoguera de las vanidades se llamó esa barbarie, en recuerdo de la que ejecutaba el fraile dominico Savanarola en la Piazza de la signora en Florencia a fines del siglo XV, para incinerar lo que él consideraba cosas malditas. Incluso en México se realizaron quemas de libros en concordancia con aquel acto, de parte de los nazis que vivían en la capital.
TOM WOLFE IRONIZÓ AQUELLAS QUEMAS, DENUNCIANDO EL FASCISMO ACTUAL
Como metáfora de aquellas infames quemas de libros, usa el título el escritor estadounidense Tom Wolfe, en su famosa novela satírica, La hoguera de las vanidades ( 1987, Anagrama 2002), que después fue llevada al cine. Es un best seller que se adhiere a la línea de los grandes narradores que desnudaban a una sociedad superflua, torpe, con gobiernos corruptos y autoritarios. Y es a partir del entorno de todas las clases sociales, como Wolfe va exhibiendo también las miserias que yacen en todos esos ámbitos, gobernantes, magnates, abogados, periodistas, mujeres vividoras, líderes religiosos, la familia convencional, activistas, grupos sociales demandantes, etcétera. Cada quien incinerado en esa hoguera de vanidades que Wolfe hace larga y quemante y en la que desde luego no se incluye ¡Como se extraña la prosa de Faulkner!, pero Wolfe, encantador, todo un personaje – era de 1931 y murió el 14 de mayo de 2018 a los 87 años)-, recordó los aciertos y los muchos nombres de sus tesis que miles leyeron en El nuevo periodismo ( Anagrama 2012), mientras se indignaba con todos esos trogloditas que emulan la quema de libros. Y lo haría con los que realmente lo están haciendo en México en este momento,