Libre expresión…/Carlos Alberto Monge Montaño
El plagio de la ministra corrupta no debe quedar impune.
“Es imposible imaginar un espectáculo más nauseabundo que el del plagiador”. Edgar Allan Poe (1809 – 1849) Escritor, poeta y periodista estadounidense.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dejó ir una oportunidad de oro para sentar un precedente en defensa del deber ser y la mínima dignidad, al negarse a cancelar el título de la actual ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel Mossa.
El Comité de Integridad Académica y Científica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, determinó que Esquivel Mossa realizó una “copia sustancial” de la que elaboró Edgar Báez Gutiérrez.
Pese a que se ha confirmado el plagio, la todavía ministra señaló que no tiene nada de qué avergonzarse. Conste, se ha demostrado que se graduó cono licenciada en Derecho de la Máxima Casa de Estudios del país de manera corrupta. Y así, sin el mínimo escrúpulo, ha vivido del erario más de 35 años.
Aunque ya no causa sorpresa, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador salió a defenderla. Criticó al periodista que logró la investigación en lugar de exigir se sancione a la ministra corrupta. Pudo más que se tratara de su alfil en la Corte, de la esposa de su amigo y uno de sus empresarios constructores favoritos, José María Riobóo, que hacer lo correcto.
Sancionar el plagio de la tesis se ha convertido en asunto trascendental para el país. Si la UNAM insiste en lavarse las manos, será un durísimo golpe a la esperanza ciudadana. Los embates dictatoriales que emanan desde Palacio Nacional deberían obligar a instituciones del calibre de la UNAM a hacer lo correcto, independientemente del costo que pueda implicar con el tabasqueño empoderado.
Se trata de una ministra de la SCJN, una ministra evidentemente aliada del poder, sin el menor respeto al marco deontológico que, de no cesarla, votará asuntos fundamentales para el país como los electorales que recién aprobaron legisladores de Morena y que ponen en riesgo los comicios del 2024.
Pese a que su abogado, Alfredo Sánchez Castañeda ha señalado que no hay nada más qué hacer, la UNAM debe escuchar a sus expertos, considerar a los que aseguran que sí hay manera, tomar valor y hacer estrictamente lo correcto. Si en México no se puede sancionar un acto de corrupción tan elemental como el plagio de una tesis, mandaría un mensaje, por lo menos, desesperanzador.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.