Libre Expresión…/Carlos Alberto Monge Montaño
13 de enero de 2021.
Libre Expresión…
Por: Carlos Alberto Monge Montaño.
¡Cuidado con el “inocente” AMLO!
“Cuanto mayor es el poder, más peligroso es el abuso”. Edmund Burke (1729 – 1797). Escritor, filósofo y político irlandés.
Los matices dictatoriales de Andrés Manuel López Obrador han aparecido constantemente desde su arribo a la Presidencia de México. Realizó encuestas “patito” para justificar sus decisiones, generó decretos para brincarse la ley, se ha caracterizado por una opacidad preocupante y ha defendido férreamente a sus cercanos ante evidencias de presuntos actos de corrupción.
En los últimos días, vistiendo su piel de oveja, arremetió contra los organismos constitucionales autónomos de México, porque a su juicio resultan muy caros y claro, surgieron en la etapa de los gobiernos neoliberales.
El hombre más empoderado de México, insiste que en su gobierno “sí se garantiza el derecho a la información” y, por lo tanto, no hace falta el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la información y Protección de Datos Personales, que además es un aparato caro, que cuesta “mil millones de pesos”.
Lo afirma, sabedor de que sus mañaneras son un acto propagandístico donde dice demasiadas mentiras o afirmaciones no verdaderas, como las califica el Taller de Comunicación Política SPIN que lidera el politólogo Luis Estrada y cuyos estudios arrojan un promedio de 80 afirmaciones no verdaderas en cada mañanera, un total de 42 mil 599 al 31 de diciembre de 2020. Para colmo, López Obrador ni siquiera ha sido capaz de dar a conocer sus estudios médicos, que comprometió difundir hace más de año y medio. Así su nivel de transparencia.
El “inocente y bien intencionado” hombre con más poder en el país, pretende que su gobierno sea juez y parte, pretende que todos los mexicanos le creamos a ciegas lo que dice.
No conforme y tras el pronunciamiento del presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello, respecto a que las mañaneras tendrán que suspenderse durante las campañas electorales del presente año, López Obrador amagó con ir a las instancias judiciales, porque “sería un acto de censura, un agravio, un atentado a la libertad”. Olvida que la disposición del INE está fundamentada en la Constitución y leyes reglamentarias, mismas que le validaron su triunfo electoral; ahora quiere ser juez y parte, simplemente porque dice que tiene principios e ideales.
López Obrador Peca de inocente. Es el hombre más poderoso del país, que gobierna casi de manera idéntica a sus antecesores y adicionalmente realiza la mañanera donde además de su propaganda insiste en denostar, la mayoría de veces sin pruebas ni argumentos, a personas e instituciones que no le agradan, le hicieron alguna crítica o hasta una sugerencia.
El inquilino de Palacio Nacional ya olvidó que desde la oposición exigía al INE que hiciera cumplir a los gobiernos con la Veda Electoral, le dijo “cállate chachalaca” a Vicente Fox para que no interviniera en los comicios, fue promotor con el PRD de las reformas para impedir la propaganda presidencial en tiempos electorales y apenas el año pasado estuvo de acuerdo en suspender la transmisión de sus mañaneras donde hubo comicios, para respetar la ley. Como dice una cosa, dice la otra. Igual que el político promedio, es uno en la oposición y otro en el gobierno.
Simple, si ya no le gusta el marco legal electoral, que promueva las reformas necesarias, pero de momento, está obligado a respetar lo vigente.
No tengo la menor duda de la soberbia y gusto por el poder unipersonal que reviste a López Obrador. ¡Cuidado! Permitirle destruir instituciones ciudadanas y democráticas que tantos años de lucha nos han costado a los mexicanos, como el INAI, podría traer consecuencias extraordinariamente lamentables en el corto tiempo. Después, sin duda, intentaría destruir al INE. Por supuesto que son instituciones que pueden perfeccionarse, pero no destruirse.
¡Cuidado! Las señales dictatoriales que emanan de López Obrador son evidentes y de permitirle desarrollarlas, afectarán a todos, incluidos sus feligreses y los que por mantener una chamba o cargo de “representación popular”, han optado por quedarse callados o peor aún, respaldar semejantes intenciones.
¡Cuidado! Todavía estamos a tiempo.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.