Libre expresión…
Luis Navarro, grata sorpresa.
“La verdad nunca daña una causa que es justa”. Mahatma Gandhi. (1869 – 1948) Político, pacifista y pensador indio.
Que un funcionario le enmiende la plana al gobernador en turno, es, en la administración pública nacional y michoacana, un deporte de alto riesgo, cuando menos le puede costar la chamba al atrevido.
Sin embargo, hay áreas gubernamentales donde se debe asumir el riesgo de la sinceridad, de hablar con los datos duros, sustentando en la realidad y no en un discurso político, electorero y de pretextos para quedar bien con el jefe.
Por ello resulta destacado el desempeño que ha tenido el secretario de Finanzas de Michoacán, Luis Navarro García. Si bien es cierto que goza de mayor margen de maniobra que otros funcionarios estatales para hablar con verdad, gracias a la amistad que tienen con el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, no le resta mérito.
En política, la amistad suele convertirse en conveniencia, sumisión y lambisconería con el que ejerce el poder. Veremos si la que tienen Alfredo Ramírez y Luis Navarro logra superar el sexenio.
Por lo pronto, el secretario de Finanzas sorprendió gratamente al declarar en días pasados sobre dos asuntos, donde le enmienda la plana al gobernador.
Primero, sobre la federalización de la nómina magisterial destacó que es prácticamente “muy complejo” que se lleve a cabo, a lo más que se puede aspirar, es a cambiar la fórmula de aportaciones, para que sea el gobierno de la república el que ponga el 65.5 por ciento y Michoacán el 34.5 por ciento, actualmente está justo a la inversa.
Logar eso, permitiría un desahogo de las finanzas estatales por el orden de los 4 mil millones de pesos anuales, que ayudarían a sanear las finanzas y/o ejecutar obra pública.
Semejante sinceridad contraviene el discurso, de por sí contradictorio, de Alfredo Ramírez, que un día insiste en que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador sí cumplirá su promesa de federalizar la nómina magisterial, luego que no, que sólo cambiarán el porcentaje de aportaciones y luego pretexta que la promesa es federalizar y no centralizar.
Todo ese rollo para justificar a López Obrador que fue bastante claro al prometer que el gobierno de la república se haría cargo de la nómina de todos los profesores michoacanos, que les pagaría directamente, en concreto, que sería el patrón como lo es en la Ciudad de México, independientemente de cómo lo entienda Ramírez Bedolla, que también prometió que sería una realidad en seis meses de su gobierno, lo que ya no fue.
Otro asunto en el que fue sincero Luis Navarro es en la deuda que arrastra Michoacán y donde Alfredo Ramírez ha optado por un discurso que hace parecer que el único responsable de semejante situación es Silvano Aureoles Conejo. No es así y la mayoría de michoacanos lo sabemos.
El secretario de Finanzas irrumpe con este discurso político electorero y aclara que la deuda que supera los 46 mil millones de pesos se viene acumulando, en cuando menos las últimas 5 administraciones estatales.
Ejemplificó con el adeudo al ISSSTE que supera los 6 mil millones de pesos y se generó especialmente entre 2010 y 2014.
Es decir, en estricto sentido, han colaborado Leonel Godoy Rangel, Fausto Vallejo Figueroa, Jesús Reyna García, Salvador Jara Guerrero y Silvano Aureoles Conejo. Vale destacar que debió decir 6, porque indudablemente el origen de las pésimas administraciones y consecuente deuda acumulada inició con Lázaro Cárdenas Batel y su secretario de finanzas, Humberto Suárez López.
Bien por la sinceridad de Luis Navarro. El manejo de las Finanzas debe estar más allá del discurso electorero. Veremos si Alfredo Ramírez aguanta que su amigo y funcionario hable con la verdad, mejor aún, veremos si en temas sensibles y que involucran dinero, también asume un discurso honesto.
Por lo pronto, Navarro García debe mantener esa sinceridad y practicar valores como la honestidad y la dignidad, para evitar caer en la complacencia por seguir en un cargo y poner en riesgo el prestigio con auditorías futuras, que seguramente llegarán.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.