Libre expresión
Miente
“La libertad consiste en primer lugar, en no mentir. Allí donde prolifere la mentira, la tiranía se anuncia o se perpetúa”. Alberto Camus (1913 – 1960) Escritor francés.
Resulta comprensible que la candidata presidencial del oficialismo, Claudia Sheinbaum Pardo se haya convertido en una imitadora de Andrés Manuel López Obrador, ante la popularidad de la que éste goza.
Repite las mismas promesas y prácticamente de una manera idéntica. Es tan grotesca la forma en que intenta mimetizarse con el inquilino de Palacio Nacional, que ella también tiene otros datos.
Así como López Obrador ha insistido tenazmente en constituirse como el máximo mentiroso y contradictorio que ha tenido este país en el poder, Sheinbaum Pardo no se queda atrás.
Los debates presidenciales sirvieron para conocer un poco más a los candidatos, algo de sus propuestas y muchas acusaciones.
Vale destacar la frialdad de Claudia para mentir. Entre otras cosas dijo que:
• “No hay militarización”. Cuando al Ejército no sólo no lo regresaron a los cuarteles, sino que sacaron a los que quedaban y no sólo a temas de seguridad, sino a asumir decenas de tareas y responsabilidades exclusivas de civiles.
• Dijo también que el gobierno de López Obrador tiene un “crecimiento económico del 3.2 por ciento, por encima del 2 por ciento de todo el neoliberalismo”. Otra mentira. El crecimiento económico promedio anual del gobierno de Morena es del 0.8 por ciento, peor que el de Peña Nieto que fue del 1.9%, que el de Calderón de 1.0% y de Fox del 1,.2%
• También dijo que “la deuda no ha aumentado”. Falso. Cuando asumió el poder López Obrador la deuda neta superaba los 8 billones de pesos y actualmente supera los 13 billones 375 mil millones, según informes sobre “La situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública” de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
• Y sin el menor escrúpulo aseguró también que “no hay inflación”. Otra mentira, porque el Índice Nacional de Precios al Consumidor refleja una inflación de casi 26% del 2019 al 2023.
Así que, no hay manera de ayudarle a Claudia Sheinbaum, es un intento de copia de López Obrador que pretende ponerle un segundo piso a la desgracia en la que han sumido a México en los últimos 5 años, en seguridad, salud pública, corrupción, opacidad y destrucción de instituciones democráticas.
Claudia tiene el cinismo de mentir y reconocer lo que pretende con su segundo piso a la Cuarta Transformación. Así que, la decisión está en manos de todos.
En medio del hartazgo que han generado las campañas proselitistas hay que hacer un último esfuerzo para tomar la decisión correcta.
Equivocarnos podría representar un altísimo costo para la democracia mexicana y el futuro inmediato de todos.
Más allá de los programas sociales que alcanzan, según los dichos de la propia Claudia, a 28 millones de familias, es decir, a 8 de cada 10 familias, podrían convertirse en dádivas insignificantes ante un retroceso en libertades y contrapesos.
Sí, ya sé, del otro lado las opciones no resultan brillantes. Jorge Álvarez Máynez está convertido en el esquirol de Morena, votar por él sería un evidente desperdicio.
Mientras que Xóchitl Gálvez Ruiz no termina de ser la candidata que cumpla las expectativas de los que están hartos del gobierno de López Obrador y su 4T.
Sí, ya sé, en ambas opciones, la de Claudia y Xóchitl, se observan un cúmulo de corruptos impresentables.
Y sin embargo hay que salir a votar. Lo importante es hacerlo por la opción menos mala, la que menos daño pueda causarle a nuestro México. ¿Usted ya decidió?
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.