Libre expresión
López Obrador también polarizó la educación.
“Los impulsos tendientes a crear o acentuar divisiones deberían ser atemplados y reemplazados por el espíritu de la conciliación”. Indira Gandhi (1917 – 1984) Política y primera ministra india.
Andrés Manuel López Obrador sigue ganando batallas en su búsqueda por mantener al país polarizado, ahora lo hizo con los libros de texto gratuito.
En la recta final de su administración y ante el brutal fracaso en áreas como seguridad y salud, no le queda más que motivar el enojo poblacional de cara al 2024. Divide y vencerás, dicen.
Ante la corrupción, opacidad y ausencia de rendición de cuentas que son evidentes en su intento de gobierno, recurre a seguir dividiendo a México, en la esperanza de que alguno de sus cercanos gane, y lograr así, la protección que necesitará.
En medio de esa polarización, es una desgracia que ni siquiera en el tema educativo que impacta directamente en niños y adolescentes, haya un esfuerzo honesto por hacer lo correcto, respetar la ley y procurar la participación de especialistas.
Pese al evidente cúmulo de errores que se han ido evidenciado en la mayoría de los libros y la tendencia partidista con la que describen varios episodios de la historia reciente de nuestro país, prevalecen las justificaciones, exageraciones y la defensa sin argumentos.
En un momento donde urge recuperar el impacto que ha dejado la pandemia en el sector educativo, las autoridades optan por llevarlo al terreno de la grilla electoral, de los chairos contra los fifís, de los liberales contra los conservadores.
Los opositores no cantan mal las rancheras. También recurren a la crítica simplona o exagerada con la que dieron más argumentos para que, por ejemplo, los gobernadores emanados de Morena salgan a defender lo indefendible usando como sustento la sugerencia del dirigente nacional del PAN, Marko Cortés de destruir los libros o arrancarles algunas páginas. Terrible por todos lados.
Mientras la polarización se impone, la educación básica del país profundiza su crisis, sin posibilidad a la vista, de que se haga un esfuerzo para darle mejores herramientas a las generaciones presentes y futuras. No hay disposición a alcanzar acuerdos, procurar equilibrios y hacer lo correcto.
La apuesta es a pelear, a dividir, a insultar y descalificar sin pruebas, sin denuncias. Así ha sido desde el primer día del gobierno de López Obrador. Lo hizo con el aeropuerto de Texcoco, el Seguro Popular, los medicamentos y ahora la educación.
Destruye todo porque sí, por encono, por venganza, por ocurrencias. Peor aún, los “cambios” que ha implementado han resultado un fracaso, por eso ya no existe tampoco el INSABI.
Lamentablemente todavía le resta un año, un mes y 22 días como inquilino de Palacio Nacional; una eternidad por todo lo que aún puede afectar al país. Una eternidad ante las crisis que se padecen y tienden a agudizarse.
Seguramente México encontrará la manera de resistir. Ojalá que a la par pueda forjarse una esperanza de que, a partir del 1 de octubre de 2024, ya con un nuevo presidente de México, así sea de Morena, se promueva la unidad, el diálogo, la política y los acuerdos para procurar el desarrollo y una mejor convivencia. Ojalá.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.