Las voces del naufragio
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En el escenario político del país las fuerzas de la derecha en retirada después de su contundente derrota de 2018 cuando perdieron la Presidencia de la República con la insurrección electoral de un pueblo levantado y liderado por Andrés Manuel y acompañada su debacle con la pérdida de la mayoría de las legislaturas y gobiernos estatales, prosiguen su caída libre con las naturales fracturas que surgen en la derrota.
La pérdida del Estado de México fue la puntilla que llevó a los partidos coaligados a buscar sobrevivir al naufragio en una balsa frágil de rumbo incierto. Desde ahí su papel ha quedado limitado a la diatriba, la pérdida del sentido de realidad y a manifestar deseos delirantes como lo hacen los náufragos después de un tiempo sin agua en altamar. ¡Que se muera Obrador! ¡que chifle a su máuser!, dice Fox y la Gálvez prosigue su campaña de insultos no sólo al Gobierno de la 4T, sino a millones que pretendería abarcar en sus insultos y denuestos.
Si hay un desastre natural, buscan concentrar todas las baterías deseando que todo se agrave para responsabilizar al Gobierno y a AMLO. El colmo es su llamado a no donar nada para los damnificados del huracán Otis en Acapulco para que no se beneficie la imagen de AMLO y el Gobierno y magnificar cualquier obstáculo que se presente en el auxilio a quienes perdieron todo y sin más, juegan con el número de fallecidos para inflar el número y responsabilizar, obviamente al Gobierno. No hay límite.
Paradójicamente, es en las calamidades como los terremotos, los ciclones, las pandemias, cuando se evidencia de qué están hechos los gobernantes y su política social. La gente no olvida tan fácil como fue la actuación de los gobiernos anteriores frente a esas y otras calamidades.
¿Quién no recuerda el robo hasta de las donaciones internacionales, la negligencia e insensibilidad del Presidente en turno y de los altos burócratas sobrevolando las zonas de desastre y acercándose a la foto con los damnificados?
La lista es larga, los recursos del llamado Fonden convertidos en botín de los gobernantes y proveedores amigos, el abandono de la población de los lugares más apartados y pobres y el trato despótico y de perdonavidas de la burocracia obligada a tratar con la gente urgida de lo más elemental para sobrevivir. La lista no tiene fin.
Por eso, los coros de los columnistas, los grupos de “analistas” y los conductores de noticieros de los medios comerciales, con las debidas excepciones, no han cesado de bombardear la realidad con las armas de la desinformación y los insultos. ¿Qué más pueden hacer subidos en la balsa del dinero en la que se sobreviven en medio del océano de la derrota?
Cuando se supere la emergencia de Acapulco ¿cuál otra calamidad natural esperarán para abrir la siguiente ronda de ataques contra la 4T que ya es, a estas alturas, un tren en marcha que toma velocidad y cada vez que tratan de detenerlo los atropella? No han tomado conciencia que ellos mismos representan la calamidad mayor de este pueblo que no se olvida del desastre que dejaron por casi cuarenta años.
Ahora, más allá de la coyuntura y desgracia que están sufriendo los habitantes del puerto de Acapulco y ante la cual, están respondiendo miles de paisan@s de todo el país y hasta desde el exterior, la derecha náufraga tiene que enfrentar su realidad: sigue fracturada y desprestigiada y el tiempo del que disponen para dar la batalla electoral en la renovación de los poderes el próximo 2 de junio, se les está acabando.
Por el lado del llamado Frente Amplio se les secó la nuez de la candidatura de la Gálvez y desde Movimiento Ciudadano -MC- hace meses que les llegó el mensaje lapidario, “con el PRI ni a la esquina”; ahora, en el propio MC están buscando en encontrar la mejor salida a sus propias fracturas.
Por lo anterior, en medio del naufragio, la derecha busca desesperadamente la intervención de Marcelo para cerrar fracturas y llegar con alguna viabilidad al 2 de junio; pero, subirse a esa balsa en medio del océano tempestuoso de la coyuntura electoral no parece muy atractivo.