Las palabras del Presidente
No hay duda: la confrontación está al rojo vivo entre los equipos presidenciales de Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, lo que puede obligar al presidente López Obrador a realizar cambios en la estrategia sucesoria de cara al 2024. De hecho, ese punto de inflexión puede ocasionar un asedio interno y eso, sin duda, es lo que el mandatario federal quiere precisamente evitar. Por ello, una alternativa fue la operación cicatriz que llevó a cabo en Palacio Nacional hace unas semanas en el que estuvieron presentes los cuatro aspirantes a sucederle y donde destacó, por supuesto, el regreso de Ricardo Monreal.
Eso, por supuesto, calmó un poco la presión interna que se vivía, sin embargo, es evidente que se sigue viviendo una cargada que, desde hace meses, viene ocurriendo con mayor intensidad, especialmente en las entidades federativas que, tras la carta que envió Mario Delgado, no todos han cumplido con la instrucción presidencial de abrir espacio y tribuna por igual. Es decir, continúa predominando el favoritismo y la exclusión, tal vez, quizá, con mayor proporción que al principio porque ahora algunos mandatarios estatales se han convertido, junto con su aparato administrativo, en activistas territoriales.
Eso, a la postre, lograría traer implicaciones que, desde este momento, han salido a relucir. Si el dirigente nacional, Mario Delgado, no pone un alto a ese tipo de circunstancias, puede haber fracturas, de eso no cabe la menor duda.
O sea, una grieta que puede ser una amenaza para poder refrendar el triunfo electoral del 2018. Por ello, no tengo la menor duda que, en este lapso de tres meses, el presidente López Obrador puede mover nuevamente las piezas del ajedrez antes de que la hecatombe en el seno morenista sea el principio del fin.
He ahí el punto clave que puede marcar la diferencia si no se opera a tiempo el proceso sucesorio. Y antes de que ese retroceso toque las puertas del lopezobradorismo, seguramente el presidente dará un golpe de timón. Es decir, el mandatario sabe perfectamente lo que pasa en el proceso; es evidente que esa situación no la ignora y, antes de poner en peligro el triunfo cantado de Morena en 2024, López Obrador traería a la caja de bateo a Ricardo Monreal que es, sin duda, un factor de equilibrio partiendo de que, la unidad, es fundamental y una necesidad inexorable.
Esto significa que, ante el clima de hostilidad, el presidente puede inclinar la balanza a favor de Ricardo Monreal, como su sucesor en la transición que viviremos en 2024. Sabe que, en ese sentido, el zacatecano es un operador político nato y un actor clave para signar la reconciliación. De hecho, en estos momentos lo que necesita el movimiento es convocar a cerrar filas y alentar a conciliar, algo que, sin duda, sabe llevar a cabo muy bien el coordinador de los senadores de Morena por su probada sagacidad en este tipo de coyunturas decisivas.
Siendo Monreal el elemento clave para cohesionar el proceso, el presidente López Obrador puede decidirse en él. En esa perspectiva, a juicio de la inmensa mayoría que coincidimos en esa situación, sabemos que Ricardo Monreal es, sin duda, el político más maduro y experimentado en favor de la unidad. De hecho, soy de los que siguen pensando que, a pesar de la coyuntura que se vive de cargada y favoritismo, la elección no está definida para nadie porque, esa determinación, la tomará el mandatario federal y, ante las circunstancias que se viven de confrontación interna, su mejor elemento para equilibrar, dada su vocación eficiente, es el zacatecano.
De hecho, Ricardo Monreal, para efectos políticos, significa como el vehículo de la reconciliación, prueba de ello es su eficaz trabajo en más de cuatro años legislativos donde, ni más ni menos, le ha sacado todas las propuestas al presidente López Obrador, pese a lo complejo que ha resultado efectuar acuerdos políticos en el Pleno, dado lo polarizado de los temas. Sin embargo, el zacatecano se apoyó en su sagacidad, logrando lo que para muchos parecía imposible. Él lo realizó y vaya de qué forma.
Por ello, Ricardo Monreal puede ser, ante el clima de polarización interna en Morena, la pieza clave del presidente López Obrador para abanderar las elecciones presidenciales del 2024. Incluso, hoy le recordó a las bases del partido que Ricardo Monreal, aspirante legítimo, tiene posibilidades de convertirse en el próximo presidente constitucional de México. Ese anuncio lo esbozó, ni más ni menos, que en la propia sede de Palacio Nacional, donde el líder de los senadores departió hace poco con él.