La voz de la mujer mexicana/Eusebio Pacheco Castro
El Día Internacional de la Mujer es una fecha que sigue tomando fuerza y causando interés debido a que siguen existiendo injusticias en contra de grupos vulnerables, que en algunas ocasiones siguen siendo las mujeres, ya sea por la condición social, el ambiente laboral, la religión, la cultura y otras situaciones.
La lucha por la igualdad entre los hombres y las mujeres mexicanas ha sido una lucha que si bien pudiera parecer ganada, siguen existiendo muchos paradigmas que no se han sabido romper, así como situaciones que entran en conflicto debido a que no se conoce la mejor manera de actuar y/o de apoyar la lucha en favor las mujeres, que aunque se comprendan y se apoyen sus situaciones se vuelve complicado el saber cómo sumarse a estar en especial cuando no se comparte la característica de género. Porque aunque muchos hombres pudieran sentirse del lado de las mujeres y quisieran apoyar esta lucha, se vuelve difícil entender y saber cómo se puede apoyar estos movimientos.
Las marchas que han servido para externar los abusos hacia la mujer y exigir soluciones por parte del gobierno y de la sociedad civil deberían ser marchas que aglutinaran no solo a las afectadas, si no que se sumaran los demás grupos vulnerables y no vulnerables a apoyar y evitar todos los abusos de las cuales la mujer ha sido afectada desde hace ya muchos años.
No solo se trata de atacar los temas más sensibles como la alerta de género que se pidió por mucho tiempo en el estado de Michoacán, donde los feminicidios se extendían por un territorio amplio del Estado de Michoacán, si no de mejor y erradicar incluso los abusos más comunes, como la disparidad de sueldos en los trabajos, el acoso sexual, la discriminación y falta de oportunidades para acceder a la educación y demás servicios.
Si como sociedad los reclamos, los tonos que han seguido siendo utilizados por muchas protestantes nos hacen sentir ofendidos, es porque no hemos comprendido la gravedad de las situaciones ni que pudiéramos ser parte de estos grupos represores, ya que en mucha o poca cantidad cualquier ciudadano pudo haber propiciado un momento incomodo a alguna mujer. Pero si como sociedad el sentir y el motivo de estas marchas se ven externos y no sentimos que nos reclaman nada a nosotros es porque la lucha no es contra de nosotros pero que debemos recordar que aún existe a quien reclamar y derechos que recuperar.
Hay que apoyar esta lucha desde las escuelas, trabajos, en las relaciones personales, en la familia, y que estas marchan conglomeren cada vez más personas hasta que lleguemos al punto en que dejen de existir personas a quienes reclamar y pedir trato igualitarios entre los hombres y las mujeres, hay que sumarnos hasta que todos los grupos de la sociedad estén del lado de la exigencias de la mujer.