La violencia contra la mujer, más allá de las estadísticas
En el día internacional de la Mujer, conviene reflexionar sobre la violencia contra ellas, que sigue ahí, callada, silenciosa y en aumento, de manera que no se puede conmemorar sin propuestas reales y acciones contundentes.
Hace más de 31 años, en 1993, la ONU estableció que la violencia contra la mujer, debería entenderse como todo acto que provoque “un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
¿Cuáles son las causas de la violencia contra las mujeres? Sin duda son cambiantes y de diferentes tipos. No obstante, se ha insistido, en que la violencia contra la mujer, obedece a una relación de poder del hombre sobre la mujer, de una cultura del patriarcado a partir de sus atributos de fuerza física que le permiten decidir e imponer esas decisiones a la mujer. Una cultura machista que persiste y sigue en todos los sectores de la sociedad.
A la mujer, como “sexo débil”, correspondió el papel de reproductora encargada de preservar la especie y que dada su “debilidad”, debía ser objeto de protección por el actor dominante reservado para el varón. La práctica se pudo convertir en costumbre y la costumbre en creencia invariable y perdurable. Todo ello ha sido una construcción histórica social de hombres y mujeres.
En México, según los últimos datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, ENDIREH 2021, 40 por ciento de las mujeres que han tenido una relación de pareja dice haber vivido eventos violentos por parte de esta, de las cuales el 78 por ciento de estas mujeres violentadas no presentaron ninguna denuncia ó solicitaron algún tipo de apoyo.
En el caso de Michoacán, según la misma encuesta, las mujeres con incidentes de violencia por parte de su pareja ascienden al 42.6 por ciento, por arriba de la media nacional. Las mujeres con mayor posibilidad de ser violentadas según su nivel de instrucción, son las que tienen educación primaria, 39 de cada 100 de ellas han sido violentadas por su pareja a lo largo de su relación; en cambio, entre las que es menos frecuente que sean agredidas se encuentran las mujeres con instrucción y las que cuentan con estudios de secundaria; son 12 y 24 de cada 100 respectivamente. Es decir, las mujeres menos preparadas son las más vulnerables, las que callan y que no denuncian ante la ignorancia y el temor.
Sin embargo, la violencia contra las mujeres va mucho más allá del ámbito de la pareja y la familia, hasta llegar al ámbito del trabajo, las relaciones sociales de distinto tipo y el acceso a las oportunidades para la realización de sus diversas potencialidades humanas.
De hecho, a lo largo de la historia, la mujer ha podido crear una cultura que reconoce las posibilidades de ella en la generación de riqueza material y espiritual, la ciencia y la tecnología, la innovación, el arte y la política. El pensamiento aristotélico respecto a que en el mundo sólo existen aparte de los hombres, “ las cosas y las mujeres”, ha dejado de tener validez y otras circunstancias, obligan al reconocimiento de que sin la mujer no hay pasado, presente y porvenir.
En México, las transformaciones de la realidad, empiezan en el replanteamiento de cambios en los roles entre el hombre y la mujer y como consecuencia, cambios en las relaciones de pareja. Se escribe la nueva historia de la humanidad en participación conjunta y nueva distribución de roles en las distintas actividades familiares, laborales y de pareja.
El cambio cultural ha comenzado y las generaciones son nuevas, sin embargo el proceso será lento y de integración. A pesar de todo ello, habrá que continuar como alternativa el seguir insistiendo en los cambios culturales, en costumbres, valores, prejuicios, mentalidades, jurídicos, institucionales, de políticas públicas, para que la igualdad de géneros se practique a plenitud.
Hay mucho por hacer todavía, la batalla no está ganada, sin embargo se puede hablar ya de avances, el cambio es para todos, hombres y mujeres. Dejar de trazar las transformaciones perjudica el desarrollo, efectuarlas bien y pronto, beneficia a todos.
Es un momento histórico para las mujeres en la toma de decisiones, las transformaciónes con cara de mujer se avesinan con una contundencia sin precedentes; es la oportunidad de replantear la estrategia de la lucha contra las violencias hacia las mujeres. Este 8 de marzo, día internacional de la mujer, habrá que comprometer las propuestas desde los distintos ámbitos en el proceso electoral, presidencial, legislativos y municipales, a la acción, al estudio y análisis de un fenómeno que sigue siendo persistente y ha causado la muerte de miles de mujeres en nuestro pais, todo pareciera que debiera ser diferente y tener menos indices de violencia y no es así. Obligados estamos todas y todos a la comprensión de sus implicaciones para todo el conjunto de la sociedad, ni una más, ni una menos.