La sucesión presidencial
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El tema de la sucesión presidencial es el pan de cada día. No se habla de otra cosa más que de ello; en todos los rincones de la geografía del país transitan los nombres, pues desde que el presidente abrió el juego con mucha antelación el asunto tomó efectos inmediatos. Mientras esto transcurría, cada uno de los actores anunciados en palacio nacional, aprovechaban la coyuntura mediática de manera gradual y sistemática. Es decir, quienes integraban el nombre de voz del presidente dieron el salto al activismo electoral.
Muchos tomaron ventaja de esas circunstancias. El problema de ello es que, ninguno de los aspirantes mencionados en palacio nacional, estaba sujeto a una regla de participación interna. Pareciera que, en ese sentido, había libertad de acción para promocionarse en todo el territorio nacional. Tampoco existía, como ya sabemos, una democracia participativa con personajes como Ricardo Monreal. De hecho, el veto presidencial que vivió en carne propia el coordinador de los senadores de Morena fue, ni más ni menos, el detonante para abrir el compás desde que encabezó una rebelión legítima.
Como aspirante natural de Morena, Ricardo Monreal fue la punta de lanza de este nuevo proceso que ahora estamos viviendo con su incorporación a la lista oficial. Podemos llamarla así porque el presidente es, en ese sentido, el líder moral y político de la expresión. Y antes de que la situación llegara a un punto de inflexión por la polarización que estaba viviendo el partido, el mandatario corrigió la ruta y ajustó las formalidades para poner en marcha una nueva estrategia que se está trazando desde los estados.
A partir de enero, y durante ese transcurso, son muy pocos los gobernadores que han salido a manifestar el deseo presidencial. Todavía, por ejemplo, hay muchos mandatarios que se sienten sin esa obligación. Esa situación se confirmó en Veracruz, donde Cuitláhuac García, gobernador constitucional, sólo recibió a Claudia Sheinbaum, a sabiendas de que los cuatro aspirantes a suceder al mandatario federal asistían a distintos eventos.
Aspectos como esos, son los que pueden agravar la situación. Hablo de la unidad, y de las manifestaciones que ponen en riesgo que el partido vaya sólido por circunstancias como esa. La pregunta obligada es: ¿habrá piso parejo en la designación de candidato? Esto todavía es un enigma, lo cierto es que, desde la presidencia, la coyuntura se puede ver con más mesura. Es decir, el presidente López Obrador ya no ha hecho mucho énfasis en ese tema. Tampoco ha llamado hermanos a los tres aspirantes favoritos de palacio nacional. Lo hizo en meses pasados, pero de enero a la fecha no.
Y quien ha mostrado mayor crecimiento en las encuestas es Ricardo Monreal. Sigo insistiendo que, en ese sentido, el presidente Obrador puede inclinarse por él. La manera de demostrarle a Monreal que está en su ánimo, fue su incorporación a la lista oficial que circuló en enero. Además de ello, el coordinador de los senadores de Morena ha demostrado ser el más eficiente operador político de los cuatro suspirantes. Eso son elementos que suman a favor del zacatecano, y de la posibilidad mayúscula de convertirse en el sucesor de AMLO.
Por si eso fuese poco, de todos los que disputan ser el abanderado de Morena, Ricardo Monreal es el único que tiene un programa de nación para el próximo sexenio. Es decir, se está preparando para los retos del futuro que aún enfrentará el país, incluso lo ha detallado en cada punto y área de oportunidad. Eso lo sabe el presidente y puede confiar que, en ese sentido, la continuidad del proyecto de transformación está garantizada.
Además de ello, el coordinador de los senadores es, de los aspirantes por la silla presidencial, quien mayor arrastre ha demostrado de enero a la fecha. Basta con observar estados como Michoacán, Veracruz, Campeche, Chiapas, Zacatecas y CDMX, que últimamente ha visitado.
Y si por empatía y resistencia se trata, quien más relación tiene con la lucha social de AMLO es Ricardo Monreal. Él, en ese sentido, es el único que ha vivido en carne propia la exclusión como en algún momento la padeció López Obrador. Asimismo, el coordinador de los senadores de Morena ha defendido a capa y espada su incorporación por la vía de la legítima defensa. Esa rebelión- en una etapa clave para el país- la abanderó el propio Andrés Manuel; el mandatario sabe lo que es luchar a contracorriente, por ideales y por la esencia democrática.
En la política nada está escrito. Muchos aseguran que el presidente ya decidió el futuro del próximo candidato. Lo que opino es que, en ese sentido, el mandatario federal piensa seriamente en Ricardo Monreal para ser, ni más ni menos, que el sucesor y heredero del proyecto de la llamada Cuarta Transformación porque ha logrado, en veinte meses de veto, demostrar resistencia y perseverancia a pesar del diluvio, aspectos que son fundamentales para dirigir el país a partir del 2024.