La sesión del 28 y 29 de abril fue legal y legítima
Todo comenzó la semana pasada cuando un número importante de minutas llegaron al pleno del Senado de la República para su revisión y, en su defecto, aprobación por determinación mayoritaria de la asamblea. En esos días, el clímax subió de tono de manos de la oposición, apenas inició la votación para elegir la propuesta pendiente del comisionado del Inai. De hecho, el contrapeso demandó la designación; la cuestión es que, los senadores que integran el Bloque Juntos Haremos Historia, determinaron no avalar el asunto por decisión de la mayoría.
Apenas se tomó esa determinación, la oposición decidió tomar el pleno como un instrumento de presión. Se vale porque- en nuestro país- debe haber tolerancia y derecho a disentir como en cualquier otra democracia en la que impera la pluralidad. Con esa libertad de protesta, el contrapeso se plantó en el pleno del Senado de la República. Debemos señalar que en todo momento los liderazgos de Morena respetaron- sin juzgar- la medida que puso en marcha el bloque de contención.
Y, como no había condiciones para llevar a cabo la sesión convocada ese día, los trabajos se tuvieron que suspender por razones obvias. La muestra más clara fueron las lonas que cubrieron parte del recinto. Por esa razón, el presidente de la Mesa Directiva del Senado, en su capacidad y atribuciones, intentó otras alternativas. Incluso, el coordinador de los senadores de Morena, quien estuvo al pendiente del tema, buscó tender puentes de interlocución para buscar una salida y procurar, como atestiguamos, que la sesión se integrara por todos los legisladores que constituyen la asamblea.
La oposición podrá decir lo que quiera, o más bien lo que le conviene; lo cierto es que, en esos días, nunca mostraron voluntad para poder dar la pelea en el debate. Se agazaparon en las inmediaciones del pleno donde montaron un plantón para pernoctar. Incluso, no hicieron el esfuerzo por dialogar y buscar alternativas. De hecho, el propio Alejandro Armenta, presidente de la Mesa Directiva del Senado, les notificó del cambio de sede a Xicoténcatl. Es decir, el contrapeso no solamente sabía el lugar y la hora, sino que tuvo la propia convocatoria en sus manos.
Eso ha sido motivo de disgusto de la oposición y algunos columnistas. Empero, toda la ruta legislativa cumple, ni más ni menos, que con todas las formalidades y normativas internas. A todos se les incluyó para que debatieran las minutas, sin embargo, el contrapeso no asistió a la vieja Casona de Xicoténcatl y, ante su ausencia, las minutas se avalaron, eso sí, con todo el derecho constitucional. Había quórum legal con 65 senadores y senadores a los que, por cierto, se les pasó lista.
Se cumplió con el reglamento interno del Senado de la República al pie de la letra. Ya lo qué surgió en el post son interpretaciones de cada quien. La verdad es que, esas sesiones, están avaladas con la constitución en la mano. En todo caso, quienes aceleraron la aprobación de una serie de Reformas y leyes constitucionales fueron paradójicamente los legisladores del PAN, PRD, PRI y MC, que no asistieron a la convocatoria que se realizó, ni muchos menos dieron la cara para dar la pelea hasta el final.
He ahí la gran diferencia de lo que aconteció. Morena y los aliados hicieron su trabajo. Es decir, las mismas condiciones abrieron paso y, con toda la legalidad constitucional, la sesión del viernes 28 y sábado 29, en la madrugada, son totalmente legales.
De hecho, eso mismo lo explicó el senador Ricardo Monreal, que salió a fijar postura de lo que pasó el fin de semana. Todo lo que mencionó coincide perfectamente con el curso del fin de semana en la vieja Casona de Xicoténcatl. Y, como líder de la mayoría de senadores de Morena, apoyó todo el proceso, desde que se convocó, hasta la aprobación de las minutas que llegaron de San Lázaro. En efecto, el mismo coordinador de los senadores de Morena, como prometió, llevó todos los temas a comisiones para su estudio.
Eso significa que hay- todavía- una base sólida de justificación para refutar los comentarios que ha realizado la oposición que, lo único que ha hecho, es quejarse ante el pobre nivel político que muestran. Eso es lo que realmente llama la atención: que existe un contrapeso ausente que, cuando se trata de debatir, solo produce especulaciones sin fundamento.
Hoy, de nueva cuenta, Ricardo Monreal, aspirante presidencial de Morena, les ha dado una cátedra legislativa por sí tienen alguna duda de la legalidad de la sesión del 28 y 29 de abril. Todos los argumentos de los que habló disponen de una base sólida que cumple con las normas internas del Senado de la República. Es decir, hubo transparencia y legalidad para que se garantice la decisión que votaron en mayoría.
Y lo digo de esa forma porque la oposición, en ese afán de desesperación, acudirá a la Suprema Corte de Justicia para impugnar el proceso. Con esa división auténtica de poderes, el poder judicial no tiene motivos para declarar el asunto inconstitucional, pues resulta claro que, la ruta legislativa, se apoya en la propia Constitución Política.
A propósito de ello, la sede alterna nunca estuvo blindada, custodiada, ni vigilada por policías, soldados o personal de seguridad ciudadana, por lo que las y los legisladores “tenían libre acceso y libertad para acudir, para deliberar y para votar”, así lo dijo Monreal en sus redes sociales.
Detalló que la Agenda Legislativa prioritaria, que incluía 18 temas, era conocida por todas y todos integrantes del Senado, porque a través de los respectivos coordinadores fue entregada con anterioridad.
Advirtió que, de haberse llevado a cabo la Sesión alterna en la Torre de Comisiones, habría provocado enfrentamientos, por lo que decidieron celebrarla en Xicoténcatl 9, sede alterna, “las coordinadoras y los coordinadores de los Grupos Parlamentarios, sabían oportunamente que así sería”, insistió.
“Como presidente de la Junta de Coordinación política, ofrecí que no habría fast track, es decir, que no se dispensaría ningún trámite y que todas las minutas que provenían de la Cámara de Diputados se irían a comisiones para su estudio y su dictamen; y que las comisiones imprimirían el ritmo de trabajo, de deliberación o de escucha, a los sectores involucrados”.