La sabiduría de las mujeres indígenas
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Desde diversos puntos de la geografía michoacana fueron llegando mujeres indígenas para participar en el Segundo Encuentro de Mujeres Indígenas, cuyo propósito sería abordar el tema de la prevención y atención de la violencia política contra las mujeres en razón de género. El evento fue realizado en el Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita de Pátzcuaro, Michoacán, con la participación principalmente de mujeres indígenas, así como de servidores públicos de diferentes niveles de gobierno.
En un presídium, donde la mayoría eran mujeres y el único varón por evidentes razones era el consejero presidente del Instituto Electoral de Michoacán, se llevó a cabo la ceremonia de inauguración; todos los participantes de dicha mesa pronunciaron una reflexión de la importancia de la participación de las mujeres indígenas en la democracia, sin exclusión por su condición étnica, clase, raza, sexo o género.
Al evento permitió que las mujeres indígenas desarrollaran el rito indígena, todas ellas mujeres sanadoras de la Universidad Intercultural, quienes pidieron a la madre naturaleza y a la madre tierra abrir las puertas de los cuatro puntos cardinales para llevar a cabo dicho evento sin contratiempos y en favor de las mujeres indígenas, para ello, las sanadoras subieron a la plataforma con incienso y copal para limpiar el espacio y desde luego pedir se abrieran las puertas del occidente, oriente, norte y sur para entrar los elementos de la naturaleza: el agua, la tierra, el aire y el sol.
Así, con el sonar del caracol, el incienso, el copal, y palabras sensibles y poderosas pronunciadas por mujeres y dos varones indígenas, se pidió a la madre naturaleza, porque el evento fuera vivo, exitoso y generador de las sinergias entre las mujeres y las autoridades que ahí se encontraban; porque todas ellas tienen experiencia que hace la sabiduría centenaria que se preserva y cuida por parte de la población indígena.
En el desarrollo de la agenda del Segundo Encuentro de Mujeres Indígenas, se presentó la ponencia de la doctora Leticia Bonifaz Alfonso, quien disertó sobre los “Derechos político-electorales de las mujeres indígenas”. En una revisión histórica preciso desde el periodo de las cavernas y la caza del mamut, la participación que tuvieron las mujeres no solo para salir a la caza de dicho animal, sino para salir a pescar y otras actividades que vienen a desmentir que la división social del trabajo siempre ha sido para los hombres en el espacio público y las mujeres en el hogar. De esta manera, avanzó en sus reflexiones, pasando por el periodo de la Edad Media, así como con los procesos de la independencias, y las acciones realizadas por los gobiernos posrevolucionarios y su participación para atender a las poblaciones indígenas, amplio periodo de más de doscientos años (desde la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el Ciudadano en Francias) que tuvo presente el fortalecer en el caso de México, enfatizo, la cuestión del mestizaje, pero no necesariamente lo originario. Realmente el trabajo en el diseño normativo y de política pública dio inicio a finales del siglo XX y de las modificaciones del artículo dos constitucional, cuando se precisa que México es un país pluricultural y multiétnico y recientemente, en esta administración pública, con las modificaciones al mismo artículo dos constitucional que incluye a las poblaciones afrodescendientes. Magistral las reflexiones de la disertante Bonifaz Alfonzo.
Por otro lado, nos parece interesante que el IEM este trabajando por fortalecer acciones que permitan a las mujeres indígenas prevenir la violencia política contra éstas en razón del género, que por otro lado, son facultades de la autoridad electoral. Y es que nos debe quedar claro que la clase, raza, sexo y género, así como el edadismo, el capacitismo, la escolaridad, la imagen y otras cuestiones interseccionales, excluyen, pero también someten, disciplinan y controlan a las mujeres en sus derechos políticos.
Por otro lado, el que las instituciones electorales cuenten con materiales no solo en español, sino en las lenguas madres vigentes para Michoacán: Nahual, Mazahua, Otomí, Purépecha, y Matlazinca o Pirinda (Charo y otros lugares) siempre será un acierto en el diseño de la política pública con este enfoque lingüístico.
Felicitamos a las mujeres indígenas que se han sumado a este proceso convocado por las autoridades electorales y han participado en los talleres que se desarrollaron; sabemos que aún falta mucho en perfeccionar la democracia, como el integrar a mujer trans indígenas, que han sido invisibilizadas por diversos mecanismos de opresión social, pese a la existencia ya de protocolos de actuación por parte de la autoridad electoral para la inclusión de personas trans; hay que seguir trabajando en la creación y desarrollo de conciencia (antropológica, ambiental, cívica, espiritual y como lo he expresado en diferentes documentos de prevención), así como la inteligencia emocional de la población, y desde luego el conocimiento consciente, en el como me percibo en la realidad que vivo.En este sentido, para prevenir la violencia política contra las mujeres en razón de género, sería indispensable fortalecer acciones para la deconstrucción de los mandatos de masculinidad y potencia (sexual, moral, económica, política, social, así como de publicidad) que tenemos los hombres y que utilizamos de manera normalizada y naturalizada en contra de las mujeres por parte de diferentes actores sociales y políticos para disciplinar, controlar y someter a la mujer. Además de hacer que el diseño de política pública se haga transversal derivado de todos los actores sociales y políticos que están involucrados en generar violencia política. En este sentido sigamos caminando en fortalecer la perspectiva de género en México.