La pelota está en nuestro campo
Esta segunda quincena de diciembre es tiempo propicio para la convivencia y la reflexión con nuestros seres queridos, pero, más que en otros años, los acontecimientos políticos nacionales e internacionales se entrometen -queriéndolo o no- en nuestros espacios familiares.
Durante el 2024 hemos vivido ya las terribles consecuencias del cambio climático provocado por la insensatez y ceguera de quienes tienen el poder en el mundo; lo dijo muy claro Claudia Sheinbaum en el Grupo de los 20: con el 1% que se destina al gasto en armamento se podrían mitigar las causas que obligan a millones a migrar a otros países.
Pero, ¿cuáles han sido y son las causas profundas del cambio climático y de los desastres que agobian a las mayorías en el planeta? Centralmente es la irracionalidad e injusticia de un sistema en el que las minorías concentran la riqueza producida por tod@s y determinan así una dinámica de crisis en las sociedades.
Si la razón de ser de este sistema es el logro de la mayor ganancia para esas élites, ¿por qué habría de esperarse que priorizaran la conservación de los recursos naturales y del hábitat de 8,000 millones de seres humanos? ¿por qué aceptarían que la gente pudiera vivir donde sus ancestros vivieron sin la presión de emigrar o morir? y si las ramas económicas que dejan mayor ganancia son las de la producción de armamento y la venta de drogas y medicamentos, ¿por qué evitar las guerras y la violencia y degradación que provocan si eso disminuye sus ganancias?.
Desde esa realidad se puede entonces entender la complicidad histórica entre EEUU e Israel y la Unión Europea en el genocidio del pueblo palestino, las provocaciones y guerras interminables en la región del Medio Oriente y el Cáucaso y la promoción de las guerras y grupos armados en África, amén de la promoción del armamentismo en el extremo oriente.
Igualmente, para el caso de la relación del Gobierno de EEUU con México, aunque ellos tienen claro lo que también les han dicho, desde la Presidencia, antes AMLO y ahora Claudia, sobre el importante papel de las y los trabajadores mexicanos para el crecimiento económico de EEUU y el beneficio mutuo del actual tratado comercial, lo que busca Trump es cumplirle a sus seguidores de expulsar a millones de migrantes con el pretexto de ser la causa de su declive y crisis financiera y económica.
Hasta hoy hablaron dos gobernantes recién electos por sus pueblos: Trump y Claudia. Llegó la hora que hablen los pueblos y como el de EEUU está más que mediatizado y sometido por los medios y las élites, serán ellas las que seguirán hablando en nombre de millones.
Acá, es distinto. La información que ofrece la Presidenta en las mañaneras ha despertado de los dos lados de la frontera, no sólo la indignación frente a la soberbia, grosería e impertinencia del vecino sino que se están generando reacciones de resistencia de organismos de derechos humanos y agrupaciones de migrantes documentados o no por la gravedad de la amenaza de separar a millones de familias instantáneamente como ha sucedido con Obama, con Trump y con Biden. En su segundo mandato, incluso Trump habla de utilizar al ejército para deportar masivamente a l@s migrantes.
Quedan claras las cosas. La Presidenta de México está cumpliendo cabalmente con su papel y la pelota está ya está en manos del pueblo. Nos encontramos en la marcha de la Cuarta Transformación con un país echado para adelante, con una economía que está saliendo de los sexenios neoliberales de estancamiento y hay condiciones -como dijo la Presidenta- de recibir a nuestr@s herman@s migrantes que regresen, con la solidaridad que nos distingue. Ahora, procede concentrar los esfuerzos de organización y acción colectiva cerrando filas con este Gobierno; incluso el empresariado lo tiene claro.
Aquí va a suceder lo que en otras circunstancias históricas hemos hecho y han hecho los pueblos dignos del mundo: vamos a responder con la fuerza cultural, política y económica que ha dado lugar a la 4T, construyendo un modelo de país con mayor autonomía y capacidad de desarrollo propio hermanado en el escenario mundial con los países del sur global.
El Tratado comercial con EEUU y Canadá tendrá que ser sólo uno de los factores que determinen el futuro de esta nación si queremos ser libres y soberanos. No podemos vivir bajo la incertidumbre, ignorancia y soberbia de un vecino imperial que pretende tratarnos con la insolencia de su patio trasero.
Las anacrónicas políticas imperiales de EEUU lo ha llevado a profundas contradicciones y crisis que marcan su declive histórico. México no puede compartir ese destino.