La lucha de Ricardo Monreal (Parte II)
Hace unos meses a través de este espacio de opinión titulamos: “La lucha de Ricardo Monreal”, en alusión a la perspectiva que se vivía desde ese momento. A diferencia de ese entonces, con el clima que actualmente se vive, solo ha cambiado que, en este lapso, la guerra sucia quedó socavada, ya que en esa fase se atribuyó directamente la hostilidad a la maquinación. El hecho de que personajes del propio gobierno, como los titulares del despacho del ejecutivo estatal de Veracruz y Campeche, lanzaran una ofensiva de esa naturaleza, fue prueba suficiente para descifrar que, detrás de ello, el mensaje era tratar de debilitar la aspiración presidencial de Monreal.
Como supimos, Ricardo Monreal enfrentó con valentía cada uno de los embates y, en medio del vendaval que se sintió, el zacatecano demostró que, la calumnia burda, sería el común denominador para tratar de impedir el paso. De hecho, las acusaciones que se hicieron desde distintas entidades fueron desmentidas y aclaradas. Incluso, al no tener impacto, generó un efecto búmeran que desnudó los confines de fabricación para tratar de acortar el trote al exlíder de los senadores de Morena. Fue muy notable esa situación, sin embargo, nada de ello ha podido impactar directamente en la aspiración legítima de Monreal.
A lo que vamos es que, a los cuatro vientos, han hecho el esfuerzo de frenar la aspiración presidencial de Ricardo Monreal. Primero fue la guerra sucia y, posteriormente, han tratado de orquestar estrategias de persuasión para intentar disolver las audiencias públicas de Monreal. Lo peor de todo es que, funcionarios de primer nivel, son los artífices de estas campañas, incluso difundiendo la consigna de qué no asistan a las asambleas del zacatecano. Eso ha dado pie para ratificar que, en este momento, la desigualdad sigue prácticamente bajo el flujo del piso disparejo que comenzó hace más de dos años.
El hecho de que esa situación siga aconteciendo, habla de que, en este momento, la dirigencia que encabeza Mario Delgado, ha hecho caso omiso. No ha actuado a tiempo y, a unas semanas de que concluya el proceso de información, eso ha provocado una gran desventaja. En efecto, los espectaculares son, en este preciso instante, otra de las cuestiones que ha hecho la gran diferencia. No es lo mismo promoverte que no realizarlo. La cuestión es que hay una gran diferencia: quienes se promocionan están violando no solo la ley electoral, sino también los acuerdos pactados en el Consejo Político Nacional de Morena.
O sea, es un hecho relevante que, forzosamente, debe mediar el árbitro electoral y, por supuesto, la dirección del partido de Morena, cuya obligación es velar por los principios básicos del partido. Entre ellos, indudablemente, no despilfarrar el dinero en propaganda para sacar provecho de ella. Es decir, es responsabilidad de Mario Delgado hacer un llamado enérgico para frenar una cantidad exorbitante de espectaculares. Y, considerando que esa situación sirve de base de apoyo para ganar adeptos a lo largo y ancho del país, la falta es aún más flagrante.
Sé que esa situación no cambiará de la noche a la mañana. Seguramente el silencio cómplice de la dirección del partido será un factor determinante, empero, me quedo con la responsabilidad de un hombre congruente como Ricardo Monreal, que, pese a la desigualdad que vive en carne propia, se ha mantenido firme al lado del presidente López Obrador al que, en reiteradas ocasiones, la ha manifestado su lealtad.
Pero más allá de eso, Ricardo Monreal tiene todo el derecho político de levantar la voz para exigir piso parejo. A pesar de que no ahondará más en el tema, queda la huella que marcó un antes y un después de una lucha social que vale la pena emprender a favor de la democracia.