La hija del coronel/A cada quien su Santo

Con la novedad de que tras el anuncio hecho por nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de que las estampitas religiosas nos salvarán de la pandemia por el COVID-19, hubo compras de pánico y sí, también el insumo religioso se agotó.

¡Vaya!, ya no encuentra uno ni el chipote chillón del Chapulín colorado que yo misma les di como opción en la aportación anterior (entenderé su incógnita querido lector si no me siguió el pasado jueves).

Pero no nos perdamos, hay quienes dicen que en esta contingencia cada quien reza pa' su santo y las versiones circulan y el karma dicen existe.

No están para saberlo pero yo sí para contarles que entre las torres de marfil y el arca de la alianza, se dan pausa para rezar así:

-San Isidro Labrador
que le dé el virus a Obrador

-Santa Elena
que no aguante la cuarentena

-Santa Rosa
que tosa y tosa

-San Charbel
que no lo proteja Gatell

-Santa Asunción
que no culpe a la corrupción

-Santa Rosario
y tampoco a su adversario

-Santo Grial
que se le acabe el antibacterial (ni aplica pero lo rezan)

-San Martín Caballero
que no haga contagiadero

-Santo código de Hammurabi
que lo aislen en el Insabi

-San Benito
que le preocupe tantito

-San Lucas
que ya no haga tantas borucas

-San Pascual Bailón
Pa' qué se le quite lo burlón

Perdón San Vicente, pero es pa' que vea lo que se siente… y no señor, se equivoca, los amuletos no son suficientes.

¡Por favor Santa María! dale puntería, a él y su gabinete para que nos saquen de la politiquería.

No, no sé confunda usted lector no son las calaveritas, es otra opción de salida ante la falta de celeridad frontal por la contingencia de salud y económica que nos espera, en la etapa más crítica que se prevé está por arrancar y donde aún se percibe un dejo de tranquilidad.

¡Por favor San Juan! que nos libremos en Michoacán, y que ante el anuncio de los primeros casos se mantenga y refuercen las medidas tomadas de manera anticipada en beneficio y protección de la población, que deberá seguir las recomendaciones emitidas por autoridades sanitarias.

Así que San Valentín, mis letras llegan a su fin, el coronel tiene quien le rece y quién le escriba, que me responda….no lo sé.