La hermana y el carnal/Oscar Sánchez Márquez
A Claudia Sheinbaum le llueve sobre mojado y a Marcelo Ebrard le salen espuelas.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, jefe nato de la sucesión presidencial 2024, llamó a la jefa de gobierno “mi hermana”, con el fin de arroparla, una vez más frente a pifias y yerros.
El Canciller, el “carnal” Marcelo, comienza a operar equipos preelectorales para recuperar tiempos perdidos, a ver si alcanza todavía algo de lo perdido en posicionamiento y popularidad. Para ello echa mano de viejos operadores políticos que en realidad son un costal de mañas.
Mientras, moviéndose por debajo del agua Adán Augusto López, el amigo personal del presidente, casi su hermano, se mueve, hasta donde puede y lo dejan, para llamar la atención y colocarse en mejores posiciones de reconocimiento político-prelectoral, incluso al grado de pisotear su encargo constitucional de velar por la gobernabilidad interna del país.
Ricardo Monreal, con un fuego amigo permanentemente en su contra, se mantiene dentro del grupo compacto de posibles sucesores de AMLO, lo que aprovecha para tejer redes y fortalecer una propuesta de gobierno con trabajo de calle, no de redes y bots, como lo hacen sus contrincantes.
Una hermana que no aprende; un carnal con un colmillo retorcido pero fuera de foco, un amigo que aprovecha el segundo cargo más importante dentro de la jerarquía de gobierno para hacerse promoción personal de cara a la precampaña y un Senador que surfea entre la inquina morenista, es el abanico de piezas de esta sucesión adelantada, que por esa misma condición, de ser un evento anticipado a más no poder, está teniendo sus propios costos políticos para el gran elector y para los aspirantes a quienes se les ha dado el mote denigrante de “corcholatas.
Por cierto, en el inconsciente colectivo una corcholata sirve para dos cosas, para nada y para lo mismo, después de su uso principal. Para la mayoría de los mexicanos una corcholata se usa y se tira.
A la jefa de gobierno de la Ciudad de México se le ha visto preocupada. Su estrella ya no brilla como antes, eso es una realidad y propios y extraños lo dicen. En el audio filtrado de la conversación de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, con su sobrino, quien es su gente de confianza en el gobierno local, revela que “lo de Claudia se puede caer”, en alusión a que la precandidatura de la jefa de gobierno no la ve firme.
No es la única que ve con menor fuerza y empuje a Sheinbaum. Encuestas serias revelan que sus puntos negativos van a la alza y su popularidad a la baja.
Temas con los problemas a diario en el sistema de Transporte Colectivo Metro han sido su talón de Aquiles, y no se diga las decisiones que ha tomado por ella el Presidente y que ella ha tenido que avalar, como la militarización de la seguridad y vigilancia del ese mismo medio de transporte masivo.
Quien ha tenido que dar la cara una y otra vez ante los problemas serios que se viven en la CDMX ha sido el Presidente. Con ánimo de arroparla la llamo “mi hermana”, aunque para los mal pensados eso significó como el “beso del diablo”, porque la etiquetó como a una persona en minusvalía.
Coincidentemente desde que luz de Sheimbaum ha dejado de brillar por el reflector personal y directo del presidente, más que por luz propia, el que ha “repuntado en las preferencias políticas dentro del morenismo ha sido el exgobernador de Tabasco y actual Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, a quienes algunos ya lo ven en campaña.
Llamó la atención que mientras Sheinbaum se tragaba sola el problema del problemático STCM, sin atinar qué hacer, a Adán Augusto le brotaron como hongos expresiones de apoyo. Un grupo de jugadores de la primera división lanzó elogios a Adán y en otros estados las porras del Secretario de Gobernación desquitan sus pagos y dádivas, puesto que se les ve por diversos lados. En política, para los que quieran saberlo, no hay coincidencia. Tampoco hay sorpresas, hay sorprendidos.
La miopía de morenistas que se espantan con su propia sombra, como el presidente de ese partido, Mario Delgado, y el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Ignacio Mier les ha dado por bloquear nuevamente al líder senatorial Ricardo Monreal Ávila, en un enésimo intento por bajarlo a como dé lugar de la lista de aspirantes presidenciales.
Lo único que han logrado con los intentos por denostar y minimizar la participación de Monreal en el proceso de sucesión, ha sido carcajadas por su torpeza para hacer política.
Por cierto, esta semana Ignacio Mier dio de qué hablar porque aunque se reveló que no es licenciado, es decir no se ha titulado, se ostenta e incluso ve normal que lo llamen “licenciado”. El justifica que no necesita ser licenciado para hacer lo que hace. Pero ese no es el tema, sino la deshonestidad con que se maneja.
Así, comienza a verse el costo de la sucesión adelantada. Un presidente que sigue en campaña algunos aspirantes presidenciales hechos bolas.