La gran jugada del sindicato de Elba Esther/Julio Santoyo Guerrero
Para nada se han atrofiado los mecanismos de control corporativo del que se dice es el sindicato más poderosos de América Latina. El tiempo, si acaso, ha pasado con pasmosa lentitud modificando solo los rostros de la nomenclatura dirigente pero no los comportamientos políticos esenciales. Entre otros, el del SNTE, es uno de los casos más sorprendentes en lo que se refiere a sobrevivencia de prácticas predemocráticas de control institucional. La capacidad pragmática de sus líderes les ha permitido saltar de sexenio en sexenio ajustando su caída a las necesidades políticas que se han sabido negociar con el gobierno en turno.
De concretarse -como parece que así será- el retorno exitoso de Elba Esther Gordillo a la presidencia del SNTE, será la culminación de un proceso casi milagroso, que como el Conde de Montecristo, habría transitado desde las catacumbas de una cárcel a las glorias del poder, saldando cuentas con sus adversarios, eliminándolos o reciclándolos a su servicio.
El don de la resurrección, muy pocas veces visto en la cultura política nacional, que gusta de las vendettas, además viene acompañado de una elevada dosis de vitaminas que augura la recuperación de una rienda firme, tal vez mayor que en los años de emergencia con el salinismo cuando desplazó de los controles corporativos a Carlos Jonguitud Barrios.
Lo logrará, ella lo sabe. Desde el nuevo poder le han mandado señales inequívocas. Le han dicho que respetarán la autonomía sindical y que no permitirán la imposición. Son mensajes que ella sabe interpretar en su verdadero significado. Es decir, que no intervendrán para interrumpir su "legítima" aspiración a recuperar lo que es suyo, que tendrán las manos afuera, mientras ella en uso de sus derechos opera intensamente con las cúpulas estatales para allanarse el camino.
Y lleva prisa, en los próximos días se podría conocer el logro de sus afanes: la recuperación de la presidencia del SNTE y la subordinación de la mayoría de las dirigencias estatales y corrientes institucionales. El objetivo no puede retrasarse más que bajo el riesgo de quedar fuera de la gran jugada, la que definirá la suerte institucional y política del sindicato y de su renacido liderazgo: estar a tiempo como interlocutora central para acordar los contenidos de la nueva política educativa, que supondrá por supuesto, los términos de la reforma legislativa que habrá de aprobarse por la invencible mayoría del nuevo gobierno.
Los foros educativos son la manera "correcta" de abordar la política frente a los electores, eso todos lo sabemos. Eso apuntala las percepciones positivas en la opinión pública. Pero las decisiones efectivas se llevarán a cabo en las mesas de toma y daca con las representaciones políticas de los actores educativos o vinculados con lo educativo, también lo deberíamos de saber. Al menos eso lo sabe perfectamente la maestra Elba Esther.
Ella sabe que en la mesa final estarán 4 visiones de fuerza, centrales para darle gobernabilidad al sector educativo: la que promueva el presidente electo, sería muy ingenuo pensar que en la mesa se pare E. Moctezuma a decir, hay lo que ustedes acuerden; la que sostendrá Mexicanos Primero y las organizaciones adherentes; la de la Coordinadora, que comienza a sospechar que no todo lo que brilla es oro; y, desde luego la de la maestra, que a nombre del Sindicato Nacional, maniobrará para ser mano en los criterios que funden la nueva legislación educativa. En ese espacio es donde los juegos de poder se harán sentir, y será de ahí de donde surgirá lo que se pretende sea el nuevo orden educativo mexicano.
Un orden educativo en cuya fotografía se ve en primer plano la maestra y su colosal sindicato. Cosa distinta será que en dicha mesa se logre la pacificación o la reconciliación, como se ha dicho y convocado. No veo cómo 75 años de corporativismo y otras práctica sindicales tan cuestionadas puedan ser desmanteladas en aras de la reconciliación o cómo casi 40 años de oposición radical puedan edulcorarse o quebrarse para levantarle la mano a la triunfadora Gordillo.
El recrudecimiento del conflicto intersindical entre elbistas renacidos y coordinadora es inminente. Y tendrán argumentos duros a partir del trato legal que les de la legislación de la cuarta transformación a unos y a otros. Ahora que sería otro gran milagro mirar cómo en un futuro admirable, y en aras de la pacificación y reconciliación en la educación, viésemos el apretón de manos y el abrazo de la CNTE con la maestra y su recuperado SNTE ... pero lo dudo.