LA GN y la hora de la verdad/Ethel Riquelme
Este domingo arranca la nueva Guardia Nacional con la que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador pretende solucionar los graves problemas de inseguridad en México. Qué ganas de tenerle confianza y desearle suerte, pero la forma atropellada, imprecisa e improvisada en que la GN surge, hace muy difícil creer que cumplirá los objetivos en el periodo de cinco años comprometidos.
No bastará un despliegue enorme de publicidad con brigadas uniformadas que proporcionen buenas fotografías en portadas y portales, la sociedad reclama resultados inmediatos que simplemente son difíciles de predecir ante la serie de inconsistencias y confusiones que se gestan dentro de las propia organización de la GN.
De entrada, la Guardia Nacional surgirá desde el Campo Marte, el espacio insignia de la milicia en México, cuando por todas las formas se ha intentado convencer a la población, a las organizaciones sociales y organismos internacionales que se trata de una institución civil.
Los contingentes a los que hoy pasará lista el presidente son policías militares y navales convertidos en GN por un brazalete y un uniforme, pero la vestimenta ya está siendo falsificada en el mercado negro.
A la Fábrica de vestimenta de la Sedena se le destinaron 535 millones de pesos para elaborar cerca de 160 mil uniformes, pero no cumplen con los mínimos estándares de medidas y tallas, como ya quedó de manifiesto con burlas en redes sociales, pero el tema es más grave.
Los uniformes tampoco cumplen con los mínimos de calidad acostumbrados: que sean ligeros, térmicos, de rápido secado, que ocupen poco espacio y lo más importante, los mecanismos de seguridad, identificadores ocultos y hasta fibra óptica que incorpore el detalle de la unidad a la que pertenece el tipo de tarea o asignación geográfica que se ha desarrollado durante los últimos años entre los cuerpos para evitar clonaciones y suplantaciones en los muy conocidos retenes falsos.
Que ganas de tenerle fé a una Guardia Nacional cuya base procede de la incuestionable capacidad y disciplina de los soldados de México, pero es difícil cuando no se conoce a la fecha la acción del Estado Mayor de la GN, no hay comunicación efectiva con la sociedad y los medios de comunicación y cuando los propios soldados interesados en formar parte de la GN ni siquiera han sido llamados. Se anotaron voluntariamente y fueron olvidados.
Habría que tenerle esperanza a una corporación policiaca, cualquiera que en medio de la cruda realidad nos promete orden, pero cuándo lo que vemos son soldados desarmados y hostigados por grupos criminales; policías federales menospreciados por los propios soldados y navales, y se reproducen videos de maltrato y pleitos entre militares y policías civiles. La credibilidad es vana.
Es difícil creer cuando sin haber arrancado, sus elementos ya están operando para Donald Trump en nuestras fronteras y no para atender a los mexicanos afectados por las lluvias; cuando en 23 ocasiones contadas AMLO ha referido a la GN para salir al paso de críticas o apuros. Ya la mandó a Minatitlán, a Jalisco, a Guanajuato, a la Ciudad de México; a combatir criminales, a descubrir huachicol, a repartir gasolina, a frenar migrantes y van tres convocatorias que lanza para su arranque. Y lo único que hemos visto son soldados.
Así que, con el mejor de los deseos a la GN pero hasta ahora, me quedo con la imagen publicitaria de los policías de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México caminando entre los puestos de Tepito y a la colonia Morelos con varios presuntos narcomenudistas esposados aparentes miembros de la Unión Tepito y de la Antounión.
Ya llegó la hora de más hechos y menos publicidad. Sólo así se construye la credibilidad.