La Expropiación Petrolera desde el ojo de Renato Leduc
A 85 años de la Expropiación Petrolera, el libro ¿Que pasó con aquella Expropiación?, recién
publicado, actualiza las entrevistas realizadas 42 años después, a participantes y testigos de
aquel hecho histórico. La opinión fue desoladora para ese momento por la forma como
habían sido canalizados esos recursos. Ante el rescate que se realiza actualmente, de ese
bien nacional, consideré importante traer de nuevo estas entrevistas que realicé, publicadas
en un suplemento del diario Unomásuno, el 18 de marzo de 1980. Mi entrevista con Renato
Leduc
La segunda Guerra opacó ante la opinión del mundo, el acto de Cardenas: Renato Leduc
Renato Leduc, periodista, poeta, bohemio, en orden invertido, estaba en París cuando se
expropió el petroleo· Sus andanzas, relatadas por él mismo “no eran para investigar, sino en
busca de faldas” y estaban ligadas a un oscuro puesto oficial, dependiente de la Secretaría
de Hacienda.
--Yo estaba en una oficinita que la Tesorería de la Federación había instalado para cobrar el
impuesto del ausentismo, Esta era una jalada parecida al IVA que trata de demostrar que
cuatro es igual a diez. La ley del ausentismo pretendía recabar el impuesto sobre
propiedades mexicanas cuyas rentas y dividendos gozaban los ricos en el extranjero.
---¿Que impacto te causó la noticia de la Expropiación?
Con voz ronca de tanto hablar, Renato mide el espacio entre los asientos. Se acerca más,
“para no castigar la garganta” y entibia el buche de cerveza en la boca. Los parroquianos han
dejado de prestar atención. Demasiado cotidiano es en el bar Corinto este hombre de
aspecto singular que habla hasta por los codos mientras sus manos siguen la redondez de
su bastón.
---El asunto-empieza a responder-, no fue tan impactante como muchos creen. Después de
todo estaba en puerta un asunto más grave que preocupaba a todos: la Segunda Guerra
Mundial. Un día me levanto y lo leo en la prensa. Le Monde y Le Fígaro, pinche prensa
burguesa, se ponían de lado de las compañías expropiadas. La noticia apareció en primera
plana, en la parte de abajo, con panegíricos que indudablemente habían sido pagados.
Pocos días después llega El Nacional con la versión oficial y nos enteramos de cabo a rabo
que Lázaro Cárdenas había expropiado un petroleo que paradójicamente era nuestro.
“No toda la prensa estaba podrida no obstante. Había en París, aún existe pero ha bajado,
Le Crapouillot (El Sapito), que tenía mucho peso entre la gente democrática. Este periódico
era dirigido por Galtier Boiciielle y su redacción estaba integrada por morteros de trinchera,
antibelicistas que habían hecho muchas denuncias contra el ejército. Como consecuencia
algunos habían sido fusilados. Los editoriales de este periódico se pusieron a favor de
México de inmediato. Lo defendieron incluso cuando México, presionado por el boicot, vendió
petróleo a la Alemania de Hitler y a la Italia de Mussolinni”.
“Las llamadas democracias dan a países como el nuestro, vendas y medicinas, me había
dicho Indalecio Prieto cierta vez en París, ¡Ah, pero las armas las dan a los fascistas! Y eso
mismo sostenía Le Crapouillot criticando a las democracias burguesas de la Europa de la
época, que entregaban a Hitler y a la España de Franco, pero se lanzaban contra un país
pobre como México que defendía lo que le era propio”.
---¿Tu estuviste ligado de alguna manera a la Expropiación en el extranjero?
---Así directamente no. Ni siquiera nos llegó comunicación oficial. Como único fiscal que era
entonces nos dedicábamos otro abogado y yo, a explicarles a los cónsules lo del famoso
impuesto del que no entendíamos ni papa. El gobierno había descubierto, de pronto, que el
servicio diplomático es la playa de recreo de los políticos indeseables y allá iban ex
funcionarios, generales ladrones, y cosas por el estilo. Estos tipos, no contentos con haber
salido del país en condiciones sospechosas, hacían todo tipo de tranzas con el dinero que se
cobraba en el extranjero. Entonces convirtieron nuestra oficina en un centro de recaudación
de finanzas, para evitar cualquier tranza del cuerpo diplomático.
---¿Qué pensaron de Cárdenas los mexicanos que vivían en París en ese entonces?
---Había muy pocos mexicanos por allá en esos tiempos. Quizá algunos que formaron parte
de la legión extranjera durante la guerra española. Uno de ellos, Néstor Hernández,
muchacho que debe de andar por los 60, fue condecorado no hace mucho en Oaxaca.
Estaban también gentes que estudiaban como García Robles, ese funcionario penicilina de la
Secretaría de Relaciones que en ese tiempo se estaba especializando en Derecho
Internacional. El estuvo presente, me acuerdo, cuando el embajador Eduardo Villaseñor
llegó a París a tratar de contrarrestar la campaña que hacían las compañías expropiadas.
García Robles y otros abogados hicieron folletos explicando la situación, que se repartieron
entre la prensa y la gente del pueblo.
“Narciso Bassols, que por entonces era embajador en Inglaterra y había recibido uno de los
chaparrones más fuertes de parte de las compañías inglesas, llegó a París a la par que
Villaseñor. Recuerdo que aún se comentada su presencia en la Sociedad de las Naciones
para defender a Abisinia de la invasión italiana. El delegado italiano muy soberbio le dijo
delante de todas las delegaciones que no podía tomar muy en serio a una persona que se
llamaba Narciso”
“El nombre será ridículo” comentó nuestro embajador, “pero en México tenemos un
embajador que se llama Scarole Speciale y no sabe uno si es diplomático o aperitivo”
“La anécdota parisina sin embargo se esfumaba ante el fantasma de la guerra. Las gentes
que leyeron lo de la expropiación la encontraron congruente con la posición que México
había sostenido al defender a Abisinia, pero no profundizaron en ella. El fascismo se
expandía a grandes rasgos y el frente popular había sido derrotado. La gran burguesía
europea rendía pleitesía a Hitler
---¿Y de Cárdenas que pensaban?
---Nada. En esa época el personaje mexicano más conocido era Villa. Pancho
Villa se había llamado una sección de la legión extranjera en España y Tito de Yugoslavia
había peleado contra el fascismo en la primera guerra, en una legión llamada también
Pancho Villa.
“Yo regresé a México en 1942 durante el gobierno de Ávila Camacho y recuerdo que lo que
más me llamó la atención de la Expropiación Petrolera fue el hecho de que la gente dijera
que el señor Buenrostro no era la persona adecuada para estar al frente de Pemex. Fuera de
eso, nadie comentaba nada”
---¿Pero tu habías conocido el problema petrolero antes de ir a Europa?
---Claro. Antes de irme yo tenía un amigo El Sapo Rocha, cuyo hermano defensor de
campesinos petroleros había sido asesinado por los esbirros de las compañías. Me acuerdo
de mi maestro Rafael Rojo de la Vega que trabajaba por entonces en el despacho de Manuel
Valero, abogado reaccionario que asesoraba a las compañías. Pues bien, en cierta ocasión
Rafael perdió un pleito contra los abogados patronales y estos lo fueron a buscar para hacer
las paces.
“Y yo me fui con ellos -me contó Rafael, y al terminar la comida me pidieron que les dijera
unos versos. Entonces me puse de pie y les dije: Orizaba, ciudad cabrona e hija de la
chingada, montada en una loma verde blanca y colorada” Aquellos tipos se enojaron y
sacaron a relucir las pistolas. Rafael salió huyendo y en medio de los tiros.
“Así era, pues, la cosa”
Suplemento Unomásuno 18 de marzo 1980