La búsqueda de dios (4) Ateísmo/Fernando López Alanís
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La Historia no registra pueblos ateos. Durante el Siglo XX Rusia pretendió ser un estado ateo, pero la religiosidad permaneció y en cuanto hubo libertad para la manifestación religiosa ésta se expresó muy ampliamente. Otro asunto que debe claro es que los estados laicos no están en contra de las religiones, pero tampoco benefician a ninguna en perjuicio de otras. Equiparar laicismo con ateísmo es una falsedad retorcida y de muy mala fe, pero que algunos utilizan para manipular conciencias medrosas o ignorantes. Otro aspecto que se presta a confusiones es que el que existan personas, e incluso instituciones, que no están de acuerdo con algunas prácticas políticas, económicas o sociales de sacerdotes o ministros de algunas religiones, dando lugar a actitudes conocidas como “anticlericales”, que los implicados califican de ateas.
En cambio, ciertamente han existido desde siempre individuos ateos. No puede haber individuos ateos si no hubiera dioses que negar. Según el Diccionario de las Religiones, que de alguna manera sigue a Platón (Las leyes), existen diversos grados de ateísmo individual: desde el dogmático, pasando por el escéptico y el crítico hasta el práctico. Y es interesante saber que en Política se considera que consecuente a la negación de dios, es la no aceptación del carácter sagrado de personas, cosas y lugares, y por lo tanto de toda trascendencia “eterna”. Sin embargo, en las leyes jurídicas de muchos pueblos, sobre todo de los llamados occidentales, no contemplan el Ateísmo de ninguna manera, aunque ciertamente en sus leyes y declaraciones aparece de otra manera o con otras palabras.
Por el ejemplo la Constitución Mexicana dice (Art. 6) “la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial”, (Art. 7) “Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, por cualquier medio”, y (Art. 24) “Toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión”. Y la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice (Art. 18): “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”.
Así, a mí me parece que todo este asunto se resuelve dentro de las relaciones humanas de la misma manera que el de las religiones: mediante la Tolerancia y el Respeto. La Tolerancia en cuanto a la aceptación del otro, del diferente. Recordar que la Tolerancia como el Respeto son Valores de doble vía: ¿Quieres ser tolerado? Tolera. ¿Quieres ser respetado? Respeta. Sin olvidar un mandamiento social que anda por allí: “Por amor a la Humanidad”, o simplemente como enseñó el Gran Maestro Jesús en la segunda parte de su respuesta al cuestionamiento de cuál fuera el mayor Mandamiento: “ama a tu prójimo como a ti mismo”.