La apoteosis que vive Chiapas

En un momento tan importante como el que vivimos, el proceso electoral se torna apasionante. Mientras las emociones fluyen al máximo, el recorrido territorial sigue su curso. Durante estas tres semanas Claudia Sheinbaum ha visitado municipios, plazas públicas y, de paso, ha sostenido encuentros con consejos empresariales para dar a conocer su proyecto de gobierno para el próximo sexenio. Esa concepción, de hecho, se apoya en todas las encuestas de opinión que han salido a la luz pública. En todas ellas, por cierto, supera a Xóchitl Gálvez con más de 25 puntos. El estudio que divulgó Reforma, en términos políticos, solo sirvió para darnos cuenta de que estamos ante un escenario similar al histórico 2018.
Por supuesto, el proceso presidencial que vivimos tiene sus matices propios. Ahora, si nos guiamos por los componentes que tienen una similitud al ejercicio que vivió López Obrador, podemos hablar del espíritu que existe. A su vez, queda claro, reina el deseo de las mayorías para seguir construyendo un México más próspero y humanista que, desde luego, floreció desde que AMLO tomó el poder. En pocas palabras, la inmensa mayoría de la ciudadanía quiere que el lopezobradorismo siga gobernando el territorio nacional. Eso, de acuerdo con las encuestas de opinión, sucederá en el momento que Claudia gane la elección del próximo dos de junio.
Recordemos que, de manera paralela, estará en juego la sucesión de nueve gubernaturas y los espacios legislativos de ambas cámaras. De cara al ejercicio democrático donde la sociedad tomarán decisiones, Morena sigue manteniendo, con gran margen de diferencia, una ventaja considerable que nos lleva a concluir que, para el próximo dos de junio, la coalición “Seguimos Haciendo Historia” ganará Ciudad de México, Puebla, Jalisco, Yucatán, Tabasco, Morelos, Veracruz y Chiapas. Esta última entidad, por cierto, está tomando mucha relevancia por el fenómeno social que constituye Eduardo Ramírez. Él, desde luego, es un claro ejemplo de cómo construir alianzas para encarar un reto de esa naturaleza. Me refiero a los nueve partidos o fuerzas que lo acompañarán.
Siendo una mega alianza que ha quedado registrada ante los órganos electorales, la perspectiva cambia para seguir aumentando las posibilidades de triunfo. Desde este espacio de opinión, inclusive, siempre tuvimos la certeza de la manifestación social que se gestó en el proceso interno de Morena, y del apoyo incondicional que le mostró la mayoría de la población civil a Eduardo Ramírez. Eso fue más que suficiente para no dejar duda de la gran influencia que, pese la presión intensa que constituye jugar una encuesta en el seno morenista, significó un fenómeno social que tiene tiempo marcando la diferencia.
Una vez superado el gran desafío, las condiciones fueron propicias para llegar al proceso de campaña como el gran favorito. Son precisamente las encuestas, como mecanismos de evaluación y sondeo, las que han medido la efervescencia que se vive en Chiapas, incluyendo la estimación o afinidad por partido. Tras haberse hecho pública la encuesta de encuestas, con el corte del 19 de marzo, no hay ninguna duda de lo que acontecerá. En principio, la ciudadanía ratificó su apoyo al abanderado de Morena, pues Eduardo Ramírez, a unos días de iniciar los recorridos territoriales, dejó muestra del imponente paso. Hablamos de una intención del voto de más del 65% a favor de la causa del Jaguar.
En Chiapas, por ejemplo, la lista nominal, en el último corte de marzo, estima una cantidad de más de cuatro millones de personas que, con credencial en la mano, pueden votar. Si partimos de la premisa que aconteció en 2018, la participación fue muy activa con más del 68%. Tomando en cuenta el fenómeno social que ha ido construyendo Eduardo Ramírez a lo largo de muchos años, suena lógico un ejercicio similar a las dimensiones históricas del 2018.
A nivel estatal, entonces, el Jaguar ganaría con una margen muy abultado que, al fin y al cabo, termine por legitimar su llegada al despacho estatal, eso sí, con todo el respaldo para seguir profundizando las políticas públicas de la cuarta transformación. Todo pinta para que sea así. Eso lo afirman todas las metodologías y estudios, incluyendo la encuesta de encuestas que, para efectos políticos, se ha convertido en un mecanismo de mucha confiabilidad.