Itinerario Político/Ricardo Alemán
“¡QUE SE CHINGUE PEÑA NIETO!”
Una vieja consigna –política y periodística--, exhibe de cuerpo entero no sólo la arrogancia de los “infalibles”, sino su carencia de autocrítica.
“¡Si la realidad no se ajusta a mi opinión, que se chingue la realidad!”, dice la sentencia.
Y viene a cuento porque tanto la prensa militante como la “legión de idiotas”, volvieron a la “madriza” contra Peña Nieto luego que el Washington Post reveló la conversación entre los presidentes de México y Estados Unidos, de enero pasado.
Como recuerdan, en aquel momento, la prensa militante y los periodistas de consigna apalearon a Peña con una versión grosera y maniquea.
Dijeron, en pocas palabras, que Trump zarandeó, sobajó y casi escupió a un atolondrado Peña Nieto que, titubeante, no atinó a contener al locuaz jefe de la Casa Blanca. Peña Nieto fue exhibido como “El tonto del pueblo”.
Quedó claro –para todo aquel que consulta la prensa seria--, que “la madriza” contra Peña era y es parte de la campaña de odio y descrédito emprendida años atrás, contra el presidente, por los mismos que apostaron a su caída.
Sin embargo, una vez conocida la versión completa de la conversación entre Peña y Trump, se confirmó lo que aquí dijimos en esa fecha; falso que Trump haya zarandeado, sobajado y casi escupido al presidente mexicano.
Además, con la lectura completa del texto, se prueba que Peña nunca fue sumiso, que sí estaba preparado para enfrentar al presidente de Estados Unidos –a pesar de que se llama Trump--, y que el presidente mexicano resultó ganancioso del encuentro telefónico. Es falso que Trump lo haya “pendejeado”, como insidian los malquerientes.
En el fondo, la prensa y los periodistas militantes jugaron el papel de “idiotas útiles”, al servicio la Casa Blanca. ¿Por qué?
Porque una vez confirmado el manejo correcto de la investidura presidencial por parte de Peña Nieto, los periodistas maniqueos y los medios manipuladores nunca se disculparon ante su “clientela”, de sus mentiras y posturas tendenciosas.
Más aún, reiteraron el engaño y el maniqueísmo, mediante una lectura retorcida del texto íntegro de la conversación.
Para ello recurrieron a la vieja consigna. “Si la realidad no se ajusta a mi opinión… ¡que se chingue la realidad…!”
Es decir, si la madriza al presidente no se ajusta a la realidad, “¡que se chingue Peña Nieto…!” ¡Total, son tiempos electorales...!
Todo, a pesar de que en la conversación, el vapuleado y exhibido como idiota fue Trump. Y si dudan, la Casa Blanca ya busca un chivo expiatorio.
Al tiempo.