Itinerario político/Ricardo Alemán
AMLO: ¡DICTADURA TARDIA!
A lo largo de 59 años, los hermanos Fidel y Raúl Castro se mantuvieron en la cúpula de la sangrienta dictadura cubana.
La suya fue una dictadura unifamiliar que aniquiló a todos sus aliados y que, sin embargo, está lejos de haber concluido. ¿Por qué?
Porque la rueda del poder cubano colocó en la cúspide a un “pelele” de nombre Miguel Díaz-Canel, en tanto que el verdadero poder –el militar--, sigue en manos de la prole de Los Castro, quienes llevaron a Cuba a la tiranía, la miseria y el hambre.
En Venezuela, el dictador Hugo Chávez llegó al poder el 2 de febrero de 1999 y la muerte lo echó en 2013. Antes de morir, la Revolución Bolivariana y su dictadura fueron heredadas a Nicolás Maduro, quien llevó a la Venezuela de la abundancia petrolera a la peor tragedia humanitaria del continente. Millones han huido del terror, la miseria y el hambre, incluidos no pocos chavistas.
Cuando Fidel Castro llegó al poder en Cuba, hace casi seis décadas, a nombre del pueblo prometió libertades, democracia y elecciones libres. Todo lo hizo a nombre del pueblo, hasta llevar al pueblo cubano al sometimiento y la total antidemocracia de la que han huido millones.
Y es que Castro instauró una dictadura feroz que aniquiló a todos los hijos de la revolución, que empobreció al pueblo y perpetuó el poder. Incluso, arrepentidos y en el exilio, periodistas que exaltaron la revolución cubana y endiosaron a Castro escaparon mediante el suicidio.
A su vez, también a nombre del pueblo, Hugo Chávez pregonó que su gobierno estaba dispuesto a fortalecer la democracia venezolana y libertades como la de expresión.
Rechazó que se convertiría en una copia de la dictadura cubana, prometió someter su gobierno a un refrendo cada dos años, juró respetar libertades como el libre tránsito, libre mercado, libre asociación y… en pocos años instauró una dictadura copia de la cubana que encarceló a los opositores, a los periodistas críticos y canceló todos los partidos políticos contrarios.
Hoy, en manos de Nicolás Maduro, Venezuela es una dictadura terminal, igual que la dictadura cubana.
Lo curioso es que cuando esos modelos dictatoriales han probado ser un fracaso, cuando esas y otras dictaduras de partido único, de un solo hombre, de un líder mesiánico, de economía estatizadora y populistas sólo han servido para el empobrecimiento del pueblo al que dicen salvar, en México son muchos los que apuestan por ese camino fallido.
Y es que, como todos saben, Morena es el partido de un solo hombre; en rigor no es ni partido político sino un movimiento social al servicio de una deidad, en donde todo lo decide el mesías, dueño, fundador e iluminado; en donde no existe democracia, en donde se cometen toda clase de barbaridades en nombre “del pueblo” al que, en rigor, sólo usan para justificar el saqueo del dinero público.
¿Quién, si no Andrés Manuel López Obrador, es el único que dice y hace en Morena? ¿Quién pone y quita candidatos? ¿Quién juega con la vida y las carreras políticas de las mujeres y los hombres de Morena? ¿Quién perdona a los pecadores de otros partidos, quien santigua a los criminales y sataniza a los que no perdona ni satán?
Morena es un remedo de partido político. Es una empresas familiar en la que sólo manda su dueño; es una dictadura unifamiliar en la que igual que en Cuba y en Venezuela se heredan los puestos, los cargos y las candidaturas.
Y en esa dictadura llamada Morena mandan el mandamás Andrés y sus hijos. ¡Y punto! El resto son sólo sirvientes del mesías que da y quita, ordena y manda, reclama y regaña.
Y si en Morena se vive la peor dictadura de un solo hombre, por qué los ingenuos, los incautos, los bobos o los idiotas que ciegos y sordos siguen al mesías pueden imaginar que un eventual gobierno de Morena sería diferente.
¿De verdad creen que un tirano que creó su propio partido, que es dueño del partido, de las vidas y las carreras de los que militan en su partido, estaría dispuesto a someterse a las reglas de una democracia representativa como la que supone el presidencialismo mexicano?
¿Por un momento se imaginan al dictador de Morena sometido a la división de poderes?
Pues no lo tienen que imaginar. Sólo basta recordar que cuando fue jefe de gobierno del DF, ignoró a la Asamblea Legislativa, a cuyos mandatos dio la vuelta con los llamados “bandos”. Uno de esos “bandos”, por cierto, dieron origen a caos inmobiliario.
Pero si aún dudan que López Obrador va por una dictadura con medio siglo de retraso en la historia, basta leer, ver y escuchar a sus leales; todos febriles adoradores de dictadores como Chávez y Nicolás Maduro; como Los Castro y el sátrapa de Corea del Norte.
Así o más claro que estamos ante una dictadura que llega tarde medio siglo.
Al tiempo.