Itinerario político/Ricardo Alemán
AMLO, EVO Y “EL CHAPO”; LA ALIANZA NARCA
En política, dice el viejo refranero popular, “no hay casualidades”. En todo caso, existen causalidades. Es decir, causas y efectos.
Y no es casual, por ejemplo, que el mismo presidente mexicano que tramitó las visas para la familia de “El Chapo”, que liberó al hijo menor de “El Chapo”, que prometió recuperar la fortuna de “El Chapo”… haya ofrecido un presuroso asilo político a Evo Morales, el ex presidente de Bolivia, a quien la DEA tiene catalogado como uno de los principales socios de “El Chapo”.
Más aún, no son pocos los videos y audios que circulan en redes y en digitales –y que nadie ha desmentidos--, que hacen referencia a una presunta alianza entre el entonces candidato, López Obrado y los hijos de “El Chapo”.
Resulta que los audios y videos en cuestión revelan que familiares de Joaquín Loera –alguno de sus hijos--, habrían entregado en propia mano de alguno de los hijos de López Obrador miles de millones de pesos para financiar el proselitismo político electoral --rumbo a la candidatura presidencial--, del tabasqueño.
Tampoco es casual que el candidato y luego presidente, López Obrador se haya encargado, de manera personal, de promover la amnistía a los barones de la droga en México y que, ya como presidente, haya ordenado terminar con las políticas destinadas a confiscar drogas duras; que haya ordenado el fin de la destrucción de plantíos de mariguana y amapola.
No es una casualidad que López Obrador haya ordenado el fin de la detención de los jefes de las bandas del narcotráfico, con el cuento de que la violencia no se resuelve con violencia y que no exista una política clara, real, efectiva, confiable, para el combate de la violencia y para acabar con los grupos criminales, muchos de ellos metidos al negocio de la droga.
No es casual que a nadie en el gobierno de López Obrador le interese seguir “la pista del dinero” en el caso de los grandes cárteles criminales y que, en los hechos, sean precisamente los cárteles de la droga quienes tienen el control de casi todo el territorio nacional, mientras que la Guardia Nacional se encarga de repatriar indocumentados.
No es casual que, a días de cumplir un año del gobierno de López, el número de victimas mortales por violencia sea histórica; propio de una guerra. Se estima que al 1 de diciembre de 2019 sean 35 mil las víctimas mortales.
¿Por qué nada dice López Obrador? ¿Será que esconde una alianza narca, inconfesable con El Chapo y con los gobiernos de Bolivia y Venezuela?
Lo cierto es que la punta de la madeja de esa presunta alianza empieza a aparecer y analistas como Mary Anastasia O´Grady --del prestigiado Wall Street Journal--, no sólo cuestionó severamente que el presidente mexicano haya dado asilo político a Evo Morales sino que confirmó que el ex presidente boliviano convirtió a su país en un narco-estado, al estimular hasta niveles impensables la producción de hoja de coca.
Era tal la intervención de Evo Morales en la producción de cocaína que, al tiempo que era presidente, también presidía la Federación de Productores de Coca, una de las organizaciones asociadas con el Cártel de “El Chapo”, que se encargaba de distribuir la droga a todo el mundo.
Es decir, la Federación de Productores de Coca es una de las organizaciones que más droga fabrica en el mundo y su aliado, “El Chapo”, se encargaba de la distribución en todo el orbe.
¿Es casual que “El Chapo”, Evo Morales y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, estén metidos en el negocio de las drogas?
¿Es casual que “El Chapo”, Evo Morales y Nicolás Maduro sean, al mismo tiempo, aliados del gobierno de López Obrador?
¿Es casual que todos los días se descubran nuevas evidencias que apuntan a que la campaña presidencial de López Obrador habría sido financiada por los gobiernos de Evo Morales, Nicolás Maduro y por el Cártel de “El Chapo”?
Ya son muchas las casualidades y parece que no le importan a nadie; casualidades que en una democracia sana ya habrían provocado una investigación a fondo.
Pero en el México de López Obrador no sólo abundan las casualidades sino las complicidades.
Al tiempo.