Itinerario político/Ricardo Alemán
¡ANATOMÍA DEL “PORRO”!
El problema de la proliferación de “porros” en todas las instituciones de educación superior –y no sólo en la UNAM--, es que se trata de un negocio de jugosas rentas político-económicas.
En su vertiente política, el “porrismo” sirve para el control de los grupos de poder en las universidades e institutos. Y en todos los casos la línea de mando viene desde la cúspide. Es decir, el control político baja desde los rectores o directores de la institución, pasando por jefes de carreras, prepas o vocacionales.
El control político en una universidad o instituto --como la UNAM y el IPN--, resulta indispensable porque todos los centros educativos son potentes centros de empoderamiento y manejo de dinero público. Incluso –con piel de oveja--, los porros existen en prestigiadas instituciones como el Colmex, en donde el control lo tienen lopistas probados.
Y si aún dudan, existen entidades federativas, como Colima, en donde el poder real lo tiene la universidad y no el gobernador. De hecho el “Grupo Universidad”, de Colima, es un grupo “porril” que pone y quita gobernadores. En estados como Sinaloa, el segundo poder –por peso político y económico--, es la UAS. Por eso, resulta ridículo suponer que un acto de fe acabará con el “porrismo” en universidades e institutos, como el IPN.
Pero hay más. ¿Cuántos políticos del PRI, PRD y Morena –el mismo presidente electo vivió por 18 años como “porro” en la UNAM--, utilizaron la plataforma del “porro” para llegar a posiciones de poder? ¿Cuántos pasaron de “porros” a “líderes sociales” y luego a ocupar puestos de elección popular?
En rigor, acabar con la mítica figura del “porro” es atentar contra la historia misma de los viejos partidos --como el PRI y el PRD--, y derribar el origen de ese joven viejo llamado Morena.
En la cara económica, las rentas del “porrismo” van del ambulantaje --dentro y fuera de las instalaciones educativas--, hasta ese tonel de rica miel llamado “narcomenudeo”; “negocio que salpica a todos”, según testimonios de “porros” consultados. ¿Y quiénes son todos?
A la rectoría de la UNAM, a la dirección del IPN y, en general, a la cúspide de las instituciones de educación superior llega el beneficio de las rentas económicas del porrismo. La “cascada de dinero” derrama a todas las instancias. Y el fenómeno es pariente de las jefaturas delegacionales de la capital del país.
En cada demarcación, el delegad en turno recibe “el niño” –paquete de dinero en efectivo--., producto de las cuotas del ambulantaje, giros negros y el “narcomenudeo”. Dinero sucio que llega limpio a directores, rectores y jefes de carreras y preparatorias y derrama a vigilantes, policías y líderes porriles.
En casos más sofisticados, el “porro” no pide en monetario sino que le pagan con el permiso para rentar espacios al ambulantaje y territorios para el desempeño de los “dealers”. Es el “porro-empresa”.
¿Alguien cree, con dos dedos de frente, que un gobierno de “porros” acabará con los “porros”?
Al tiempo.