Indicador político/Carlos Ramírez
Banxico: sin reforma productiva, PIB promedio de 2% en 2021-2030
El tamaño de la crisis de PIB negativo de dos dígitos de 2020 que prefiguran las expectativas oficiales definirá la dimensión del enfoque del Estado del presidente López Obrador en cumplimiento con el mandato constitucional de rectoría del Estado sobre la economía, el modelo de desarrollo y el proyecto nacional.
De acuerdo con expectativas del Banco de México, el problema no se agota con lo que pudiera venir como rebote productivo en el 2021, sino la advertencia de que el modelo de desarrollo posneoliberal no alcanzará sino para un promedio anual de 2% de PIB para los próximos 10 años, es decir, de 2021 a 2030.
Ello quiere decir que sin acción productiva del Estado posneoloiberal el escenario de crecimiento y por tanto posibilidades de bienestar estaría igual o por abajo del promedio de crecimiento anual del PIB de 1983 a 2018 de 2.2%, y estos dos periodos serian apenas un tercio del logrado en el ciclo conocido como milagro económico mexicano 1934-1982 que logró un promedio anual de PIB de 6%.
Lo que pase con el PIB en 2020 y la reanudación productiva como rebote dependerá de las condiciones para la producción. Y los agentes productivos están mandando señales no tan positivas que podrían desanimar mayores inversiones, expansiones o reactivaciones de la planta productiva. El dato mayor que revela la Encuesta de Expectativas de Especialistas del Sector Privado consultados por Banxico y distribuidas el pasado lunes 3 de agosto se localiza en los datos que revelaban que buena parte de la crisis de crecimiento ya venía de antes de la pandemia. La cifra de 5.2 en condiciones de mercado interno y de 6.2 en gobernanza se acercaban al tope de 7 que significa la mayor desconfianza.
Cuando el presidente López Obrador dio por terminado el ciclo neoliberal y anunció el periodo posneoliberal, no aparecía en el radar ninguna crisis de salud con sus gravísimos efectos económicos y productivos. En este sentido, la pandemia pudo haber ayudado a construir un escenario de redefinición del modelo de desarrollo, de la política económica y de la estrategia de bienestar social general.
El desafío principal se localizaba en romper el crecimiento económico mediocre de 2.2% del PIB en el periodo salinista neoliberal y los saldos lógicos de marginación y pobreza. El problema estaba en el hecho de que el neoliberalismo salinista construyó una política económica atada a tres lastres: el déficit presupuestal, la inflación y el PIB bajo. Los instrumentos de políticas de desarrollo no necesitaban un ajuste de coyuntura sexenal, sino una verdadera reconstrucción general de herramientas, objetivos, lastres y sobre todo reparación total de la planta productiva.
El Tratado de Comercio Libre 2.0 firmado con el presidente Trump a comienzos de julio sólo podría servir con un rediseño del modelo de desarrollo, de una nueva planta productiva y de un Estado potenciador del desarrollo, los tres pasivos que el TCL 1.0 de Salinas de Gortari tampoco había atendido y que por ello su efecto en el PIB había sido mucho menor al esperado y prometido.
El desplome del PIB de -9% a -12% para 2020, la desarticulación de cadenas productivas por el frenón antipandemia y las exigencias del TCL 2.0 serían la gran oportunidad para rehacer el modelo de desarrollo mexicano y su correlativa planta productiva y para darle prioridad estratégica a los tres rubros de la modernización: competitividad, innovación y tecnología.
Si no hay ese relanzamiento de México como potencia industrial en los tres rubros productivos --industria, agro y servicios--, entonces desde ahora el Banxico está advirtiendo que el escenario de PIB de los próximos diez años --2021 a 2030-- será igual o menor al 2% de los treinta y cinco años de neoliberalismo salinista.
Y ahí, en ese escenario, lo que estaría en riesgo por la crisis sería la rectoría del Estadio en el desarrollo y el bienestar.