Hacer las paces con la naturaleza
Cuando en una línea horizontal no situamos como la mismidad (la sociedad), y el otro extremo la otredad (la otredad es la tierra, la naturaleza); podemos comprender que podríamos hacer las paces con la naturaleza a través de un diálogo horizontal, complementario, en ecología de saberes, en alteridad, en comunicación, en tolerancia y respeto.
Nos debe quedar claro que la existencia de la vida en el centro, y no lo etnocéntrico es lo fundamental para llevar a cabo las acciones para realizar ese diálogo entre la mismidad y la otredad (la Tierra), para hacerlo posible es importante avanzar en la reflexión de la unicidad y la simbiosofía.
La unicidad se da cuando interactúan los seres vivos: el hombre, las plantas, los animales, con los elementos de la naturaleza, es decir, con el aire, el agua, la luz, y la tierra, que permiten soportar la vida en la tierra, en unicidad, en uno solo; este pensamiento debe ser acompañado de la simbiosofía, es decir, que la humanidad con un elemento clave en la diferencia con los animales, “su constructo lingüístico”, permita generar las condiciones a través del diálogo para evitar el deterioro, la devastación, este proceso de individualidad, hedonismos que vivimos y que atenta contra la madre tierra.
Hacer las paces, tiene un significado importante para la humanidad, que hoy suma alrededor de los ocho mil millones de personas; primero, evitar las crisis en las que vivimos y a las que se refiere Félix Guattari (medioambiental, social, mental, y que yo propongo agregar las crisis de la educación, la salud, el financiamiento, y ahora el miedo por el crimen organizado), pero también trabajar en las prácticas de consumo e intersubjetivación que producen daños de la humanidad a la tierra, y me refiero a las ausencias que genera el eurocentrismo y que nos ofrece Boaventura de Sousa Santos en sus reflexiones teóricas las sociologías de las ausencias y emergencias: la ausencia del saber y del rigor, frente al conocimiento empírico que es sabiduría, pero que no tienen ese valor científico; el tiempo lineal, no es solo conocer la historia en el sentido de la dirección que llevan los países desarrollados, sino reconocer nuestras contradicciones y acciones que realizamos para comprender la realidad que se vive.
Las diferencias, que ocultan la jerarquización social que se vive por el color de piel, el sexo, el género, la etnia, la edad, el capacitismo. La escala dominante, es decir la universalidad, hoy la globalidad, frente al pluriverso, a lo glocal. Y finalmente el productivismo capitalista, es decir, la producción, el crecimiento, la fuerza de trabajo o la naturaleza, todo lo demás no importa. Para atender estas problemáticas, se presentan cinco formas que podrían dar viabilidad a un nuevo pacto civilizatorio. Las ecologías de los saberes, donde dialoguen el conocimiento científico y la sabiduría, donde se complementen, y generen nuevas propuestas de solución. La ecología de las temporalidades, aunque el tiempo es lineal, existen otros tiempos que hay que considerarlos. La ecología del reconocimiento, descolonizar nuestras mentes para producir nuevas propuestas no colonizantes. Promover la ecología trans-escala, es decir, avanzar en propuestas de escalas, locales, estatales, nacionales, globales. Y finalmente la ecología de las productividades, reconocer los sistemas ancestrales de producción, que cuidaban la tierra, el agua, promover las economías solidarias.
Pero el otro asunto para conectar en horizontalidad con la otredad, se requiere de la Carta de la Tierra y de sus instrumentos que nos permitan lograr el respeto y cuidado de la comunidad de vida, la integridad ecológica, la justicia social y económica y desde luego democracia, no violencia y Paz.
Para ello, debemos de trabajar en la creación y desarrollo de conciencia e inteligencia emocional, deconstruir el patriarcado y echar abajo el género, pero además el consumo hedonista, el mercado sin escrúpulos, y privilegiar una economía social, es decir, avanzar a un ecosocialismo con mayores vías de respeto a la naturaleza.