Hablando en serio/Santiago Heyser Beltrán
“Aprendiendo a Vivir VIII”
Uruapan, Michoacán, 26 de agosto del 2017
Vivir bien no es cuestión de suerte, vivir bien es cuestión de aprender y decidir; en otras palabras: está en uno la decisión de vivir bien y ser feliz para así alcanzar nuestra propia plenitud, en el tiempo que tenemos de vida.
Hace años asistí a una conferencia sobre el libro de Anthony de Mello: Autoliberación interior (muy recomendable). Al salir, el conferencista inició con un sketch preparado; con voz grave y pausada para dar más énfasis, dijo: “Todas las mañanas,… al despertar,… antes de levantarse de la cama; Usted tiene que tomar la decisión más importante del día. Antes de levantarse, Usted tiene que decidir si ese día va a ser feliz o no. Si Usted decide ser feliz, entonces no permita que nada de lo que suceda durante el día lo aparte de su decisión.”… Si la intención del conferencista era que se me quedará grabada la reflexión ¡Lo logró! No a diario, pero si muy seguido y a veces durante el día, recuerdo que ser feliz es una decisión mía y que tengo el poder para no darle a nadie (ni siquiera a la suegra), el derecho a fregarme el día.
¡No!, no es broma, ser feliz es una decisión personal y lo podemos constatar con las personas que interactuamos, en donde podremos ver a las que sufren y se encabritan por todo y a las que toman cada evento con filosofía y buscan resolver lo que quieren cambiar, en lugar de quejarse o actuar como mexicano, pues como sabemos, echarle la culpa a otro y sufrir por ello es deporte nacional… Lo que me recuerda la oración de la serenidad, cito: “Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia.”
Entonces <preguntaremos>: ¿Porque hay tanta gente infeliz?, la respuesta simple es, por que quieren. ¡No!, no me refiero a la gente que no tiene para comer o tiene un hijo enfermo para el que no tiene medicinas; pero en general, la gente es infeliz por cuatro razones: 1.- Porque quieren, como resultado de una mala educación, generalmente desde niño, el sentirse agredido, ignorado o devaluado y hacerse mártir le ha traído en compensación que le hagan caso. Es como el niño que hace berrinche conocedor de que recibirá un castigo, pero prefiere el castigo a ser ignorado. 2.- Porque no saben vivir, y no saben vivir porque desconocen su propia naturaleza de persona y no actúan acorde con ella, lo que les trae desasosiego. La mayoría de las personas viven estresadas porque no viven en función de lo que son, sino que viven en función de lo que les inculcan o de cómo les manipulan; Así tenemos millones que viven cargando culpas por ser seres sexuales (y dizque pecadores) y no es poco común ver a un adolescente desgraciado porque no tiene celular y se siente “morir” al estar “out” en relación con sus amigos y compañeros. Lo interesante es que nuestra sexualidad es un don a disfrutar y que un celular nada tiene que ver con el buen vivir, ser feliz o la calidad de vida, cosa de ver los millones de personas que nos precedieron y fueron felices sin esa tecnología. 3.- Porque vivimos “dormidos” y al hacerlo perdemos la capacidad de asombro respecto al milagro de la vida, es decir, dejamos de maravillarnos y de disfrutar de un cielo estrellado, de un amanecer, del vuelo errático de una mariposa, de la sensación de bienestar que produce una brisa de aire, etc. En otras palabras, no valoramos todo lo que tenemos y nos rodea y que, si viviéramos “despiertos”, disfrutaríamos constantemente; y 4.- Porque no vivimos con pasión, no hacemos de cada evento algo memorable derivado del milagro de estar vivo. Un beso, un saludo, una sonrisa son las pequeñas cosas que continuamente nos nutren para vivir bien; para ello hay que estar despiertos y valorar todo, hasta el milagro de poder caminar o respirar.
¡Sí!, para vivir bien hay que estar “despiertos”, conscientes de los que vivimos y de lo que nos rodea y vivir con intensidad, lo que es sencillo si aceptamos que: Cuando uno sueña, fantasea o imagina, vive una vez, cuando se da el evento, la fantasía o se realiza el sueño, se vive por segunda vez, cuando se recuerda con emoción, se vive por tercera vez. La mayoría de las personas, pudiendo vivir tres veces, ni siquiera viven una, aunque tienen eventos que podrían ser trascendentes en lo físico y emocional y enriquecer sus vidas. El problema es que no los viven con emoción, porque simple y sencillamente no están “despiertos”, por lo que no se dan cuenta, no valoran y no los hacen propios y así, van cómo autómatas viviendo por inercia porque son dirigidos por dogmas, deberes ser ajenos a ellos o manipulados por terceras personas… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.