Hablando en serio/Santiago Heyser Beltrán
Hablando en Serio
“La Forma del Agua”
Uruapan, Michoacán, 28 de enero del 2018
Me encantó la actuación de Sally Hawkins, protagonista muda en la exitosa película: La Forma del Agua, dirigida por Guillermo del Toro.
Un buen amigo, no sin sarcasmo me comentó: ¡Como no te iba a gustar esa mujer, si está muda!... Pero la verdad es que con su actuación supo comunicar ternura, erotismo sin ser pornografía, calor humano, amistad y amor humano de una manera que me conmovió; y me recordó, que no importan las circunstancias personales, todos podemos ser felices si luchamos por ello, y, que la felicidad no está ni en el poder, ni en el dinero.
La historia quizás toca lugares comunes, desde la Bella y la Bestia donde el amor triunfa sobre la fealdad, pasando por El Monstruo de la Laguna Negra (https://www.youtube.com/watch?v=CNZhWTsUacE) que sin duda en 1954 creó el concepto de “hombre pez” con el que tuve pesadillas de niño, hasta el Jorobado de nuestra Señora de París, donde amas al “diferente” y quizás hasta unos destellos de Godzilla. Aún así, es lo que en mi opinión debe ser una película: una historia contada que te permite complementar las imágenes con tu propia imaginación y así construir un cuento personal que te emociona, divierte y distrae, lo cumplió a cabalidad: La forma del agua.
Guillermo del Toro, como siempre, genial contando historias de seres inexistentes creados por la imaginación de los artistas que pintan sueños y que permiten, a través de la trama, despertar en la audiencia emociones y sentimientos que dan un contenido emocional al espectáculo que lo hace brillante gracias a la fantasía combinada del que presenta y del que disfruta, del director y del cinéfilo.
Decía que me encantó Sally en el papel protagónico de la mujer (Elisa), que sin tener una hermosura tradicional, su belleza interior rebasa cualquier imperfección, incluyendo ser muda, y se vuelve preciosa…
Contar una historia que juega con las emociones, que entretiene, que despierta la imaginación, que genera expectativas y esperanza, es buen cine, yo con gusto pagué el boleto y respetuosamente la recomiendo a quienes todavía conservan un poco de ese espíritu de niño que nos permitía jugar a las carreras imaginando un auto a partir de una caja de cartón, o ser protagonista de cualquier novela de Emilio Salgari, al ponernos un parche en el ojo y blandir una espada de madera, que sumada a nuestra imaginación nos convierte en héroes.
Por otro lado, La forma del agua me permitió, por un par de horas, olvidar el mundo real que nos carcome, la muerte de un regidor en Celaya, la cobardía de nuestro Presidente para cancelar, por miedo, un evento en Tamaulipas, las campañas de los mentirosos, “todos”, que siendo candidatos gastan inmoralmente dinero del pueblo en las mal llamadas precampañas, simulando luchas internas inventadas para justificar el mal que corroe a la República: ¡La corrupción!, esa que exhibida en redes sociales irrita a nuestro alterable Presidente EPN, que puede ser cómplice de ladrones, pero muy sensible a la crítica.
¡Bien por el buen cine!, bien por sacarnos de nuestra realidad un rato, bien por permitirnos soñar y recordarnos que tenemos todo para ser felices, a partir de que no tenemos todo, y bien por nuestros artistas y creativos mexicanos que han hecho de Hollywood el vitral para exhibir que sí, tenemos un cáncer con el crimen organizado y la corrupción de gobernantes, ciudadanos y congresistas, salvo honrosas excepciones, pero que eso no nos define y sí el ser un pueblo trabajador, creativo, idóneo de ser felices en la adversidad y con una ilimitada capacidad para soñar.
Finalmente, gracias a Guillermo del Toro y a tantos y tantos que con su trabajo han puesto en alto el nombre de México; tu no Enrique, tu no… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador