Hablando en serio/Santiago Heyser Beltrán
“Vida y liderazgo”
Vida llamamos al espacio de tiempo que existe entre el nacimiento y la muerte.
Lo sé, te quedaste esperando, estimado lector, que escribiera sobre las gestas heroicas de quienes lucharon por la independencia de México; el problema es que viendo la docilidad con la que abordamos la negociación del TLCAN, la obsecuencia para no abordar el tema de energéticos en la nueva versión y así poder recuperar la soberanía sobre el petróleo, el derecho a que agentes norteamericanos anden armados en nuestro México, la vigencia extemporánea de los tratados de Bucareli que limitan el desarrollo nacional y nos dejan dependientes, la complicidad institucional para que continué el contrabando de armas por la frontera norte o la docilidad de nuestros gobernantes ante los designios del imperio, me pregunto: ¿Cuál independencia?... A ello añadamos la dependencia de nuestra clase política y gobernante, casi como un vicio, de lucrar con el dinero público para vivir como reyes el resto de sus vidas, después de haber ostentado un puesto de representación o de gobierno; lo que automáticamente los prostituye para venderse a los intereses que mejor les paguen económicamente, que obvio, no son los intereses nacionales; vuelvo a preguntar: ¿Cual independencia?, nada que celebrar.
Percibo en nuestra juventud desasosiego, muchos adolescentes (y la mayoría de los adultos <responsables del actuar de los adolescentes>) se me figuran como las hormigas cuando cubres de tierra o le pones cal a la entrada de su hormiguero, corren sin detenerse en círculos, sin saber a dónde ir… ¡Perdidas!
Sobre ello he escrito algunos artículos bajo el título de: “Aprendiendo a vivir”, porque estoy convencido de que salvo honrosas excepciones, la mayoría de la gente no sabe vivir... En este proceso de observación, he detectado dos conceptos que están ligados: el desconocimiento del sentido y objetivo de la vida y de la propia naturaleza humana y consecuentemente de que hacer en el tiempo que estamos vivos, y la falta de liderazgo, no solo para dirigir a un grupo o encabezar un equipo de trabajo, sino aún para gobernarse uno solo, es decir, tomar el control de nuestras vidas, ser líderes de nuestra vida… A partir de esta percepción, me parece que una manera de lograr algún día la independencia de México ¡Es formando líderes!, ciudadanos que como primer característica sepan dirigir sus vidas, es decir, tomen en sus manos y se hagan responsables de su propio destino. Si estamos de acuerdo, estimado lector, la pregunta que seguiría, sería: ¿Cómo hacerlo?... Una propuesta que se me ocurre es: Construyendo un nuevo modelo educativo (o complementario), ajeno a los programas escolares, que desde los pueblos y comunidades, hasta llegar a los barrios y colonias, instruyan a los jóvenes que de mutuo propio, es decir, sin el mandato de sus papás, quieran hacer algo con sus vidas y aprender sobre temas como: liderazgo, responsabilidad social, moralidad y valores comunitarios, civismo, trabajo en equipo, creatividad, manejo de conflictos, comunicación asertiva, emprendedurismo, solución de problemas, desarrollo de competencias, etc. que les darán ventajas para que, en el tiempo que tienen de vida, puedan alcanzar su propia plenitud sirviendo y así ser felices. Mi propuesta, a diferencia del modelo educativo institucional, sería que no se entregaran certificados, diplomas o calificaciones, que el único incentivo sea aprender (de buenos maestros), y consecuentemente, que no se pida más requisito que saber leer y escribir. Quienes no sepan leer y escribir, pasarían primero por un curso de aprendizaje, pudiendo asistir a clases mientras aprenden ¡No habría rechazos!, porque el único requisito real, sería que el joven quiera aprender, ¿y lo demás?: lo demás está en él.
Reconociendo que existen liderazgos sociales, económicos y políticos por la actual estructura de nuestra sociedad, por historia y por herencia; mi propuesta se complementaría con la formación de líderes en una escuela orientada a ello, es decir, un lugar donde los hijos de los lideres mencionados, se formen para que con sus relaciones y recursos sean pilares de la reconstrucción nacional y no simplemente junior´s; traigo a colación el diálogo entre Filipo II rey de Macedonía y su hijo Alejandro: “Hijo, los maestros que aquí tenemos ya nada te pueden enseñar, voy a buscar al mejor para educarte, para que seas un buen rey” ¡Y contrató a Aristóteles!, quién aportó para formar a Alejandro Magno, el mayor conquistador de la historia y un líder excepcional.
Educar para formar los líderes que conducirán a México a su independencia ¡Ese es el camino!, ¿después?, después a celebrar la verdadera independencia de México… ¡Así de sencillo!