Hablando en serio/Santiago Heyser Beltrán
“Un Presidente en conflicto”
Uruapan, Michoacán, 23 de junio, del 2018
¿No convendría que el próximo Presidente de México tenga nuestro voto de confianza y un Congreso que lo apoye?, pregunto.
Enrique Peña Nieto entró con un Congreso dividido, necesitó del “apoyo” de “la oposición” para lograr los cambios legales necesarios para acabar con 80 años de soberanía energética, de los que México disfrutó desde que Lázaro Cárdenas del Río, en 1938, nacionalizó el petróleo;… pero, ¿cómo fue que Peña Nieto obtuvo el apoyo de la oposición para los cambios estructurales bajo la figura del famoso #PactoPorMéxico?, en mi opinión, corrompiendo, maiceando, engañando, viciando, pervirtiendo y/o cooptando a los congresistas (o líderes de Partidos Políticos) que le eran necesarios para lograr las reformas que hoy tienen a México con una gasolina más cara, una invasión de capital extranjero en asuntos económicos, industriales, petroleros y políticos y a una plaga de gobernantes con prestanombres, más ex-políticos y asociados, compitiendo por contratos de extracción de petróleo en aguas someras,… que decían que ya no teníamos; ante la mirada impávida de nuestras Fuerzas Armadas que juraron defender a la Patria… En otras palabras, un Presidente débil requiere, si es corrupto, de corromper al Congreso y acabar con los contrapesos para poder gobernar y ahí empieza el viacrucis nacional y el modelo de corrupción, hoy imperante, que nos tiene como tercermundistas. Si el Presidente débil no es corrupto, podrá llegar con las mejores intenciones que nada podrá hacer, porque la oposición, integrada naturalmente con muchos corruptos, estará obstaculizando cualquier cambio en beneficio de México;… por una sencilla razón ¡Les conviene!
Escucho a Enrique Krauze, quién se benefició por años del partido único con un control total del Congreso, argumentando que eso es malo; aunque nunca lo dijo cuando gobernaba con abrumadoras y tramposas mayorías el PRI; por eso cuando lo leo, sus palabras me suenan vanas y me obligan a reflexionar sobre los contrario; me explico: si Ricardo Anaya o Andrés Manuel López Obrador llegan a la presidencia, es porque los mexicanos clamamos por un cambio y si ese cambio se obstaculiza por mayorías opositoras en el Congreso (Léase tricolores + verdes + Panal + PRD + PES + MC y PT, más independientes chaqueteros (Jaguar) <Nota: los hoy aliados, mañana será opositores, por eso las alianzas son contrarias a una democracia con valores, a una ideología y a una ética partidista>), el sacar al PRI de Los Pinos no tendrá beneficios, ya que seguiremos con un modelo socioeconómico, el neoliberal, impuesto desde afuera para lograr el control de los pueblos y agandallarse las riquezas nacionales de los otrora países soberanos, México incluido. Es por ello que apoyar no solo un cambio de partido sino un cambio de modelo económico, es urgente y necesario, y ello no va a ser posible si el próximo Presidente es acotado por una mayoría opositora que, auspiciada por los capitales nacionales y extranjeros que hoy se benefician de nuestras desgracias y abandono institucional, pretenden un cambio cosmético (simulado) para que nada cambie. Ello hace necesario que el próximo Presidente tenga mayoría en el Congreso, es decir, que al votar por el candidato, le demos más poder para gobernar y hacer lo necesario para detener el saqueo (cosa de ver el decreto presidencial sobre las cuencas de aguas nacionales <que se emitió mientras estábamos apendejados con el triunfo de México sobre Alemania>) y así, retomar un camino nacionalista que tomando ventajas de la globalización, nos conduzca a un desarrollo nacional que sustentado en certezas y en la paz, permita que con el trabajo de todos México resuelva las pandemias de pobreza, corrupción, dependencia e inseguridad.
¡Entendamos!, estamos hartos de ser gobernados por ladrones tricolores (#NiUNVotoAlPRI) y en muchos casos, sobre todo en la gente sencilla, desesperados porque el modelo socioeconómico que tenemos es inhumano, depredador e inmoral al facilitar y promover la acumulación de riqueza en pocas manos, mientras millones vemos reducir nuestro nivel adquisitivo y nos acercamos a niveles de pobreza bajo el esquema de un modelo de esclavitud moderna que a través del trabajo subordinado (y un sindicalismo corrupto y simulado) busca el poder y el control de sociedades enteras, así como la apropiación de la mayor riqueza posible. ¡Urge!, repito, un cambio de modelo que privilegiando el humanismo (somos una sociedad de personas, no de cosas ni de ganancias), permita a los mexicanos, en un entorno de paz, tranquilidad y seguridad, progresar poco a poco con paso firme, al tomar un camino que conduzca al pueblo de México al desarrollo disfrutando mediante su trabajo de las riquezas nacionales, al tiempo que cuidamos de nuestros recursos naturales para dar viabilidad de vida a las futuras generaciones.
En otras palabras y para explicarlo con palitos y bolitas; el próximo Presidente de México necesita de la confianza y apoyo de todos los mexicanos para tener la fuerza necesaria para vencer la inercia de los intere$es que pugnan por seguir depredando a México (Trump incluido) mientras se convierte en satélite al servicio de extranjeros, poniendo al pueblo de México y a sus riquezas a su disposición, es decir, el futuro Presidente necesita el respaldo del pueblo y de un Congreso que tenga el mismo deseo de trabajar por y para México… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador