Hablando en serio/Santiago Heyser
Hablando en Serio
“El Tapado”
En la picaresca mexicana, se denominaba “El Tapado” a quien, con la decisión del Presidente en turno, sería, al destaparlo (ungirlo), el candidato presidencial del PRI y futuro presidente.
Cito de Wikipedia: “En la política mexicana, el “tapadismo” es un término que se utiliza para describir la característica discrecional en la selección del candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó, junto con sus antecesores el Partido Nacional Revolucionario (PNR) y el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), ininterrumpidamente el país desde 1929 hasta el 2000.
Russell (2010) apunta que entre 1954 y 1994 «hubo relativamente pocos cambios en la selección del candidato del PRI». Los aspirantes hacían apariciones públicas antes de que el presidente en turno seleccionara al que sería el candidato priista —dedazo—. Posteriormente, un «funcionario de confianza» anunciaría la decisión —destape—. A partir de ese momento, el partido apoyaría al elegido —destapado—, incluso los rivales, de quienes se esperaba que «afirmaran que el presidente había escogido al mejor hombre para el trabajo». De no hacerlo, perderían el favor del PRI y la posibilidad de un puesto en la siguiente administración.”
El PRI perdió la presidencia en el año 2000 y a partir de ahí, dada la incapacidad de los presidentes panistas de imponer a su candidato, Fox a Santiago Creel y Felipe a Ernesto Cordero, se acabó el tapadismo, o cuando menos eso parecía, dado que aun cuando el PRI de EPN, gracias a Felipe Calderón recuperó la presidencia; por la corrupción rampante que caracterizó el regreso del priísmo, a EPN le fue imposible imponer un sucesor de su partido, ya que para garantizar la impunidad que en mi opinión le ofreció a YSQ, escogió como candidato del otrora partidazo a un no militante y leal (léase cómplice) miembro de su gabinete, José Antonio Meade, que, como estaba previsto, solo hizo el ridículo en la elección del 2018…
Hoy, hoy, hoy, en una decisión sorpresiva, AMLO decide adelantar los tiempos y pone en agenda, desde el show presidencial que es La Mañanera, el tema de los candidatos para el 2024; y digo de manera sorpresiva porque es una realidad que una vez que se “destapa” el candidato de un partido, como Morena, que tiene todas las de ganar en el 2024 gracias a las alianzas sin sentido de Marko Cortes del PAN quien, desdibujando al Partido Acción Nacional decidió revivir al corrupto PRI y al inútil PRD, una vez que se “destapa” al candidato de un partido aplanadora, el Presidente en turno empieza a perder poder, pues todos los vividores de la política se van a la cargada con el casi seguro futuro presidente… Por cierto, no me mal interpreten, para el 2024 el PAN tiene oportunidad de competir, en mi opinión, siempre y cuando vayan SIN alianzas, cambien a sus liderazgos, sean congruentes con sus principios y valores fundacionales y sus gobiernos estatales gobiernen honesta y eficientemente.
Ahora bien, lo interesante, parece ser que la “sorpresiva” decisión de poner en agenda el 2024, es una jugada engañabobos de AMLO, que distrae de la derrota en CdMx, del crimen en la L12, de los muertos por la pandemia, de los niños cancerosos sin medicinas, de la inseguridad y de la delincuencia permitida, solapada y apapachada, etc., etc. Por una sencilla razón, aun cuando la “raza y los opinadores sabelotodo” consideran que Claudia Sheinbaum va a ser la candidata de AMLO, la verdad es que el poder y la popularidad de YSQ no decrece, pues es de todos conocido que con solo una señal de su dedito, la Sra. Claudia desaparece como presidenciable… Por lo que el tema deja de ser el tiempo del presidente y pasa a ser el tiempo del candidato; ¿no será que al destapar a Claudia, AMLO la expone al fuego amigo y enemigo por mucho tiempo?.. Ese sería el caso si fuera Claudia Sheinbaum la futura candidata de Morena, pero, ¿y si Claudia no es?... Si Claudia es solo un distractor, entonces estaríamos regresando al “tapadismo” 2.0, es decir a una versión moderna del “tapadismo” en donde el Presidente manda señales para confundir a los babosos y tenerlos jugando de su mano durante tres años, en tanto protege y cuida al Ministro Zaldivar, como plan “B” y a Alejandro Encinas como plan “A”, quién lejos de los reflectores espera la Silla del Águila como herencia, de la forma como en su momento heredó el D.F. y sus veinte millones de habitantes, en tanto se divierte con la desesperación de los opositores, la frustración de Ebrard, los berrinches de Monreal y el triunfalismo fatuo de Claudia Sheinbaum y su corte de adoradores que incluye al impresentable Martí Batres… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.