Hablando en serio
“Hablemos de brujas…”
¡No!, no me refiero a la vecina que da lata, ni a mi odiosa cuñada y menos a la mamacita del amor de mis amores; hablo de brujas de verdad, juzgadas, sentenciadas y ejecutadas.
No tengo idea del por qué YouTube, que me dice que me gusta y que debo ver, me recomendó el video “Dos brujas en mí familia”: https://www.youtube.com/watch?v=E9vd2EJbIf4 que describe la investigación de Karim Helmstaedt reportera de DW que siguió la historia de una familia que tuvo 2 antepasadas que fueron acusadas de brujería (por envenenar a la gente y supuestamente volar), tema que poco a poco me fue cautivando al reflejar lo miserables que somos los humanos y como somos manipulados cuando la ignorancia y el fanatismo dominan.
El personaje central de la historia se llamaba Margarethe Króber que en 1642 fue acusada de brujería en el pueblito de Winningen en Alemania, antes, en 1631 también fue acusada su madre, siendo ambas sentenciadas, torturadas y finalmente quemadas por brujas. Lo primero que llama mi atención es que el evento se dio en Alemania, hoy país del primer mundo y extensa cultura que carga con el estigma del nazismo, reflejo de la facilidad con la que un pueblo “culto” puede ser manipulado y adoctrinado por una organización, un mesías o un líder que aprovechándose de sus conveniencias, miedos y/o ignorancia los conducen como borregos a cometer toda clase de crímenes justificados en supuestas verdades, intereses o valores comunitarios. Así es, fue en Alemania en donde en los Siglos XVI y XVII mataban brujas que a finales de los 30´s y principios de los 40´s, con una estrategia de exterminación impulsada por Hitler y sus esbirros para manipular al “pueblo sabio” alemán, hoy aliado de los norteamericanos (otro pueblo fanático y manipulado con el “designio divino” de que Dios los Creó para dominar pueblos), los gringos de la inmoral y criminal bomba atómica en Hiroshima y Nagasaky, enemigos del Tercer Reich y de Japón en la 2ª. Guerra Mundial (WWII), ambos hoy amigochos de los güeros, lo que, en mi opinión, en el caso de Japón destaca pues es deshonrar a los 225,000 japoneses asesinados por USA en 1945, país que ya triunfador, quiso demostrar su poderío matando civiles japonesitos para amedrentar a futuros enemigos… Lo sé, ya me salí de tema, pero es que no puedo digerir la responsabilidad histórica de los hijos de… del Tío Sam que masacraron población civil de un país ya derrotado, solo por el gusto de ser superpotencia y exhibirlo ¡En fin!, cosa de los japoneses y la confrontación entre el honor y la decencia con sus actuales conveniencias (o dependencias) económicas y políticas...
Regreso al tema de las brujas, cuyo origen es religioso, cito de “La palabra”; de la sociedad Bíblica de España, Éxodo 22:17: BLP: “No dejarás con vida a ninguna hechicera”. Ello a partir de la estúpida creencia de que el diablo, esa entidad creada por las religiones para controlar a través del miedo, se apoderaba de las personas y las obligaba a actuar con maldad, lo que repercutía en eventos que lesionaban a la comunidad o dañaban a las personas, eventos climáticos como granizadas, sequías o terremotos o pandemias y enfermedades como la peste o la viruela eran síntoma de “brujería”; por lo que había que exorcizarlas y darles matarile para acabar con el mal; como en el caso de Margarethe y de 20 personas más asesinadas en Winningen, todas inmortalizadas en un monumento. Para que estos crímenes se efectuaran existieron testimonios de vecinos que declararon constatar sus “brujerías”, que estaban “poseídas” por Satanás e inclusive que las vieron volar, testimonios sin duda mentirosos sostenidos en parte por la ignorancia, pero en mucho por la avaricia, ya que quienes denunciaban, al igual que en la Alemania Nazi cuando evidenciaban a judíos, se quedaban con sus bienes y propiedades, ello, después de deducir los gastos y costos de jueces y verdugos que también lucraban con la muerte ajena; en otras palabras, la religión sí, la ignorancia también, pero sobre todo la envidia y el interés de quedarse con las cosas de los denunciados eran el motivador de las acusaciones, avaladas por autoridades que lucraban con la ignorancia, el infundio y la mentira.
Otro dato que llamó mi atención, fue que la mayoría de los acusados y acusadas, porque también aunque en menor proporción se acusaba a hombres de brujería, no lo fueron por la religión católica y su criminal inquisición, sino por el protestantismo, es decir, sea chana o Juana, las religiones manipulan por intereses muy terrenales, como el caso de las indulgencia$, gran negocio contra el que luchó Martín Lutero, que consistía (o consiste) en perdonar tiempo de castigo en el fuego divino a cambo de actividades piadosas a favor de la religión o de plano con el pago en cash para disminuir o cancelar castigos después de la muerte ¡Soberana idiotez! que durante años fue práctica común de mi religión Católica… En otras palabras, la mentira y el engaño sostenidos por el miedo a castigos eternos como estrategia para esquilmar incautos en las religiones, realizados hasta hoy por curas y ministros inmorales, no todos, pero si muchos.
Como dato impresionante, si bien con el tiempo, la ilustración y el conocimiento se acabó con el concepto de brujería en Europa, esta todavía persiste en pueblos del tercer mundo, en particular de África, con el mismo basamento: denuncia de vecinos o parientes, juicios sumarios, repartición de bienes y tortura y asesinato de inocentes para dar gusto a sociedades que con ignorancia, atribuyen sus miedos a eventos que no comprenden, de los que a alguien hay que culpar.
Cierro con la siguiente reflexión: dada la supina gansada característica de las raza humana, de la misma manera que el racismo está renaciendo en el mundo, países de primer mundo incluidos, la brujería tiene muchas posibilidades de volver, ya que, parafraseando a Albert Einstein: “Dos cosas son infinitas; el universo y la estupidez humana”… aunque de la primera no estoy seguro, terminaba diciendo… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador